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Lunes, 19 de Mayo de 2025
Exclusivo

'El portafolio de Dios': los negocios de la elite financiera con la Iglesia católica en el best seller 'Todo legal'

Carlos Tromben
Ignacio Schiappacasse

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Sebastián Piñera, Francisco Errázuriz (Schoenstatt), Renato Poblete (Jesuita).
Sebastián Piñera, Francisco Errázuriz (Schoenstatt), Renato Poblete (Jesuita).

INTERFERENCIA presenta un capítulo de Todo legal -libro de Carlos Tromben e Ignacio Schiappacasse, de la Fundación por la Transparencia- que trata sobre cómo se enriquecieron los grandes ricos chilenos- donde se aborda los vínculos tejidos por el Opus Dei, los Legionarios de Cristo y los jesuitas con Sanhattan desde el fin de la era del cardenal Raúl Silva Henríquez.

“Lo primero que tenemos que hacer es definir un proyecto de país que nos interprete, nos entusiasme y nos dé fuego en el corazón y luz en la mirada, como decía San Ignacio”.

La frase no proviene de un obispo ni de un sacerdote, sino de un político y empresario financiero. La pronunció Sebastián Piñera durante una entrevista con Raquel Correa, a mediados de 1996. 

Antes que él, la metáfora del fuego en el corazón ya la había usado José Piñera para referirse a las AFP. “La libertad es un fuego que templa e invita a la superación  […] El nuevo sistema iba a fundarse en la libre elección, no en los cautiverios previsionales del pasado”, escribió en su libro El cascabel al gato.

Educado en un colegio confesional, el Verbo Divino, Sebastián Piñera es un católico practicante y entre sus colaboradores más cercanos hay varios egresados del colegio San Ignacio, perteneciente a la compañía de Jesús. El espíritu misional ha estado siempre presente en su retórica como político. Como presidente haría costumbre cerrar sus discursos con un “Que Dios bendiga a Chile”.

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La relación entre religión y dinero, o más específicamente entre finanzas y religión, precede en muchos siglos al empresario–político. 

Los templos de la Grecia Antigua fueron los primeros emisores de moneda metálica, y la masa monetaria original fue el espejo de lo que los fieles entregaban en sacrificio al dios o diosa tutelar de la polis. 

Estas monedas de plata, con el perfil de Atenea, Apolo o sus encarnaciones animales (la lechuza, la tortuga o el delfín) reflejaban la piedad de los fieles, pero también lo que anticipaba el oráculo respecto de las cosechas y la marcha general de la polis. Examinando las entrañas de animales sacrificados, los sacerdotes buscaban pistas del futuro, de una manera no tan diferente en su esencia a la labor de los economistas modernos. 

En el evangelio según San Mateo, Cristo separa la esfera secular de la religiosa a través del símbolo de una moneda de curso legal, acuñada con el busto del César. Durante siglos la iglesia y los papas mantuvieron esta línea. El pensamiento oficial de la iglesia a partir del medioevo fue la escolástica de Santo Tomás de Aquino, que concebía al mundo y al universo como entidades inmutable y fijas en el tiempo. Lo mismo corría para las instituciones y las relaciones sociales. Las finanzas eran una labor vil y el préstamo a interés un pecado, una herejía que se practicaba en los márgenes de la sociedad. 

Si el protestantismo supuso una apertura en Europa del Norte a estas y otras innovaciones, la aparición y consolidación del capitalismo financiero fue una abominación que implicaba la mercantilización de todo. Esto explica por qué papas reaccionarios y antimodernos como Pío IX y sus sucesores hayan sido también críticos del capitalismo. 

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Para la polis financiera, los sacerdotes ya no son el oráculo y guía de sus de sus decisiones. Los economistas han sustituido las entrañas de las bestias por estadísticas y modelos matemáticos. Pero la religión y la caridad siguen teniendo un rol central para la polis financiera.

“La figura del sacerdote puede llegar a tener un control muy fuerte sobre las personas”, señala el escritor y periodista Oscar Contardo. 

Autor del libro Rebaño, en el que investigó los abusos sexuales y de poder de la iglesia católica en Chile, Contardo examina en detalle el rol de la confesión, una interacción íntima entre sacerdote y creyente en el que, a pesar de los mecanismos que tiene la propia iglesia para evitarlo, termina operando lo que los psicólogos llaman transferencia. Tal como un terapeuta laico con su paciente, el sacerdote deviene un objeto de deseo subconsciente del fiel. En muchas ocasiones el propio sacerdote no solo es consciente de esta situación, sino que se aprovecha y abusa de ella.

