Chile, un país que no da más de desigualdad de oportunidades, de desigualdades materiales, de inseguridad y de frustración, porque sabe que la crisis es de software y de hardware, está, sin embargo, una vez más, presenciando el todos contra todos de la política. El Battle Rumble. El 2018 escribí una columna en la que reseñaba el "final de Dallas" para hablar de lo mismo. Dallas es una serie vieja pero muy importante porque marcó su época, que terminaba con todos los protagonistas matándose unos a otros en el living de una gran mansión. ¿Es el caso Hermosilla un remake de ese final? ¿o es que Dallas nunca termina porque en el fondo no hay fondo? Porque después de esta crisis no hay nada ¿Es que este gran país forjado por elites no era más que un paisaje, como decía Parra, pero uno desolador, una cloaca?
Comentando precisamente las causas de esta crisis, el abogado Carlos Peña, miembro de la casta intelectual de Chile, explicó en una entrevista que le hizo la empresa encuestadora Cadem, lo siguiente: Es natural e inevitable que cuando una profesión se masifica y se incorporan a ella personas provenientes de distintos sectores sociales, personas portadores de habitus y de culturas distintas, el comportamiento de quienes forman parte de una profesión cambie, que no sea uniforme, que haya una fragmentación en los modos de comportamiento.
Estudee mijo, esfuercese pa' que salga adelante, le dijeron a la gente en los ochentas y noventas. La gente estudió, se esforzó, terminó derecho, y ahora sale el rector a decir: el problema es que esto se llenó de rotos. Yo veo más bien la cosa así: la gente estudió, salió de la universidad, su familia se endeudó y se llenó de esperanzas. Los niños terminaron sus carreras, pero el chancho siguió mal pelado. Después, lo lógico: la gente se enojó, se rebeló, se frustró, votó por una generación de políticos que les juró de guata el cambio, pero esos se acomodaron, y la gente ahí se quedó, viendo de nuevo el final de Dallas. De nuevo pateando piedras.
Les hago la traducción de lo que dice Peña: El problema con el caso Hermosilla y la corrupción del sistema judicial, es que la carrera de derecho se llenó de rotos, que, con su cultura distinta, rotearon los códigos éticos de una profesión maravillosa como era la de los abogados, que, continuó señalando Peña en esa entrevista, había sido hasta antes de que existieran las facultades de derecho para pobres, "una profesión altamente ética... un título de nobleza".
Poco le faltó al abogado Peña para hacer un llamado a que la medicina vuelva a explorar con la frenología, y a que los químicos nos vuelvan a hacer respirar flogisto en vez de oxígeno. Aunque, tal vez el rector tiene razón, y soy yo el que no logra entender, porque no soy abogado de los antiguos, y que el problema de toda esta corrupción es, como él dice, la "modernización" de Chile, que hizo que todo esto se llenara de asomados y de resentidos que tienen metido en la cabeza que hay algo que no funciona bien en el propio Estado de Derecho -en el código del programa- porque eso de que cualquier cosa que pase se resuelva siempre a favor de las élites, es lo normal en cualquier sociedad de bien.
Estudee mijo, esfuercese pa' que salga adelante, le dijeron a la gente en los ochentas y noventas. La gente estudió, se esforzó, terminó derecho, y ahora sale el rector a decir: el problema es que esto se llenó de rotos. Yo veo más bien la cosa así: la gente estudió, salió de la universidad, su familia se endeudó y se llenó de esperanzas. Los niños terminaron sus carreras, pero el chancho siguió mal pelado. Después, lo lógico: la gente se enojó, se rebeló, se frustró, votó por una generación de políticos que les juró de guata el cambio, pero esos se acomodaron, y la gente ahí se quedó, viendo de nuevo el final de Dallas. De nuevo pateando piedras.
Hasta el informe del PNUD, que el abogado critica en la misma entrevista por promover en sus conclusiones que la gente está cansada del abuso de las élites -vaya que novedad-, cae en el mismo juego cuando separa en sus conclusiones que hay dos tipos de personas, las buenas, que quieren cambios lentos, y los "impacientes", que quieren cambios lo antes posible. Que me perdone Dios, pero yo soy del team "impaciente", del team cambios tranquilos, del team cambios sin violencia, pero cambios ahora y desde ahora.
¿Qué propone la Elite en la vocería de Peña? Lo mismo: cambios gatopardistas y volver a las minorías de excelencia, porque los problemas de la democracia no se resolvían con más democracia, se resolvían con menos rotos pidiendo la palabra. Raya para la suma: lo que pasa es que al final, nunca se preocuparon de los rotos.
Comentarios
Es verdad, lo comparto
Añadir nuevo comentario