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Lunes, 14 de Julio de 2025
[ContraTapa]

La dieta del monstruo

Ricardo Martínez

En Viña del Mar hay monstruos. Así lo dejan claro dos novelas escritas en los últimos años en Chile: Laguna de Álvaro Bisama y Detector de Metales de Carmen Duarte. Uno de esos monstruos es el que vive en la Quinta Vergara y que se alimenta de shows del Festival de Viña casi todos los años. Acá un recuento y un intento de explicación del fenómeno.

La arena de la Quinta Vergara -construida en una primera versión en 1967, luego demolida en 2001 y transformada en anfiteatro en 2002- es lo más parecido que existe, en este caso para los espectáculos musicales a La Bombonera, el legendario estadio de Boca Juniors en Buenos Aires. Tal como La Bombonera, la cercanía de las graderías que albergan al público con el escenario o la cancha, hacen como que se venga encima la audiencia y le dan un tono de intensidad emocional.

Nadie pisa el escenario de la Quinta Vergara ni el estadio de Boca sin temor y temblor: los asistentes pueden hacer picadillo a los participantes en minutos y sobrevivir artísticamente a ese paso es algo que se puede contar a los nietos.

Es por esas condiciones proxémicas -el término que se utiliza para determinar las interacciones que se dan entre las personas por las distancias que guardan entre sí en el espacio- que en algún momento a mediados de los setentas para el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar se apodó a ese público viñamarino, “El Monstruo”.

Y el nombre quedó.

Pero, ¿quién es El Monstruo y cómo se comporta?

Desde hace años diferentes personas, como Hernán Gálvez, que año a año desde 1966 iba actualizando su libro, La Gaviota de la Ilusión, han tratado de registrar las apariciones del Monstruo. Y la Wikipedia tiene un detalle pormenorizado de las irrupciones de este engendro del mal pop a lo largo de las décadas que se inicia en una presentación de Gloria Simonetti en 1968 y culmina -hasta ahora- con la humorista Belén Mora en 2023.

Quizá la mejor explicación del origen del Monstruo la ha dado Paulina Nin de Cardona en una cuña para el libro Mucha Tele (FCE, 2023) de Rafael Valle y Marcelo Contreras:

“Yo fui de público al  Festival de Viña desde los 11 años hasta el 78 o 79, en la galería. Abrían  las puertas a la una de la tarde.  Entonces estábamos hasta la corona  del calor, porque el sol te daba toda  la tarde. Estabas cagada de hambre,  no existían los puestitos de  hamburguesas. Si estabas ya  cansada cuando empezaba el  Festival, ¿tú crees que teníamos el  ánimo de aguantar a un tipo que  cantara mal? No, lo hacíamos  mierda con las pifias. Si a la  animadora la encontrábamos  ahueoná, la pifiábamos. Ese sí era un “Monstruo”: te comías al huevón que no te caía bien. Y era porque  estabas cabreado, porque no podías  pararte para ir al baño porque  perdías el puesto, te agarraban todos  para la palanca. Tenías que mentalizarte: llevar una bolsita con  sándwich, con la bebida, los diarios  para prender las antorchas… ¡Era  todo un cuento!”

Desde hace años diferentes personas, como Hernán Gálvez, que año a año desde 1966 iba actualizando su libro, La Gaviota de la Ilusión, han tratado de registrar las apariciones del Monstruo.

Otro elemento esencial para entender al Monstruo es la disposición de la parrilla diaria del Festival, en especial en los años ochenta. No era nada raro que una velada -póngase de 1984- estuviera integrada como shows por Ricos y Pobres, Hermógenes Conache, Massiel y… Titanic. Esta última, si la memoria no falla, era una banda absolutamente desconocida en Chile que vio el sobrino del alcalde en un paseo por Europa y, upa chalupa, los invitaron al evento, donde su único logro fue salir cada uno de sus cinco integrantes con una polera con las letras C-H-I-L-E.

Este tipo de incoherencias ochenteras eran pan de cada año en el Festival y una de las razones para que El Monstruo despertara y desde los años 2000 -cuando el Festival pasó sucesivamente por transmisiones televisivas de Canal 13 (2000-2006), Canal 13 y TVN (2007-2010), Chilevisión (2011-2018), y nuevamente Canal 13 y TVN (2019-2027)- dejó de suceder, al haber noches temáticas y por ello con audiencias homogéneas a diferencia de lo variopinto del público diario en las décadas previas.

Si se analiza los 43 artistas comidos por El Monstruo en la historia del Festival según lo que registra la Wikipedia se puede observar que 22 han sido humoristas y 21 cantantes.

Pero hay más. En un estudio cualitativo (2000-2008) a partir de la Base de Datos de Gaviotas y Antorchas 1960-2023 que hemos compartido en años anteriores en Interferencia y que registra todos los shows históricos, se puede trazar una dieta del Monstruo que tiene la siguientes características:

- El Monstruo se alimenta de preferencia los días jueves (dos ocasiones), viernes (tres ocasiones), sábado (dos ocasiones) y domingo (dos ocasiones); nunca los días de inicio (miércoles) ni cierre (lunes) del Festival.

- El Monstruo se alimenta de espectáculos intermedios; solo en una ocasión, Enrique Iglesias (Gaviotazo, 2000) lo ha hecho con un número inicial.

- El Monstruo prefiere consumir humoristas (seis ocasiones), solo los años 2000 (Enrique Iglesias y Xuxa) y 2006 (Los Tigres del Norte), devoró músicos.

- Contrario a lo que podría pensarse, el Monstruo no se alimenta de variedades.

- No hay evidencia de que el Monstruo ataque en los días de “platos fuertes”.

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