“En el caso de la gente rica-rica, particularmente en América Latina y en países con niveles de desigualdad muy grandes, funcionan otros dos elementos: la culpa y el miedo al otro”, advierte Contardo. “El miedo a que los otros te vayan a quitar tu casa, tus tierras, todo. El cura maneja eso a través de muchos mecanismos, pero sobre todo de la beneficencia”.

En el caso de la polis financiera, se produjo en los años noventa una sutil mutación. Atrás quedaron los días en que el equipo de Sergio De Castro y los Chicago Boys eran objeto de una severa crítica moral por parte de la conferencia episcopal chilena. La generación del cardenal Raúl Silva Henríquez tenía por visión económica la doctrina social de la iglesia. Su vehículo político era la Democracia Cristiana y su expresión práctica, la redistribución de la riqueza a través del Estado y las organizaciones intermedias.

Un actor relevante en este cambio de discurso y de práctica correspondió a Francisco Javier Errázuriz Ossa hoy cardenal emérito. Antes de ingresar al sacerdocio, Errázuriz tenía el mismo perfil que cualquier miembro de la futura polis financiera. De origen aristocrático y estudios en el Verbo Divino, pudo haber sido un ingeniero de la Universidad Católica con posgrados en Estados Unidos y haber hecho carrera como ejecutivo o director de bancos y AFP. 

Durante los años de Silva Henríquez la iglesia creó muchas instituciones de corte social, cooperativas y centros de formación técnica para obreros y campesinos. Fueron complementarias e incluso colaborativas con la reforma agraria y otras políticas públicas.

La iglesia católica llegó incluso a contar con instituciones como la Financiera de Interés Social (Fintesa). En 1983 Fintesa se convirtió en el Banco del Desarrollo, que operó como banco orientado hacia sectores medios y Pymes. 

Ese discurso y esta práctica fue completamente borrada en los años noventa. En su lugar, los sucesores de Silva Henríquez comenzaron a cerrar vicarías, aislar a los sacerdotes progresistas y empoderar a otros cercanos a la elite empresarial y financiera. El Banco del Desarrollo fue vendido a sus propios ejecutivos en 1996 y más tarde fue comprado por Scotiabank.

Un actor relevante en este cambio de discurso y de práctica correspondió a Francisco Javier Errázuriz Ossa hoy cardenal emérito.

Antes de ingresar al sacerdocio, Errázuriz tenía el mismo perfil que cualquier miembro de la futura polis financiera. De origen aristocrático y estudios en el Verbo Divino, pudo haber sido un ingeniero de la Universidad Católica con posgrados en Estados Unidos y haber hecho carrera como ejecutivo o director de bancos y AFP. 

Errázuriz prestó su apoyo para consolidar la influencia del sacerdote Fernando Karadima y su parroquia de El Bosque, a la que acudían decenas de familias de clase alta con sus hijos adolescentes. Con Karadima las autoridades de la iglesia buscaron dejar a atrás los años de compromiso reformista y adaptarse a los nuevos tiempos. Terminaría sepultándolos.

Vanidoso y manipulador, el “curita santo”, como se le llegó a conocer, logró armarse de una poderosa red de benefactores en el empresariado y en la polis financiera. El más emblemático de todos fue Eliodoro Matte. El presidente de la CMPC, director del Banco Bice y alguna vez de la AFP Summa, llegó a entablar una relación estrecha con el sacerdote abusador. 

Según el libro Acusamos, escrito por tres de las víctimas de Karadima, “a mediados de los años ochenta, un entonces joven Eliodoro se había enamorado de una secretaria de la CMPC. Esta asistente era Pilar. El problema era que ella estaba separada de un primer matrimonio, y fue ahí cuando Karadima usó sus contactos para lograr que la mujer, una estricta creyente católica, obtuviera su nulidad religiosa para esposarse con uno de los hombres más ricos y poderosos de Chile”. (1)

Cuando surgieron las primeras denuncias por abuso sexual en contra de Karadima, la red que este había tejido reaccionó de manera brutal. Los acusadores fueron vilipendiados y desacreditados públicamente, incluso insultados a través de redes sociales y grupos de WhatsApp. 

