Los murciélagos -los únicos mamíferos capaces de volar- ya habían sido el origen de otras epidemias de coronavirus. A comienzos de este siglo fueron causantes de la transmisión del síndrome respiratorio agudo severo, mejor conocido como SARS, que infectó a más de ocho mil personas, 800 de las cuales fallecieron.
A mediados de la década de 2010 fueron el origen de otra enfermedad respiratoria similar al SARS: el Síndrome Respiratorio de Medio Oriente (MERS por sus siglas en inglés), que afectó a unos dos mil 500 personas, pero fue más letal matando a más de 850 personas.
Las autoridades chinas creen que este nuevo coronavirus -formalmente llamado 2019-nCoV-, se originó en un mercado de Wuhan que vendía mariscos y carne de animales salvajes, incluyendo a murciélagos y víboras.
Los murciélagos no solo transmiten distintas cepas de coronavirus, un patógeno que en humanos puede causar una grave inflamación en los pulmones y fiebre. También son un reservorio natural de otros virus, como el de la rabia y los de Marburgo, Nipah y Hendra, que han generado brotes en África, Malasia, Bangladesh y Australia. Los científicos que estudian el origen del Ébola creen que podría haber surgido en estos mamíferos.
La enfermedad por virus de Marburgo (EVM), antes denominada fiebre hemorrágica de Marburgo, es una enfermedad grave, a menudo mortal. Se considera que los huéspedes naturales de este virus son los murciélagos de la fruta. La EVM se identificó por vez primera en 1967 tras brotes simultáneos en Marburgo y Frankfurt (Alemania) y en Belgrado (Serbia).
El contagio e infección por el virus Nipah (VNi) es una nueva zoonosis emergente que causa cuadros graves tanto en animales como en el ser humano. El huésped natural del virus también es el murciélago frutero de la familia Pteropodidae. El VNi se detectó por vez primera durante un brote de la enfermedad que se declaró en Malasia, en 1998. En esa ocasión el huésped intermediario fue el cerdo. En Bangladesh, en 2004, las personas afectadas contrajeron la infección tras consumir savia de palma datilera contaminada por murciélagos fruteros infectados.
En tanto, la infección por el virus Hendra (VHe) es una rara zoonosis emergente que hace enfermar gravemente a los caballos y al ser humano. Se ha determinado que el huésped natural del virus también es el murciélago de la fruta. El VHe se identificó cuando se declaró el primer brote de la enfermedad en Hendra, suburbio de Brisbania, Australia, en 1994. El brote afectó a 21 caballos y dos personas. A julio de 2008 se habían notificado once brotes.
Una especie muy numerosa
Los roedores, los primates y los pájaros también son vectores conocidos, pero los murciélagos suelen causar más problemas. Los contagios suelen ocurrir cuando el ser humano invade los espacios donde habitan, algo cada vez más frecuente a medida que la población aumenta y los espacios naturales son urbanizados. También ocurre cuando estos animales son cazados, ya sea para comer o para venderlos.
Lo que hace a los murciélagos especialmente peligrosos es su gran tolerancia a los virus y el hecho de que son una especie muy numerosa que alcanza a una cuarta parte de los mamíferos y que sólo no existe en la Antártida. Los únicos que los superan en cantidad son los roedores, que son cerca del doble.
Se cree que esparcen las enfermedades a través de los virus en sus heces, los que parecen estar presentes en su dieta, consistente en múltiples insectos portadores de patógenos.
Los científicos piensan que los murciélagos sobreviven a los virus que portan debido a algunas adaptaciones evolutivas que les permiten volar y que modificaron su sistema inmunológico. La teoría, propuesta por científicos de China y Singapur en 2018, sostiene que para generar energía suficiente para volar, las células de los murciélagos se rompen y liberan fragmentos de ADN. Normalmente, el sistema inmunológico de un mamífero responde a esos fragmentos como si fueran un organismo invasor y los destruye. Pero los murciélagos parecen haber desarrollado una adaptación que modifica su respuesta inmunológica, haciendo que no ataquen a estos fragmentos no identificados.
En 2017, el EcoHealth Alliance, que lleva una década y media en China estudiando enfermedades que pasan de los animales a los humanos, publicó un informe en la revista Nature advirtiendo sobre los riesgos. "Los murciélagos son huéspedes de una proporción bastante más alta de zoonosis en comparación con el resto de los mamíferos", escribieron expertos de la ONG.
En tanto, a comienzos de 2019, un grupo de científicos del Instituto de Virología de Wuhan y la Universidad de la Academia China de las Ciencias, que estudiaban los coronavirus en murciélagos, advirtieron que una nueva infección era probable. "En general se cree que los CoV originados en murciélagos volverán a surgir para causar el próximo brote de la enfermedad", vaticinaron. "En este sentido, China es un punto probable", afirmaron.
