Ya van a cumplirse cinco meses desde que los trabajadores del Club de la Unión -el tradicional lugar de encuentro de la élite chilena desde finales del siglo XIX- no reciben ningún tipo de remuneración ni han podido recuperar sus puestos de trabajo, a pesar de que continúan legalmente siendo empleados del recinto.
En septiembre del año pasado se terminó de aplicar la Ley de Protección al Empleo, por lo que los trabajadores del Club asistieron a sus lugares de trabajo para reanudar sus labores, pero recibieron la excusa de que esto no era posible.
Luego de esos acontecimientos comenzó un paro y manifestación de los trabajadores, que finalizó en un acuerdo entre el Club y el Sindicato n°2, que suspendía las labores de los trabajadores pero se comprometía a pagar las remuneraciones de éstos (documento adjunto al final del artículo). Pero, según cuenta el presidente del sindicato a INTERFERENCIA, el pago de las remuneraciones y de los bonos que por contrato colectivo les correspondían nunca ocurrieron.
Baeza cuenta que la estrategia del Club ha sido ir convenciendo a los trabajadores de aceptar el término de contrato por mutuo acuerdo, para que se retiren con menos dinero que la indemnización legal que les correspondería al ser despedidos.
“Desde octubre no nos pagan nuestros sueldos. También correspondía pagar el bono de septiembre y de diciembre, que no se canceló, y les correspondía, porque ya no les cubría la ley de Protección del Empleo”, explica Ricardo Baeza, presidente del Sindicato n°2 del Club de la Unión.
Baeza cuenta que la estrategia del Club ha sido ir convenciendo a los trabajadores de aceptar el término de contrato por mutuo acuerdo, para que se retiren con menos dinero que la indemnización legal que les correspondería al ser despedidos. La mayoría de los trabajadores del club llevan más de diez años trabajando en el lugar. Esto ha generado que de cerca de 50 socios del sindicato que eran el año pasado, pasaran a ser 38 en la actualidad.
“A lo largo de la historia del Club de la Unión los trabajadores han sido tratados como verdaderos siervos de la gleba, como siervos feudales, pero el tema de hoy es el punto más crítico”, comenta a INTERFERENCIA el abogado del Sindicato, Jorge Blas.
El sindicato ya había hecho noticia en 2020, cuando se dio a conocer en medios que a pesar de que el Club se había acogido a la Ley de Protección al Empleo, muchos igual no pudieron acceder a los montos del seguro de cesantía, ya que al ser contratados hace más de 20 años, nunca habían accedido a este beneficio.
Luego, los trabajadores demandaron al Club, solicitando que se reconociera como parte del patrimonio de la entidad el patrimonio de La Unión Inmobiliaria, una sociedad creada por socios del Club. Sin embargo, el veredicto no aceptó esta exigencia del Sindicato, aunque sí ordenó al Club el pago de cotizaciones que hace meses debían a los trabajadores.
“A lo largo de la historia del Club de la Unión los trabajadores han sido tratados como verdaderos siervos de la gleba, como siervos feudales, pero el tema de hoy es el punto más crítico”, comenta a INTERFERENCIA el abogado del sindicato, Jorge Blas.
“La Unión Inmobiliaria la creó Gustavo Ross cuando era presidente del Club. Y aunque no cumple con su rol social, no es una inmobiliaria, solo funciona al alero del Club, están fuertemente unidos. Tanto, que los socios del Club de la Unión para ser socios deben comprar acciones en la inmobiliaria”, explica Blas.
Baeza dice que el Club, a pesar de haber anunciado su cierre y de que en varias ocasiones ha anunciado su quiebra, se mantiene con buenos números, por el pago de las cuotas de sus socios. Y que incluso, aún hay reuniones y actividades en el edificio, ubicado en el centro de Santiago, donde se contrata personal externo para atender a las visitas.
Baeza afirma que la situación es crítica para muchos de los trabajadores, que en algunos casos son el sustento de su familia y que tienen que costear la educación y enfermedades de sus parejas e hijos. Cree que los socios del Club de la Unión no saben de las gestiones del Directorio, que no ha cumplido con el pago de las remuneraciones de los empleados.
“Creo que los socios con esto se van a dar cuenta que es verdad lo que estamos diciendo, porque les mintieron cuando les dijeron que la plata de las cuotas iba a ayudar a pagar a los trabajadores”, comenta el líder sindical.
“Creo que los socios con esto se van a dar cuenta que es verdad lo que estamos diciendo, porque les mintieron cuando les dijeron que la plata de las cuotas iba a ayudar a pagar a los trabajadores, porque eso nunca pasó. yo creo que no saben de estas irregularidades, del estado de los trabajadores, a muchos nos conocen conocen y quieren desde hace años”, comenta el líder sindical.
“Enrique Galleguillos, que es también del Directorio, se cree dueño de fundo y cree que las cosas se hacen como él quiere. Pero acá el responsable es Miguel Zegers Vial, el presidente del Directorio. Ellos están en conocimiento de todo lo que está pasando”, agrega Baeza.
“Nosotros queremos conversar, negociar, pero no queremos que lleguen a imponer lo que ellos quieren. Eso no es negociar”, afirma Baeza.
INTERFERENCIA intentó contactarse con Jaime Mardones, uno de los integrantes del Directorio, pero no hubo respuesta.
En tanto, el Sindicato está evaluando presentar una nueva demanda en contra del Club para exigir el cumplimiento del acuerdo que firmaron en octubre sobre el pago de remuneraciones.
Afirman que en diciembre presentaron una denuncia a la Inspección del Trabajo, que ya realizó la fiscalización. También van a apelar al fallo de enero de este año, que denegó la posibilidad de considerar como una unidad económica a la inmobiliaria con el Club.
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