Eliodoro Matte escaló la apuesta y pidió audiencia con el fiscal nacional Sabas Chahuán. Según el libro, “el jefe del Ministerio Público ya había dado ciertas señales que animaban a la iglesia. Así, a solo una semana de iniciada la investigación de Armendáriz, Chahuán afirmó a la prensa: «no creo que haya encubrimiento por parte de la iglesia, hay un procedimiento eclesiástico». (2)

Karadima logró zafar de la justicia ante la primera arremetida en su contra. Eliodoro Matte lo invitó a pasar el mal rato en su mansión en la playa, cerca de Los Vilos. 

Pero las víctimas volvieron a la carga y entablaron una demanda civil contra la iglesia católica que terminaron ganando tras años de tramitaciones y reveses. El arzobispado de Santiago fue condenado por encubrir los crímenes del sacerdote abusador y debió pagar una importante compensación monetaria a sus víctimas.

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Los miembros de la polis financiera practican la fe desde la cuna. Antes de nacer, incluso. Muchos estudiaron en colegios confesionales como el Verbo Divino, el San Ignacio o el Saint George’s. Primeras comuniones, confirmaciones, bodas con sacramento, bautizos y misas fúnebres forman parte integral de sus vidas como las reuniones de directorio.

Tres órdenes religiosas de distinto signo (y antigüedad dentro del catolicismo) han recibido la mayor proporción de donaciones durante los años de oro de la polis: la Compañía de Jesús, el Opus Dei y los Legionarios de Cristo. 

El epicentro de esta influencia es la educación. Las tres órdenes son dueñas de colegios y universidades privadas desde donde la polis recluta sus cuadros.

La más antigua de estas tres órdenes es, por cierto, la Compañía de Jesús. Desde su retorno al país tras su expulsión durante la colonia, los jesuitas fundaron una red de colegios particulares pagados. 

En los años 30 y 40 comenzó a producirse una sutil mutación del discurso y la praxis jesuita desde la formación de las elites hacia la caridad activa y el reformismo social. Se ha señalado el protagonismo del sacerdote Alberto Hurtado en un espíritu de cruzada contra la pobreza y la exclusión, que caracteriza a la orden desde entonces. Sin embargo, los primeros experimentos sociales modernos de los jesuitas no tuvieron lugar en América Latina, sino en Europa y particularmente en las áreas industriales de Francia y Bélgica, donde comenzaron a formarse sindicatos católicos que salieron a disputarle la representación obrera a los partidos de izquierda.

En Europa del Este, en ausencia de un sector industrial relevante, los jesuitas centraron su actividad redentora en los campesinos. El jesuita húngaro Töhötöm Nagy formó Kalot, el primer sindicato agrícola del país, enfrentándose a latifundistas y obispos reaccionarios que terminarían volviéndose en su contra tras la segunda guerra mundial y la instauración del régimen comunista. (3)

Los jesuitas chilenos iniciaron un periplo similar tras la muerte de Alberto Hurtado. La cuestión social los llevó a abrazar el reformismo democratacristiano para luego radicalizarse en un apoyo explícito a la candidatura de Salvador Allende en 1970. 

Durante aquellos años pasaron a ser sinónimo de “curas rojos” y promotores de la reforma agraria, mote que se prolongó y reforzó durante la dictadura, cuando la iglesia en su conjunto se jugó por la defensa de los perseguidos. Pese a ello, las élites siguieron enviando a sus hijos a los colegios jesuitas, y varios de sus egresados terminaron siendo miembros emblemáticos de la polis financiera. (4)

Uno de los más dinámicos promotores de un acercamiento entre los jesuitas y el empresariado fue el sacerdote Renato Poblete Barth (1924–2010). Nacido en Antofagasta y criado en Bolivia, conoció a Alberto Hurtado en los años 40 e ingresó a la Compañía de Jesús. 

En los años 80, como capellán del Hogar de Cristo, Poblete instauró las llamadas “cenas de pan y vino”, un encuentro destinado a recaudar fondos para esta institución de caridad creada por Alberto Hurtado. Según la periodista Andrea Lagos, Poblete copió la idea de Colombia en el momento clave y “tuvo la astucia de congregar a los que tenían que estar en su mesa: los empresarios, los famosos, los militares y los opositores a Pinochet”. (5)

Poco a poco fue creciendo la lista de invitados que concurrían, chequera en mano, a estos encuentros. Poblete fue ganando un poder indiscutible por su creciente cercanía con los hombres más poderosos del país, a tal punto, que ofició de mediador y mensajero entre la familia Edwards y el FPMR durante el secuestro de Cristián Edwards del Río. 

