Este artículo es parte del newsletter exclusivo La Semana del pasado viernes 05 de mayo de 2023, y ahora se comparte para todos los lectores.
En todas las guerras hay eventos extraños, cuya naturaleza se revela solo tiempo después, si es que eso pasa algún día.
En la guerra en Ucrania, uno de esos eventos es el ataque que sufrió el Kremlin -la ciudadela que históricamente resguarda el poder político ruso en Moscú- por medio de dos drones, uno de los cuales se estrelló contra la residencia oficial del presidente Vladimir Putin, a días de que el mismo Kremlin sea el escenario de la celebración del 9 de mayo, que conmemora la victoria soviética en la II° Guerra Mundial, la que tiene redoblado sentido simbólico dada la actual conflagración entre rusos y ucranianos.
El ataque no tuvo víctimas -rara vez Putin habita dicha residencia- y la versión oficial rusa no tardó en llegar una vez conocidos los hechos; se trata de un acto terrorista, ejecutado por Ucrania y aprobado por Estados Unidos, cuya respuesta tendrá lugar en el momento en que el liderazgo ruso lo considere adecuado.
Los rusos no dudaron, pues hay varias circunstancias que apoyan la idea de un ataque organizado desde Kíev. Según mencionan distintos canales de Telegram, son varios los altos oficiales ucranianos que han manifestado que Ucrania está lista para atacar objetivos en territorio ruso, y que no dudarán en emplear armas occidentales en hacerlo, además de la publicación por parte del servicio postal ucraniano de una estampilla conmemorativa del ataque, la cual fue reportada por el canal de Twitter del periódico ucraniano Kyiv Post.
Además, los servicios de inteligencia rusos no quedan bien parados con esto. Es posible que se cancelen algunas paradas del 9 de mayo en otras ciudades rusas, por temor a nuevos ataques, aunque se avisó que la de Moscú no se cancelará. También, todo el episodio recuerda el aterrizaje de un pequeño avión Cessna 172B en las inmediaciones de la Plaza Roja de Moscú, en mayo de 1987, cuyo piloto, el alemán Mathias Rust, humilló a todos los servicios de seguridad soviéticos, que no lo detectaron desde su ingreso a territorio de la Unión Soviética, desde Finlandia, sino hasta que llegó al corazón de la capital soviética. Algo que fue visto como una prueba de la decadencia del régimen y un antecedente directo de su fin.
Los servicios de inteligencia rusos no quedan bien parados con esto. Es posible que se cancelen algunas paradas del 9 de mayo en otras ciudades rusas, por temor a nuevos ataques, aunque se avisó que la de Moscú no se cancelará. También, todo el episodio recuerda el aterrizaje de un pequeño avión Cessna 172B en las inmediaciones de la Plaza Roja de Moscú, en mayo de 1987, cuyo piloto, el alemán Mathias Rust, humilló a todos los servicios de seguridad soviéticos.
También apoya la versión rusa el hecho de que -en la práctica- el territorio ruso ha sido atacado por Ucrania. Es algo de todos los días en las zonas fronterizas de Sumy y Járkov, pero también ha habido penetraciones profundas de drones ucranianos en territorio ruso, como fue el ataque a la base aérea rusa Engels en diciembre pasado. Esto, aunque hay versiones que dicen que los drones que atacaron el Kremlin fueron operados por los servicios de inteligencia ucranianos desde territorio ruso y no lanzados desde Ucrania.
A eso se suman dos asesinatos en territorio ruso, en el que también se acusa a los servicios de seguridad ucranianos; el de la periodista Daria Dúguina, cuyo auto explotó cerca de Moscú en agosto pasado, y el del bloggero Maxim Fomin, a quien le enviaron una bomba en un café de San Petersburgo en abril pasado. Objetivos destinados a crispar los ánimos de los 'halcones' rusos, que claman por que Putin adopte medidas más duras y que son más críticos del estado militar de la Federación Rusa, según el politólogo ruso de oposición Kiril Shamiev. Algo que -a su juicio- coincide con la necesidad de escalar la ofensiva ucraniana.
Al respecto es interesante la entrevista de Shamiev en Meduza, un periódico ruso anti-Putin en inglés; "No sé de qué otra manera pueden escalar las cosas". El politólogo Kirill Shamiev sobre la explición más probable para el ataque con drones del Kremlin. En la entrevista, Shamiev apuesta entre un 65% y 70% de que fue el liderazgo ucraniano quien perpetró el ataque.
Esto, pese a que Estados Unidos, al menos de manera oficial, ha insistido en que la provisión de armas está restringida a ser usadas en territorio ucraniano, lo que incluye Crimea. Sin embargo, respecto de eso mismo, es The Washington Post el que ofrece un nuevo antecedente que respalda la idea de que el ataque fue de Ucrania. El 24 de abril pasado, el periódico estadounidense, que suele tener información de primera mano de la inteligencia de su país, publicó este artículo, firmado por Shane Harris e Isabelle Khurshudyan; A instancias de Estados Unidos, Ucrania suspendió los ataques contra Rusia del aniversario de la guerra, donde se da cuenta del liderazgo en esa tarea del mayor general ucraniano Kyrylo Budanov.