Pese a la negra aureola que rodea a los murciélagos, los científicos afirman que cumplen un papel importante en la naturaleza. Son fundamentales para la polinización de muchas frutas, como los plátanos, los aguacates y los mangos, y también comen toneladas de insectos que son vectores de enfermedades.
Virus que saltaron de animales a humanos
Desde la llamada influenza española, pasando por las más modernas epidemias como el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS), las gripes aviar y porcina, hasta la actual pandemia de coronavirus, todas tienen un origen común: un virus exclusivo de poblaciones animales que muta, invade un humano y de ahí se propaga como patógeno nuevo humano.
En 2004, tras algunos de los brotes más severos conocidos hasta esa fecha de males como el SARS, gripe aviar y enfermedad de las vacas locas, la OMS advirtió que el creciente peligro de enfermedades animales que pueden infectar a seres humanos.
"Una de las conclusiones es que las enfermedades animales que se pueden transmitir a personas están surgiendo como una grave amenaza regional y mundial, cuya magnitud es muy probable que aumente", señaló el entonces coordinador para el control de zoonosis de la OMS, François Meslin.
Influenza
La influenza se extendió por todos los continentes en 1981. Es muy posible que una de las primeras pandemias de influenza se dio en China, alrededor de 6000 a.C., aunque también Hipócrates, el "padre" de la medicina de antigua Grecia, describió sus síntomas, hace unos 2.400 años. Pero la pandemia de influenza más conocida y letal ocurrió en 1918.
La mal llamada "gripe española" fue causada por una cepa del virus H1N1 y fue una verdadera pandemia global que se extendió por todos los continentes -incluyendo el Ártico y remotas islas en el Pacífico-. Infectó a unos 500 millones de personas y se estima que causó entre 17 millones y 50 millones de muertes, muchas de estas entre jóvenes. Algunos cálculos afirman que el número de fatalidades llegó hasta 100 millones.
Se cree que el precursor fue un virus aviar que mutó y migró al ámbito porcino y de allí saltó a los humanos. Decenas de miles de soldados que regresaban de la Primera Guerra Mundial habían entrado en contacto con los animales.
La influenza es una infección recurrente que, aunque no tiene el devastador efecto de 1918, cobra un número considerable de vidas al año, entre 300.000 y 650.000.
En 2009, el H1N1 se manifestó otra vez en un brote conocido como gripe porcina, que se originó en cerdos en México.
VIH/sida
El VIH es parecido al virus de inmunodeficiencia de los simios. El VIH es sumamente parecido a un virus que ataca a otros primates. Se trata del virus de la inmunodeficiencia de los simios (VIS), del cual hay varias cepas que se transmiten por vía sexual. Sin embargo, el virus de los primates no causa inmunodeficiencia en los organismos que lo hospedan, salvo en el caso del salto de una especie a otra.
Se cree que el salto de especies ocurrió en tres ocasiones diferentes en el siglo XX, creando tres cepas diferentes. Se estima que se originó entre primates no humanos en el centro de África occidental. Se tiene evidencia de que el virus simio estuvo presente entre los que consumían y vendían carne de monos y chimpancés, pero el sistema inmunitario humano generalmente podía combatir esta infección con eficacia.
En algunas regiones de África es común consumir carne de monos y chimpancés. Sin embargo, la frecuencia de la infección produjo la mutación del virus letal VIH que ha infectado 75 millones de personas desde los años 80 y cobrado la vida de más de 30 millones.
Enfermedad de las vacas locas
El nombre popular de este mal describe los síntomas bastante bien: el ganado vacuno afectado manifiesta un andar errático, falta de coordinación muscular y un comportamiento anormal que incluye ansiedad, nerviosismo, frenesí y agresión.
Esta enfermedad brotó en Reino Unido a finales de los años 80. Conocida también por el nombre científico de encefalopatía espongiforme bovina (EEB), el desorden neurológico es el resultado de una infección por un agente de transmisión poco común llamado prion que contiene una proteína replicante, cuya naturaleza no está entendida completamente.
El período de incubación de la enfermedad es de entre cuatro y cinco años y hay hipótesis que una forma espontánea de EEB ha existido ocasionalmente durante siglos entre el ganado.
Se piensa que el ganado fue infectado al ser alimentado con productos que contenían restos animales, como huesos y carne de otras criaturas que habían desarrollado espontáneamente la enfermedad.
El primer caso humano relacionado a la epidemia de EEB se dio en 1996, en forma de una nueva enfermedad: una variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (vCJD). Aunque rara, los humanos que desarrollan vCJD pierden progresivamente la capacidad para pensar y moverse, y con el tiempo no pueden ver, hablar ni alimentarse por sí solos.
