A las 21 horas de ayer lunes 10 de noviembre se realizó el último debate presidencial previo a las elecciones del próximo 16 de noviembre, organizado por Anatel, quizás el más esperado para los candidatos de derecha que buscan acceder a la segunda vuelta.
Por el lado de la izquierda, es prácticamente un hecho que Jeannette Jara (Unidad por Chile) tiene el cupo asegurado para el balotaje.
Pero es en la vereda contraria donde existe la incertidumbre de si quien compita con la ex ministra del Trabajo será José Antonio Kast (Partido Republicano), Johannes Kaiser (Partido Nacional Libertario), Evelyn Matthei (Chile Vamos) o incluso Franco Parisi (Partido de la Gente).
Y lo cierto es que, si bien el debate fue mucho más atractivo que los anteriormente televisados, ninguno de los exponentes de la derecha tuvo una performance que permita decir que tiene asegurado el cupo para la segunda vuelta.
Matthei mostró cosas pero parece ser muy tarde para ella.
Uno de los puntos altos que tuvo es que mientras sus contendores utilizan conceptos como ‘crimen organizado’ o ‘narcoterrorismo’ a la hora de hablar de seguridad pública, la ex alcaldesa de Providencia fue la única del bloque que atacó directamente al Tren de Aragua.
Por ejemplo, uno de los puntos altos que tuvo es que mientras sus contendores utilizan conceptos como ‘crimen organizado’ o ‘narcoterrorismo’ a la hora de hablar de seguridad pública, la ex alcaldesa de Providencia fue la única del bloque que atacó directamente al Tren de Aragua.
En esta misma línea, otro momento relevante fue cuando lanzó una indirecta a Kast a propósito del acto de campaña en el cual el republicano se escondió detrás de un vidrio blindado, con lo cual Matthei lo posicionó como alguien que tiene más miedo que los otros candidatos.
Matthei recurrió también a uno de sus principales insumos durante esta campaña: ser la heredera política de Sebastián Piñera. Al fallecido ex presidente lo mencionó en su discurso final y además en medio del debate aludió al ex ministro de Salud, Enrique Paris, como también a la ex subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza, buscando dar una señal de que en su eventual gobierno hay gente con experiencia en temas complejos como la pandemia del coronavirus.
El que de acuerdo a las encuestas tiene las principales chances de llegar a segunda vuelta es José Antonio Kast.
El líder del Partido Republicano sabe bien que no debe pelear con quienes vienen más abajo, por tanto su estrategia fue confrontar solamente a Jeannette Jara, intentado dar una señal de que la segunda vuelta ya es un hecho entre ambos.
El líder del Partido Republicano sabe bien que no debe pelear con quienes vienen más abajo, por tanto su estrategia fue confrontar solamente a Jeannette Jara, intentado dar una señal de que la segunda vuelta ya es un hecho entre ambos.
Sin embargo, en esto, su discurso no fue distinto al que venía mostrando desde el primer debate televisado. Se centró en su programa y criticó al gobierno de Boric y la participación de Jara en éste como ‘ministra del desempleo’, concepto que utiliza desde hace meses.
El republicano también evitó responder las preguntas incómodas, no entró en confrontación con Matthei y además no contestó claramente cuándo se le preguntó sobre qué haría si fuera presidente en temas como eliminar la despenalización del aborto en tres causales o si indultaría a violadores de derechos humanos, lo cual también deja la interrogante de si en realidad no lo confirma porque efectivamente es parte de sus planes.
Con todo esto Kast se vio un tanto irrelevante, porque su socio del Partido Nacional Libertario, Johannes Kaiser, mostró un personaje mucho más carismático a los ojos del votante de derecha.
Con todo esto Kast se vio un tanto irrelevante, porque su socio del Partido Nacional Libertario, Johannes Kaiser, mostró un personaje mucho más carismático a los ojos del votante de derecha.
Por ejemplo, al ser consultado si apoyaría una invasión de Estados Unidos a Venezuela, respaldó la idea y argumentó que gracias al país hoy gobernado por Donald Trump se logró terminar con el régimen nazi en Alemania. En tanto, Kast si bien coincidió en estar de acuerdo, dejó una cuña más débil en la que le diría al mandatario norteamericano “proceda”.
Hoy el mundo vive tiempos de candidatos excéntricos, como el mismo Trump o Javier Milei en Argentina. Y en esto, Kaiser aprobó durante el debate. Sobre todo cuando al ser consultado sobre su opinión de la despenalización del aborto, señaló que “matar guagüitas no está dentro de nuestro programa”.
Parisi, por su parte, también mantuvo lo que ya venía mostrando en debates anteriores. Por ejemplo, insistió en el tema de crear un retiro de fondos de pensiones para que las mujeres puedan saldar sus deudas. Asimismo, reiteró la idea de eliminar el IVA para medicamentos.
Esto puede sonar tibio comparado con la performance de Kaiser, pero el candidato del Partido de la Gente le habla a un Chile que está fuera del radar de la élite, en la cual se incluyen las encuestas y los medios de comunicación, incluido este mismo. Por tanto, puede seguir sorprendiendo.
Esto puede sonar tibio comparado con la performance de Kaiser, pero el candidato del Partido de la Gente le habla a un Chile que está fuera del radar de la élite, en la cual se incluyen las encuestas y los medios de comunicación, incluido este mismo. Por tanto, puede seguir sorprendiendo.
Lo de Jeannette Jara fue interesante, dado que su situación es un tanto cómoda al estar prácticamente asegurada en segunda vuelta. Sin embargo, mostró cosas que estarían perfilando cómo será su estrategia de cara al balotaje.
No evadió confrontaciones con sus adversarios de la derecha, atacando en reiteradas ocasiones al bloque de republicanos y libertarios. En paralelo, cuando Marco Enríquez-Ominami y Franco Parisi hablaban de sus propuestas, la candidata asentía como validando esas ideas, lo cual es una señal clara de que para crecer, la ex ministra irá por esos votos para la segunda vuelta.
Asimismo, instaló un perfil poco común para cualquier mandatario al momento de ser consultada sobre quién sería su ministro o ministra de Seguridad Pública. A esto contestó que sería ella como presidenta la que lideraría la lucha contra la delincuencia. Algo que resuena bien para quienes buscan al Nayib Bukele chilensis.
En tanto, Marco Enríquez-Ominami tuvo el discurso adecuado, se enfocó principalmente en sus propuestas y en cuestionar la veracidad de las promesas de sus adversarios. Sin embargo, sigue cargando con el problema de ser percibido como un lobo solitario.
Esto último también es el problema de Harold Mayne-Nicholls, quien si bien sigue percibiéndose como el verdadero candidato de centro, no tiene un grupo político de peso que los respalde.
Esto último también es el problema de Harold Mayne-Nicholls, quien si bien sigue percibiéndose como el verdadero candidato de centro, no tiene un grupo político de peso que los respalde.
Además, su estilo ameno y centrado en una moralidad de cierta forma transversal, parece ser una mala fórmula para los tiempos actuales. Pero no así para el futuro.
En tanto, Eduardo Artés se mantuvo en la línea de siempre, la que para algunos es una izquierda añeja y que seguramente es el motivo que le impide crecer a puestos importantes en la carrera. Pero como suele ser, el candidato aporta datos reales que son opacados bajo la caricatura que se le ha hecho, por ejemplo, cuando mencionó que Chile se ha construido en base tomas, esto al hablar sobre los desalojos de campamentos.





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