Por su parte, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, de visita en Finlandia, tampoco demoró mucho en exculpar a Ucrania del ataque, al decir que "nosotros no atacamos a Putin ni a Moscú, solo luchamos en nuestro territorio, defendemos nuestros pueblos y ciudades. No hemos atacado a Putin, lo dejamos para un tribunal". Luego, funcionarios de Kíev dieron dos versiones contradictorias respecto del ataque; una, que había sido un ataque de 'bandera falsa' ejecutado por Moscú, y otra, que había sido un ataque partisano de rusos opositores.
Estados Unidos también negó estar implicado en el hecho. "Vi la información. No puedo validarla, no lo sabemos. Tomaría cualquier cosa que salga del Kremlin con mucho cuidado", dijo Antony Blinken, el secretario de Estado de Estados Unidos. Eso mientras que el Institute of Study of War (ISW), un think tank ligado por vínculos familiares a Victoria Nuland, la subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos de los Estados Unidos, señaló que se trata de una escenificación rusa, destinada a crear condiciones políticas internas para una movilización general en miras a una exitosa contraofensiva ucraniana. Nuland es concuñada de Kimberly Kagan, fundadora y presidenta del ISW, una fuente recurrente en la cobertura de prensa occidental. Ambas mujeres son esposas de los hermanos Robert y Friederick Kagan.
Asimismo, los servicios de inteligencia occidentales piensan que un atentado de 'bandera falsa' es útil para el Kremlin, pues podría servir para persuadir a los líderes occidentales de que es irresponsable facilitar armas de largo alcance a Ucrania, tal como lo muestra este artículo de The Atlantic de Brynn Tannehill; Lo que los drones que atacaron al Kremlin revelan sobre la guerra en Ucrania.
La vida de Zelenski, hasta ahora, parecía resguardada. Esto pues en las negociaciones de paz en marzo del año pasado, Putin le garantizó que así sería al ex primer ministro israelí Naftali Bennett, quien trató de aproximar las partes a un alto al fuego.
El asunto es particularmente delicado, y supone un peldaño más en el escalamiento de las hostilidades, pues se trata de un acto de guerra -no hay que olvidar que Rusia no la ha declarado- que seguramente traerá repercusiones. Tal vez, la más grave sea un atentado contra la vida de Zelenski, tal como propuso Dmitri Medvedev, ex presidente y primer ministro ruso, y actual número dos del Consejo de Seguridad ruso: "Después del atentado terrorista de hoy, no hay otra opción que la eliminación física de Zelenski y de su camarilla", escribió en Telegram, quien ha tenido la función de realizar las declaraciones más amenazantes del liderazgo ruso durante la guerra.
La vida de Zelenski, hasta ahora, parecía resguardada. Esto pues en las negociaciones de paz en marzo del año pasado, Putin le garantizó que así sería al ex primer ministro israelí Naftali Bennett, quien trató de aproximar las partes a un alto al fuego.
“Pregunté, ‘¿qué pasa con esto? ¿Planea matar a Zelenski?’ Él dijo, ‘no mataré a Zelenski’. Entonces yo le dije, ‘tengo que entender que me está dando su palabra de que no matará a Zelenski’. Él dijo, ‘no voy a matar a Zelenski’”, contó posteriormente Bennett sobre las fracasadas negociaciones. Bennett dijo además que después había llamado a Zelenski para informarle de la promesa de Putin, lo que habría causado alivio y -una vez que fracasaron las conversaciones- un tono más beligerante en el mandatario ucraniano. “‘Mire, salí de una reunión, no va a matarle’. Él preguntó, ‘¿está seguro?’. Le dije ‘al 100% que no le matará’”. El diálogo lo recoge en español CTXT en este artículo de Fabian Scheidler; “Ambas partes deseaban fervientemente un alto el fuego”.
Respecto de lo que viene es interesante el artículo de Scott Ritter en Sputnik; El Gobierno de Zelensky ahora es un blanco legítimo, donde el autor argumenta; ""Descubriremos si se trata de un grave error de cálculo, porque nuevamente tenemos que volver a lo que comenzó: dos drones impactaron en el Kremlin, y les puedo garantizar que si dos drones impactasen en la Casa Blanca, las personas que habrían perpetrado ese ataque dejarían de existir. Ese es probablemente el futuro del gobierno de Zelensky".
De todos modos, la amenaza de Medvedev causó impacto inmediato en la agenda de Zelenski, quien canceló -de momento- el viaje que tenía pensado hacer a Alemania, luego de que la prensa alemana publicara detalles de su itinerario, algo que -a partir del actual contexto- comprometería su seguridad.
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