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Jueves, 17 de Julio de 2025
Poder

La vez en que Kast faltó un mes al Congreso, se fue de vacaciones y arriesgó ser destituido

Maximiliano Alarcón G.

kast

Fotomontaje del viaje de Kast en 2015.
Fotomontaje del viaje de Kast en 2015.

Hace una década, un fiscalizador independiente descubrió al entonces diputado y hoy candidato presidencial republicano paseando en Paris, en pleno período legislativo. Asimismo, se encontró con el privilegio de los parlamentarios para faltar al trabajo sin sufrir descuentos importantes en sus dietas.

El 22 de julio de 2015, un hombre llamado Jorge Condeza Neuber, oriundo de Concepción, se encontraba en una de las tantas salas de exposiciones del museo Louvre de Paris, Francia, conocido por albergar obras de arte destacadas a nivel mundial, tales como La Gioconda (o Monna Lisa) de Leonardo Da Vinci, la Venus de Milo de Alejandro de Antioquía o La Libertad guiando al pueblo de Eugène Delacroix.

Una de las costumbres de este individuo de Concepción es que cuando viaja y visita un lugar altamente turístico, le dice a sus acompañantes que fijo se encontrarán con alguien famoso. Aquel día, hace una década atrás, no fue la excepción.

–Oye ¿Ese es el diputado Kast? –dijo Condeza a su hija.

–No sé, no lo conozco. –le contestó.

El penquista, de profesión ingeniero comercial, estaba casi totalmente seguro que se trataba de José Antonio Kast quien estaba dentro de la misma sala del Louvre, acompañado de uno de sus tantos hijos.

Entonces Condeza lo siguió mirando. Se acercó un poco para distinguir mejor. Era rubio como un Kast, tenía el porte de un Kast. Faltaba poco para confirmar su identidad hasta que el presunto diputado giró su cabeza, llevó su vista hacia el personaje que lo acechaba, lo miró fijamente por unos segundos y luego se retiró rápidamente, como si hubiera sido descubierto.

José Antonio Kast, cuando paseaba por París, no era tan famoso como hoy. Si bien era diputado, militante de la UDI y ya comenzaba a surgir como el díscolo del grupo por su pinochetismo desvergonzado, todavía no era una opción presidencial competitiva.

José Antonio Kast, cuando paseaba por París, no era tan famoso como hoy. Si bien era diputado, militante de la UDI y ya comenzaba a surgir como el díscolo del grupo por su pinochetismo desvergonzado, todavía no era una opción presidencial competitiva. Sería un año después en que abandonaría la colectividad fundada por Jaime Guzmán y comenzaría a gestar su avanzada para llegar a La Moneda, además de la creación del Partido Republicano.

Sin embargo, para la mala suerte del ex congresista, Condeza no sólo era penquista e ingeniero comercial. Estaba altamente politizado, aunque no militaba. Había sido concejal por Concepción entre 2010 y 2012 y ya llevaba varios años dedicando su tiempo a fiscalizar de manera independiente los actos de autoridades y funcionarios públicos.

En 2015, cuando se encontró con Kast, sus investigaciones ya habían sido relevantes en casos como la caída de Jacqueline Van Rysselberghe como intendenta de la Región del Biobío en 2011 y la casi destitución del alcalde Patricio Kuhn al año siguiente. 

Mientras que en la historia reciente, sus diligencias han sido claves, por ejemplo, en el Caso Convenios, sobre todo en las aristas de la Región del Biobío.

Entonces, al ver a Kast en el Louvre, a más de 11 mil kilómetros de Chile, en julio, en pleno período legislativo, la reacción lógica de Condeza fue buscar más antecedentes para entender cómo es que estaba allá y no en su lugar de trabajo.

Llegó al hotel, revisó la página de la Cámara de Diputados y encontró que a Kast le habían aprobado un permiso constitucional para ausentarse por más de 30 días del Congreso y viajar al extranjero.

Llegó al hotel, revisó la página de la Cámara de Diputados y encontró que a Kast le habían aprobado un permiso constitucional para ausentarse por más de 30 días del Congreso y viajar al extranjero.

“En virtud de lo dispuesto en los artículos 60 inciso primero de la Constitución Política de la República y 35 inciso primero del Reglamento de la Corporación, ruego a Ud. otorgar el permiso correspondiente para ausentarme del país por un plazo superior a 30 días, a contar del 09 de julio de 2015 para dirigirme a Alemania”, señalaba la solicitud de Kast, la cual fue aprobada por todos los diputados en ejercicio en aquel entonces.