Poblete creó también la Fundación Alberto Hurtado y publicó a través de ella un libro sobre el sacerdote, hoy descatalogado y prácticamente inencontrable. Tal era su prestigio transversal que el libro llegó a los casilleros de todos los senadores elegidos y designados de la primera legislatura de la democracia. De este libro citó Sebastián Piñera las palabras de cierre de su discurso en 1992 en homenaje al jesuita.

Piñera era un participante activo de las cenas de pan y vino y al año siguiente invitó a Poblete a formar parte del primer directorio de la Fundación Futuro, creada en 1993 para desarrollar proyectos sociales y educativos. Lo sucedió, en el mismo cargo, el sacerdote Fernando Montes, rector de la Universidad Alberto Hurtado.

Según un artículo de El Mercurio, parte de los recursos de la orden y de una serie de “organizaciones de caridad” fueron entregados en gestión a Moneda Asset. El fideicomiso ciego de Sebastián Piñera y la labor social de la Compañía de Jesús están en las mismas manos. 

Entre los cercanos a Piñera la lista de ignacianos es robusta. Su hermana Magdalena Piñera Echenique forma parte del consejo editorial ampliado de la revista Mensaje, órgano oficial de la Compañía de Jesús. José Cox Donoso, representante de Piñera en todos los directorios de empresas en que ha invertido, ha presidido también la Comisión de Financiamiento de la Conferencia Episcopal y se le sindica como uno de los pilares de las relaciones entre la Iglesia Católica y los grandes empresarios. Otro es Pedro Pablo Díaz, amigo cercano de Piñera, ejecutivo de empresas multinacionales y hermano del sacerdote Luis Antonio Díaz, secretario del cardenal Raúl Silva Henríquez durante casi dos décadas y párroco de La Dehesa desde comienzos de la década de los 90. 

Según un artículo de El Mercurio, parte de los recursos de la orden y de una serie de “organizaciones de caridad” fueron entregados en gestión a Moneda Asset (6). El fideicomiso ciego de Sebastián Piñera y la labor social de la Compañía de Jesús están en las mismas manos. 

En septiembre de 2009 Renato Poblete recibió de la presidenta Michelle Bachelet el premio bicentenario. “Espero que los pobres sean prioridad”, dijo en la ocasión. Estaba gravemente enfermo y Piñera en persona lo llevaba a la consulta médica. Falleció el 18 de febrero de 2010, días antes del terremoto y de que el propio Piñera lo nombrara capellán de la Moneda.

El presidente electo declaró: “Estoy profundamente golpeado, dolido, triste y conmovido por la muerte del padre Poblete, pero también contento porque para mí él fue un santo y sé que está descansando en el cielo”.

Amigo y confidente, según las propias palabras de Piñera, Poblete se llevó los secretos de ambos a la tumba, pero los propios sobresalieron al cabo de algunos años.

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El Opus Dei se ha situado en la esquina opuesta de la Compañía de Jesús. Llegó a Chile a inicios de la década del 70 procedente de su cuna en la España franquista.

La relación de “la obra” con el mundo financiero ha sido explícita desde sus orígenes. Varios supernumerarios han sido directores y altos ejecutivos de grandes bancos españoles como Mariano Navarro Rubio, presidente del Banco Popular, ministro de Hacienda y gobernador del Banco de España durante Franco, o Rafael Termes, presidente de la Asociación Española de la Banca durante la transición democrática. (7)

Al igual que los jesuitas, el Opus Dei es un número fijo de todas las teorías y novelas conspirativas. Sin embargo, su relación con el Instituto de Obras para la Religión, también conocido como el Banco del Vaticano, no tiene nada de ficticia. Ettore Gotti Tedeschi, banquero vinculado al Opus Dei, fue presidente del banco durante los agitados días que precedieron la renuncia del papa Benedicto XVI. 

En Chile los hermanos Fernando y Carlos Larraín Peña fueron de sus primeros miembros vinculados con el mundo de la banca, los fondos mutuos y la intermediación financiera. 

La implantación del Opus Dei en la banca local es sólida. Entre los nombres emblemáticos están Mauricio Larraín, expresidente del Banco Santander en Chile, Luis Enrique Yarur Rey, presidente del Banco de Crédito e Inversiones, Eduardo Fernández León y José Antonio Garcés, de Consorcio Financiero. 

Yarur es uno de los principales financistas de la Universidad de Los Andes. Según un artículo publicado por La Nación de junio de 2008, “Yarur aportó personalmente $777 millones y el banco donó otros $194 millones”.