La ruta de transmisión no está definitivamente comprobada, pero todo apunta al consumo de carne contaminada con EEB, particularmente los productos que contengan sesos u órganos digestivos de animales infectados.
SARS
El Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS, por sus siglas en inglés) es considerada la primera pandemia del siglo XXI. Se originó en China, en 2002, y sorprendió al mundo por la rapidez con que se propagaba de continente en continente.
Laboratorios en Hong Kong, Alemania y Estados Unidos, simultáneamente aislaron el virus y lo identificaron como una nueva cepa de coronavirus, generalmente encontrado en pequeños mamíferos, que había mutado permitiendo la infección entre humanos. Se cree que el reservorio del virus fueron los gatos de algalia o civetas, a su vez infectadas por murciélagos de herradura que viven en cuevas.
Durante el período del brote, hubo 8.098 casos reportados de SARS con 774 muertes. Lo que significa que la tasa de mortandad era de aproximadamente 10%. La pandemia se logró controlar en 2003, tras una política de cuarentena y restricciones a los pasajeros aéreos de áreas afectadas.
En 2004 hubo otro brote menor de SARS que se vinculó a una persona que entró en contacto con el virus en un laboratorio en China, en lugar de haber sido una transmisión por zoonosis.
Ébola
El mundo nuevamente entró en crisis por la enfermedad causada por el virus de ébola (EVE), conocida también como fiebre hemorrágica del ébola. El murciélago de fruta es el candidato más probable de ser el animal que transfirió el virus del ébola a la población humana.
Se han documentado brotes desde 1973, pero el más intenso ocurrió entre 2014 y 2016 en África Occidental, afectando principalmente a Guinea, Sierra Leona, Liberia y Nigeria, antes de pasar a afectar otros países, incluyendo EE.UU., Italia y España. Según la OMS, el total de casos fue de 28.652, con 11.325 muertes, lo que evidencia una altísima tasa de mortandad.
Aún no se sabe cómo ocurre el traspaso del virus de animales a humanos, aunque se cree que se debe al contacto directo con animales salvajes que se alimentan de las frutas parcialmente consumidas por los murciélagos contaminados con el virus.
Además de los murciélagos, entre otros animales que pueden estar infectados con el virus de ébola hay varias especies de monos, chimpancés, gorilas, babuinos y un tipo de antílope. Un estudio científico en Gabón sobre casos humanos del ébola lo encontró en una muestra de perros salvajes que posiblemente se alimentaron de animales infectados.
Pero la transmisión de enfermedades por contacto con los animales no se limitan a la mutación viral. Pueden ser por picaduras o mordeduras que transmiten directamente a los humanos virus o bacterias malignas. También por ingerir alimentos o agua contaminadas con parásitos. Tal es el caso de la peste negra o bubónica -por picadura de pulgas trasportadas por ratas-, la malaria, el dengue o el zika -por picadura de diferentes mosquitos- o la rabia -por mordedura de perros o animales salvajes.
Las zoonosis -del griego zoon, animal- son enfermedades infecciosas transmisibles desde animales vertebrados al ser humano bajo condiciones naturales. Los agentes infecciosos involucrados incluyen bacterias, virus, parásitos, hongos y rickettsias, entre otros.
Estas infecciones pueden ser clasificadas como sinantrópicas, cuando tienen un ciclo urbano; o exoantrópicas, cuando el ciclo es selvático. Algunas zoonosis pueden presentar ambos ciclos como por ejemplo la enfermedad de Chagas.
El incremento de las zoonosis en los últimos años se debe a cambios ecológicos, climáticos y socioculturales que han determinado que la población animal comparta su hábitat con el hombre cada vez con mayor frecuencia.
Los agentes infecciosos involucrados en zoonosis pueden ser transmitidos por distintos mecanismos entre ellos, por contacto directo, ingestión, inhalación, por vectores intermediarios o mordeduras. Ciertos agentes pueden ser transmitidos por más de un mecanismo, por ejemplo, Salmonellas.
Esta peligrosa relación entre especies es inevitable, pero seguirá aumentando inexorablemente, a medida que vivamos en mayor proximidad con animales domésticos -tanto en casas como en grajas o mercados- que invadamos más los predios silvestres, o que las poblaciones de animales portadores se multipliquen con el cambio climático.
En la actualidad, la OMS estima que, a nivel mundial, cada año se producen alrededor de mil millones de casos de enfermedades y millones de muertes por zoonosis. Alrededor del 60% de las enfermedades infecciosas emergentes que se informan a nivel mundial son zoonosis. Se han detectado más de 30 nuevos patógenos humanos en las últimas tres décadas, el 75% de los cuales tuvieron un origen animal.
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