Ya estando en Chile, Condeza siguió revisando los antecedentes y se percató de algo relevante: el artículo 37 del reglamento de la Cámara de Diputados señala que estos permisos “caducarán de hecho, por la asistencia del Diputado a sesión de la Cámara o de Comisión”. 

Y según lo visto por el fiscalizador, el permiso de Kast efectivamente estaba caduco, dado que el registro de asistencia de la Cámara mostraba que el parlamentario estuvo en la sesión del 9 de julio, el mismo día en que comenzaba la autorización.

Acto seguido, Condeza encontró que esto último significaba que el diputado debía ser destituido de su cargo, ya que de acuerdo al artículo 60 de la Constitución, “cesará en el cargo el diputado o senador que se ausentare del país por más de treinta días sin permiso de la Cámara a que pertenezca” y Kasta regresó a Chile el 11 de agosto, es decir, más de treinta días fuera del país.

El ex concejal penquista denunció en Contraloría, en Fiscalía y entregó los antecedentes al Diario Concepción, donde el 28 de octubre se publicó el artículo ‘Kast estuvo más de 30 días fuera de Chile con presunto permiso caduco’, el cual fue realizado por el mismo autor del presente texto.

Aquella vez, Kast aseguró que todo estaba en regla y que había solicitado que se le descontase la dieta parlamentaria por el tiempo en que no asistió, esto porque la ley no establece descuentos al salir del extranjero con permiso constitucional.

Meses después la Cámara de Diputados confirmaría un descuento efectivamente, pero fueron tan solo $526.200 de la dieta de alrededor de $9 millones que percibía.

Meses después la Cámara de Diputados confirmaría un descuento efectivamente, pero fueron tan solo $526.200 de la dieta de alrededor de $9 millones que percibía.

Pasó el tiempo, pero no pasó nada con las denuncias, no hubo reacción institucional alguna.

José Antonio Kast dijo: “Chile no puede seguir tolerando fraudes con plata de todos. Miles de licencias médicas falsas, viajes al extranjero durante supuestos días de reposo y médicos que reparten permisos como si fueran volantes. Eso no es un error: es corrupción, es una estafa al Estado y a los chilenos honestos. En nuestro gobierno, quienes abusen del sistema se van a encontrar con todo el peso de la ley”.

Pero la frase fue publicada en sus redes sociales el 20 de mayo de 2025, diez años después de sus vacaciones en período legislativo. Se pronunció así cuando Contraloría detectó que 25 mil funcionarios públicos de 777 organismos distintos, viajaron al extranjero estando con licencia médica.

Probablemente, todos esos funcionarios, independiente de sus razones para salir de Chile, recurrieron a dicha alternativa irregular porque no tenían el privilegio de solicitar un permiso constitucional que los autorizara y que además no les descontara el sueldo.

Cuando Condeza vio a Kast en Paris además encontró un tema que recién una década más tarde es discutido, ya que hoy, además de los miles de funcionarios y sus licencias, se cuestiona a más de 15 parlamentarios que viajaron al extranjero en semana distrital.

“Yo he denunciado absolutamente a todos los que me aparecen tomando vacaciones. A Hotuiti Teao, a Carmen Hertz, a Tomás de Rementería, a Ximena Ossandón, a Luciano Cruz-Coke, etc."

“Yo he denunciado absolutamente a todos los que me aparecen tomando vacaciones. A Hotuiti Teao, a Carmen Hertz, a Tomás de Rementería, a Ximena Ossandón, a Luciano Cruz-Coke, etc. La lista de gente que abusa de esta situación es muy larga, pero deben ser unos treinta o cuarenta”, indicó Condeza a Interferencia para el presente artículo.

El fiscalizador independiente añade que esto es un aprovechamiento de los congresistas, porque “el descuento que se les hace no es el que se le haría a cualquier chileno, es decir el día completo. Les descuentan solo una parte y como el control horario es sólo cuando hay sesión, el resto de los días es cero el descuento”.

Pese a que continúa revisando antecedentes, Condeza es pesimista sobre el futuro: “No va a pasar nada. No hay nadie con los pantalones bien puestos en el Congreso para cambiar esto, son todos unos cobardes, no se atreven a ir contra lo establecido en este tipo de cosas, porque les puede traer costos políticos”.



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Pedirle al congreso que se auto fiscalice es una ingenuidad.

Los congresistas y políticos aprovechadores miran la paja en el ojo ajeno y no ven la viga en el propio

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