Junto a Leonidas Vial, los Fernández León fundaron la inmobiliaria FFV, que transformó el somnoliento barrio El Golf en un centro de negocios y epítome arquitectónico de la polis financiera.  

Si los jesuitas apoyan al progresismo y mantienen canales fluidos con la centroderecha, los opus se identifican sin matices con la derecha conservadora y pinochetista. Pero la brecha entre ambos no se reduce a una cuestión política. 

El relato que instala el Opus Dei en las élites está “el trabajo” y su diferencia con los jesuitas es que le asignan una legitimidad total y absoluta a la riqueza proveniente de él. No hay espacio para la culpa ni para la crítica. Que dicha riqueza (la de un Yarur o de un Fernández León) sea la contracara de la desigualdad no es tema. 

Provenientes de México, los Legionarios de Cristo tuvieron también un rápido ascenso gracias a la participación activa de numerosos miembros de la polis financiera.

Otro legionario emblemático es Fernando Barros Tocornal, el abogado preferido de la polis financiera. Artífice de los esquemas elusivos (las empresas zombi), Barros saltó a la fama por encabezar la defensa de Augusto Pinochet durante su procesamiento en Londres. Hoy figura en la junta de administración del fideicomiso ciego de Sebastián Piñera.

Uno de ellos fue Pablo Baraona, miembro emblemático del primer equipo de Chicago Boys. Concluido su paso por el Estado, Baraona contribuyó a la fundación de la Universidad Finis Terrae.

La familia Matte, incluyendo a Eliodoro y su hermana Patricia, abrazaron la religiosidad ultraconservadora de los legionarios sin prestar oídos a las denuncias de abuso y perversidad sexual en contra de su fundador Marcial Maciel. El encubrimiento provenía del propio Vaticano y del papa Juan Pablo II.

Otro legionario emblemático es Fernando Barros Tocornal, el abogado preferido de la polis financiera. Artífice de los esquemas elusivos (las empresas zombi), Barros saltó a la fama por encabezar la defensa de Augusto Pinochet durante su procesamiento en Londres. Hoy figura en la junta de administración del fideicomiso ciego de Sebastián Piñera. 

Dos sacerdotes fueron responsables de la expansión patrimonial de la orden en Chile, el mexicano Luis González y el irlandés John O’Reilly, apodado “el cura favorito de la elite”. El epicentro de su influencia radicaba en el colegio Cumbres, donde llegaron a tener sus hijos Jorge Andrés Saieh, presidente de CorpBanca y Copesa, el propio Barros Tocornal y la plana mayor de la UDI.

Según un artículo publicado por La Tercera, varios sacerdotes chilenos escucharon a O’Reilly decir que “existen curas con vocación para los pobres y hay curas con vocación para los ricos. Yo soy de estos últimos”.

Según el mismo artículo, el sacerdote se jactaba de pasar el fin de semana “en la casa de Zapallar de Eliodoro o de volar en el helicóptero de Agustín”. (8)

***

 

En menos de diez años, todas estas figuras emblemáticas de la iglesia católica fueron cayendo en desgracia. Una por una vieron cómo sus abusos sexuales salían a la luz pública, mientras sus leales organizaban una defensa tan decidida como inútil. 

Cuando O’Reilly fue acusado de abuso sexual reiterado contra una menor de seis años, sus leales pagaron un inserto a dos páginas completas en El Mercurio y La Tercera con una lista de más de mil de nombres. Entre ellos figuraban miembros emblemáticos de la polis financiera como José Ramón Valente y Herman Chadwick Piñera. (9)

“Quienes firmamos esta carta damos fe de haber sido testigos de las obras del padre John O’Reilly al servicio de Dios, y no podemos callar frente al dolo infinito de un hombre inocente imputado del más vil de los delitos”.

La estrategia para neutralizar la ofensiva sobre Karadima fue igual de brutal. Sus acusadores recibieron toda clase de presiones, descalificaciones e insultos. 

Sin embargo, más allá de la acción de una red de fanáticos (¿o de ingenuos?) con apellidos vinosos, las acusaciones calaron hondo en el mundo católico. La primera señal fue el nombramiento y ratificación de un protegido de Karadima, Juan Barros, como obispo de Osorno. La indignación de la comunidad católica de esa ciudad fue el prólogo de lo que viviría en enero de 2018 el propio papa Francisco durante su visita a Chile.

Durante el trayecto desde el aeropuerto de la capital chilena a la Nunciatura Apostólica en el barrio Providencia, había más periodistas que feligreses para recibir al Papa.

