El 22 de junio de 1983, mientras Karol Wojtyla –bajo la chapa de Juan Pablo II– visitaba su Polonia natal y alcanzaba el pináculo de su rol como actor político en la Guerra Fría, una adolescente de 15 años era secuestrada en algún lugar de Roma. Emanuela Orlandi salió de la escuela de música donde estudiaba flauta traversa, y en el camino a su casa fue abordada por alguien que la subió a un auto, tras lo cual desapareció sin dejar rastro hasta el día de hoy.
El acelerado montaje con que comienza este documental sobre la desaparición de Emanuela para presentarle el caso a quien no lo conozca –siendo el misterio policial sin resolver más conocido en Italia–, funciona también como un fidedigno trailer de lo que vendrá: una urdimbre de secretos sobre secretos, algunos de los cuales fueron develados por goteo con el paso de los años, torciendo las hipótesis y las investigaciones, pero siempre con el blanco finalmente puesto en el Vaticano.
Emanuela Orlandi salió de la escuela de música donde estudiaba flauta traversa, y en el camino a su casa fue abordada por alguien que la subió a un auto, tras lo cual desapareció sin dejar rastro hasta el día de hoy.
Claro, a esta altura sale gratis pegarle a la sede de la curia romana y al soberano de este Estado dentro del Estado italiano, quien gobierna su limitado territorio con la potestad de un monarca absoluto; y sale gratis porque la institución en cuestión lleva dos mil años custodiando y gestionando secretos propios y ajenos (aún se les llama confesiones), en un presente en que el hermetismo genera una saludable desconfianza.
Entonces, el caso en cuestión y la serie en cuestión se asumen chocando con un portón de silencio que viene forjándose desde hace milenios, pero que no por eso es infalible, como lo han demostrado los sucesivos escándalos por los casos de pedofilia, sodomía y por las filtraciones hacia la prensa, conocidas como “Vatileaks”. Es decir, la serie asume que está ante un dique, pero que este puede romperse –si hay suerte– con la ayuda de la propia serie. Hasta ahora no ha ocurrido así, pero eso no quita que estamos ante un producto que merece ser visto, y por muchas razones.
En primer lugar, están los voceros y testigos del caso: la propia familia de Emanuela, con foco en su hermano Pietro, dejando una sorpresa cuidadosamente puesta hacia el final. Periodistas, jueces, policías, mafiosos y buscafama completan el mosaico de personajes, en el que por cierto faltan las piezas negras que habitan y mandan en el Vaticano. Pero bueno, no quisieron dar su testimonio.
En segundo lugar, está el ritmo: ágil, pero sin marear; visualmente variado entre las imágenes de archivo, las fotos de Emanuela, los testimonios y las tomas actuales del Vaticano, que figura como un espacio abstracto y sin vida visible en las calles. Como un micromundo donde aplican otras reglas, especialmente para sus ciudadanos. Como era el caso de Emanuela.
La macroestructura de la serie opera de manera cronológica, ajustada además para que la exposición a este caso sea como sacar las capas de una cebolla. Primero está la tesis terrorista, donde se vincula el secuestro con el fallido intento de asesinato de Wojtyla y la demanda por la liberación del magnicida frustrado, Mehmet Ali Agca; después, el escándalo de lavado de dinero del Banco Ambrosiano y del Banco Vaticano, donde el secuestro de una ciudadana vaticana como Emanuela sería una vendetta de la mafia por dinero adeudado por parte de la iglesia y su lavadora de dólares.
Después, una tesis aún más compleja donde el secuestro estaría vinculado a otros secuestros, y finalmente una última donde Emanuela habría sido secuestrada por presenciar y padecer conductas impropias de un cardenal muy cercano al Papa. Una tesis por episodio, donde la entrega de información está dosificada al ritmo de la aparición de nuevos testimonios a lo largo de casi cuatro décadas de desaparición, y donde las sucesivas revelaciones y sus consecuencias arman un conjunto truculento, complejo. Que necesita atención y la merece.
La secuencia de estas tesis implica una constante reinterpretación de los hechos iniciales, que la serie muestra con raccontos visuales: imágenes ya utilizadas y que son traídas de vuelta para hacernos recordar, pero también para decirnos que pueden significar otra cosa. Que todo puede significar otra cosa tras el paso de ciertos años.
[...] Después, una tesis aún más compleja donde el secuestro estaría vinculado a otros secuestros, y finalmente una última donde Emanuela habría sido secuestrada por presenciar y padecer conductas impropias de un cardenal muy cercano al Papa.
Con esto, puede quedar la impresión, probablemente falsa, de que estamos ante un producto reiterativo, y por ende más largo que lo necesario para contar y mostrar lo que se propone. Efectivamente, la información general se podría contar en menos tiempo, pero esta serie de cuatro episodios se propone más que entregar información, y de hecho su gran éxito está en la capacidad de generar curiosidad y suspenso, incluso ante un caso tan divulgado como este. Incluso sabiendo que Emanuela no ha reaparecido.
El secretismo del Vaticano a este respecto puede parecer un inconveniente, pero la serie lo ocupa como un activo, como un contorno opaco donde todo es posible y del que esporádicamente salen destellos de luz. La prédica de Wojtyla en que deja entrever que él sabe quién secuestró a Emanuela y por qué. La enigmática respuesta de Bergoglio, ya fungiendo como Francisco I, tras reunirse con la familia de la joven: “Ella está en el cielo”, queriendo dar consuelo y a la vez confesando que lo saben todo y que tienen el poder de no decirlo.
Y la pregunta sigue siendo la misma: por qué. A medida que el documental se cierra, se cierra también el círculo sobre el Vaticano, pues todas las hipótesis planteadas, por disímiles que sean, terminan apuntando hacia allá. Y el mismo silencio del Estado Pontificio no hace más que alimentar la imaginación acerca de lo que pudo haberle pasado a la ciudadana vaticana Emanuela Orlandi, cuyo único pecado fue haber nacido en el lado equivocado de una muralla que se cierra todas las noches.
Acerca de…
Título original: The Vatican Girl: The Disappearance of Emanuela Orlandi (2022)
Nacionalidad: Reino Unido e Italia
Dirigido por: Mark Lewis
Duración: Una temporada de cuatro episodios
Se puede ver en: Netflix
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