En la tarde del 9 de julio de 2021 en el fundo Santa Ana Tres Palos, ubicado en el sector de Coi Coi, en la comuna de Carahue, fue ultimado por Carabineros Pablo Marchant Gutiérrez (28). Marchant, weichafe de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), en un acto de sabotaje en contra de la Forestal Mininco, fue abatido en circunstancias que aún no están claras. (Leer: Carabineros que mataron a Marchant se movilizaron ese día en una camioneta de forestal Mininco).
La causa que investiga estos hechos no ha prosperado. Es más, en estos momentos se encuentra desformalizada, es decir, el Ministerio Público no ha encargado ninguna diligencia para determinar las responsabilidades que cabrían a los funcionarios policiales que se encontraban esa tarde en el procedimiento. Por el contrario, el Cabo 1° Hugo Rodrigo Huenchuvil Antil y el Sargento 2° Eduardo Elías Mora Almendra se encuentran en servicio activo, según lo confirmó la institución a nuestro medio.
Interferencia se contactó con fuentes al interior de la Defensoría Penal Pública para verificar si ésta repartición se encontraba preparando la defensa de los carabineros implicados en los hechos, pero su respuesta fue que ellos no podían iniciar una argumentación mientras el Ministerio Público no imputara cargos en contra de los responsables de la muerte de Marchant.
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Fuentes de la fiscalía de La Araucanía confirman esta versión, informando que hasta ahora no hay ningún formalizado. Esto, según explican, “porque en términos generales, la evidencia hasta ahora reunida no permite sostener una imputación”.
Consultados por este medio, desde Carabineros de Chile señalaron que la causa se encuentra judicializada y actualmente hay una investigación administrativa abierta por la institución.
“Cuando asumí la causa me di cuenta que había pasado un año de la muerte de Pablo y no contábamos con las 146 fotografías que tienen que venir anexadas en el protocolo de autopsia. Tampoco contábamos con la radiografía del cráneo o de su cabeza, elementos fundamentales para establecer un informe definitivo”, denuncia la abogada Cuevas.
La abogada querellante representante de la familia de Pablo Marchant, Patricia Cuevas Suárez, explicó a nuestro medio que "han pedido una serie de diligencias de investigación, las que han sido negadas. Solicitamos reuniones presenciales con el fiscal, para plantear los aspectos que consideramos irregulares dentro de la investigación y, también, para insistir en la realización de las diligencias que en algunos casos han sido rechazadas”.
Cabe recordar que ya desde 2021, el medio Resumen publicó "Tras recibir pericias tanatológicas: confirman que comunero Pablo Marchant fue ejecutado por Carabineros con un disparo en la cabeza". mientras que LaOtraDiaria, publicó que el pre-informe Metapericial Forense Criminalístico’, realizado por el tanatólogo Bernardo Morales, revelaría que el impacto de bala fue “con apoyo del cañón en el punto de entrada del proyectil balístico”.
Los vicios en el peritaje
Al no prosperar la investigación, la familia de Pablo Marchant contrató los servicios de la abogada Patricia Cuevas, quien presentó una querella para esclarecer los hechos. “Cuando asumí la causa me di cuenta que había pasado un año de la muerte de Pablo y no contábamos con las 146 fotografías que tienen que venir anexadas en el protocolo de autopsia. Tampoco contábamos con la radiografía del cráneo o de su cabeza, elementos fundamentales para establecer un informe definitivo”, denuncia la profesional.
A partir de este registro fotográfico, Cuevas solicitó al médico forense, doctor Luis Ravanal, que desarrollara un informe pericial que pudiera analizar y establecer una versión sobre lo ocurrido la tarde en que Carabineros mató al weichafe de la CAM. El resultado de la indagatoria arrojó que el impacto que mató a Marchant habría sido con apoyo de cañón en su cabeza, información que fue publicada por el medio El Ciudadano.
Este segundo informe forense de junio de este año, vuelve a indicar que Pablo Marchant fue ejecutado, el cual "apunta a que la herida mortal es concordante con un disparo de escopeta efectuado con apoyo mortal en forma inmediata, y atribuible a la acción de terceros", de acuerdo a lo publicado por El Desconcierto.
En ese contexto, conforme a lo explicado por Patricia Cuevas a Interferencia, otro dato que sería relevante en la investigación, es que la capucha que utilizaba Pablo Marchant ese día, no fue analizada, y además, que al momento de la pericia se habría lavado el cuerpo.
De acuerdo a lo informado por Patricia Cuevas a Interferencia, otro dato que sería relevante en la investigación, es que la capucha que utilizaba Pablo Marchant ese día, no fue analizada.
Así, según plantea el doctor Ravanal en su informe pericial, “el estallido de cráneo observado en el caso es consecuencia del efecto conjunto de la energía liberada por el ingreso de un proyectil conformado por una masa integrada por un taco y perdigones provenientes de un cartucho disparado por una escopeta en contacto con la cabeza, las cuales son lesiones típicas y concordantes con un disparo que se ha efectuado con el cañón apoyado sobre la cabeza”.