Fue un verdadero fiasco. Calles semivacías, misas que convocaban a una fracción del número esperado de feligreses, números que no cuadraban con las imágenes aéreas transmitidas por drones y que los organizadores lanzaban nerviosamente. «La gira en Chile del Papa se convierte en la peor de sus cinco años de pontificado», tituló el diario argentino Clarín. 

De regreso a Roma, un furioso pontífice exigió respuestas y nombró a dos sacerdotes expertos en abuso sexual para investigar a fondo el caso Karadima. Sus conclusiones fueron apabullantes, un antes y un después.

En 2019 se supo que el Renato Poblete ejerció “abuso sexual, de poder y de conciencia”, además de otros delitos, sobre veintidós mujeres, cuatro de las cuales eran menores. Las denuncias llevaron a retirar su nombre de un parque ubicado en la comunidad de Quinta Normal e inaugurado en 2015. Lo mismo ocurrió con la estatua emplazada en el lugar, que lo representa de sotana, con los brazos abiertos.

El Opus Dei, que hasta ese momento había pasado desapercibido, tuvo su propio debut en la galería del escándalo con el caso de Partricio Astorquiza Fabry, investigado por abusos sexuales también contra menores de edad.

Todos estos casos precedieron el estallido de octubre de 2019 y relegaron a la iglesia a un rol secundario, sin voz ni postura ante los cambios sociales y políticos que comenzaron a sucederse en el país. Incluso se podría argumentar que los escándalos privaron a la polis financiera de un aliado estratégico, dotado del suficiente poder comunicacional como para defenderla en el momento de máxima necesidad.

 

 

(1) Juan Carlos Cruz, James Hamilton & José Murillo (2020) “Abuso y Poder: Nuestra Lucha contra la Iglesia Católica”. Santiago, Chile: Debate, p. 127

(2)  Ibid., p. 128

(3) Töhötöm Nagy (1963) “Jesuitas y Masones”. Buenos Aires: Imprenta Danubio.

(4) Otros miembros de la polis formados por los jesuitas son Felipe Larraín, ministro de Hacienda de Piñera; el empresario de la construcción Fernando Echeverría (Echeverría Izquierdo); el empresario José Said (Banco BHIF-BBVA, Parque Arauco) y varios fundadores y miembros del directorio de Moneda Asset: Sergio Undurraga, José Musalém Sarquis, Raimundo Valenzuela Lang y Rodrigo Vergara Montes, expresidente del Banco Central.

(5) La Tercera, “La caída de los curas de la élite”, 11 de agosto de 2019. Disponible en línea.

(6) El Mercurio, 1 de junio de 2014, p. B2.

(7) El Banco Popular fue una de las víctimas de la desatada especulación inmobiliaria que hundió la economía española en 2011. Tras algunos años intentando sobrevivir, el Popular fue finalmente declarado insolvente en junio de 2017 y absorbida su cartera por el Banco Santander. Entre los accionistas damnificados por la operación había no solo miembros connotados del Opus Dei, sino un par de banqueros latinoamericanos entre los que se contaban Andrónico Luksic.

(8) La Tercera,.”La caída de los curas de la élilte”, 11 de agosto de 2019. Disponible en línea.

(9) Otros nombres ligados a la polis financiera son: Rafael Tagle Fernández (representante de clientes institucionales en Moneda Asset), Julio Pellegrini Vial (abogado y director de Enel), un número significativo de directores y ejecutivos del grupo Matte partiendo por Jorge Matte Capdevilla, hijo de Eliodoro Matte, Patricio Claro Grez (director del Banco BICE), Juan Carlos Eyzaguire Echenique (BICE Inversiones y BICE AGF), Arturo Fernández León (socio de la inmobiliaria FFV).



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Buenísimo. Gracias!!!

Exelente reportaje sobre la lacra eclesiastica, zanganos y parasitos de la sociedad.

Excelente reportaje , de una vez por todas destapando a los corruptos de la iglesia catolica y sus distintas pandillas (Opus dei , Jesuistas y legionarios de cristos)

el silencio mas grato de oír ha sido el de la iglesia católica chilena, estos dos últimos años.

Gracias por los reportajes, verdades verdaderas sin intención de cargar la balanza.

Excelente reportaje que hace posible descubrir las causas estructurales de la pobreza y también las causas estructurales de su manutención y reproducción.

Gracias por el interesante reportaje. Espero poder leer el libro pronto, felicitaciones por el trabajo.

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