Para sostener esta tesis, el profesional describe el comportamiento del disparo de escopeta apoyado en la cabeza, cuyos efectos devastadores en un cráneo humano son consistentes con lo evidenciado por el set fotográfico. Además, detalla que se perdió parcialmente el taco de la munición y que buena parte de los perdigones no fueron recuperados para la investigación.
En la declaración voluntaria a la Policía de Investigaciones en dependencias de la Fiscalía Local de Carahue la madrugada del sábado 10 de julio de 2021, del Sargento 2° Eduardo Elías Mora Almendra quien acompañaba al cabo primero Hugo Rodrigo Huenchuvil Antil, indicó: “Respecto a las vainillas disparadas de las Uzi, esta las arroja hacia el costado derecho. Por mi parte, no recogí ninguna de las vainillas. Deben haber quedado en el barro existente en el lugar. Sin embargo, cuando se acordonó y se aisló el sitio del suceso, ya había llegado gente y siguió la circulación de vehículos por la parte no ocupada del camino”.
La abogada querellante cuestionó la pérdida de la vaina que dio muerte a Marchant: “Si él dice que le dispara a Pablo a tres o cuatro metros de distancia debió haber una vaina a esa distancia del cuerpo, pero no hay vainas a esa distancia, hay a siete metros. Si hubiese caído ahí, habría quedado enterrada porque había barro, no es pavimento o un viento que la haga desaparecer, entonces, ahí hay algo extraño. Esa vaina no está en la distancia en que el mismo funcionario dice que tendría que haber quedado”.
En el informe, Ravanal detalla que “la prenda destinada a capucha corresponde a una polera de algodón, negra, marca Olwer, sin talla visible…”, la cual no consta hubiese sido analizada, en circunstancias en que ésta era la primera barrera que recibió el impacto del proyectil de escopeta, lo que puede explicar la ausencia de los signos externos que acompaña al disparo con apoyo”.
Pablo Marchant, al momento de recibir los disparos, portaba una polera que cubría su rostro. Esta capucha se transforma en una de las principales evidencias para determinar las circunstancias en que fue muerto el weichafe. Según plantea el Dr. Luis Ravanal en su informe, esta prueba no fue analizada por el Servicio Médico Legal, incluso el facultativo advierte que solo fue descrita en una primera instancia donde se puntualizan detalles como el color y textura, pero no se habla sobre los daños posteriores al impacto balístico.
En el informe, Ravanal detalla que “la prenda destinada a capucha corresponde a una polera de algodón, negra, marca Olwer, sin talla visible [...], la cual no consta que hubiese sido analizada, en circunstancias en que esta era la primera barrera que recibió el impacto del proyectil de escopeta, lo que puede explicar la ausencia de los signos externos que acompaña al disparo con apoyo”.
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Asimismo, agrega que “no consta que ninguna de las prendas que fueron recuperadas del cadáver, particularmente las que cubrían el tórax (polerón, polera) hubiesen sido analizadas con el fin de detectar residuos de pólvora, así como tampoco la presencia de desgarros asociados con los múltiples impactos de perdigones que sufrió la víctima en hombro, brazo y hemitórax derechos. Incluso nadie explica, el origen del extenso desgarro anterior que presenta la polera”.
Esto lo corrobora la abogada defensora de la familia Marchant, quien además cuestionó los tiempos de entrega de las pruebas para su posterior análisis forense. “Nosotros lo pedimos hace bastante tiempo y nos llegó un oficio de que recién en febrero fue remitida la polera para el análisis. ¿Cuánto tiempo ha pasado?, ¿realmente van a permanecer todavía los residuos químicos y biológicos después de tanto tiempo? Eso significa que se perdió información relevante y valiosa producto de la acción de quienes están llamados a realizar una investigación seria y objetiva. Sin embargo, esta valiosa evidencia no habría sido entregada para análisis al personal de la Policía de Investigaciones de Chile por parte de los funcionarios del Servicio Médico Legal”, sentenció.
Otra de las dudas que manifiesta el perito forense de la posición querellante, apunta al lavado del cuerpo y la pérdida de evidencia fundamental para la investigación.
Asimismo, Patricia Cuevas señaló que “la acción de lavar implicaba hacer desaparecer restos de pólvora o de quemaduras que son finalmente los indicios o las señales que quedan cuando un disparo es con apoyo de cañón”.
“Era crucial la conservación de los tejidos íntegros para el análisis de los residuos de pólvora que pudiesen haber quedado alojados a nivel de la mastoides del hueso temporal derecho, sin embargo, en el caso como se expuso, zona en donde se alojaba el orificio de entrada con bisel interno fue lavada, lo que invariablemente conlleva a la pérdida de evidencia, como se ilustra en los registros fotográficos que dan cuenta de un antes y un después del lavado”, detalló Ravanal.
Asimismo, Patricia Cuevas señaló que “la acción de lavar implicaba hacer desaparecer restos de pólvora o de quemaduras que son finalmente los indicios o las señales que quedan cuando un disparo es con apoyo de cañón”.
A dos años de la muerte del weichafe de la CAM, Pablo Andrés Marchant Gutiérrez, las dudas sobre el proceso investigativo están latentes. Así lo hace sentir la abogada querellante de la familia, enfatizando que “nosotros queremos que se investigue seriamente y se persigan las responsabilidades por los delitos de tortura con resultado de muerte”.
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