Estamos donde tú estás. Síguenos en:

Facebook Youtube Twitter Spotify Instagram

Acceso suscriptores

Jueves, 17 de Julio de 2025
Política en Latinoamérica

Temporada de fake news: advierten que hispanohablantes son más vulnerables a la intoxicación informativa

Constanza Pérez Z.

temporada_de_fake_news.jpeg

La campaña de Donald Trump y la del Rechazo
La campaña de Donald Trump y la del Rechazo

El contexto internacional no ayuda al problema que sufre Chile en su plebiscito de salida. La dificultad de empresas como Facebook-Meta para verificar datos de páginas en español, sumado al gran volúmen de hablantes del idioma, y particularidades culturales, educativas y de uso de redes sociales, son algunas de las razones que dan los expertos. 

Entrega de trípticos con información falsa sobre la propuesta de la nueva Constitución en Puente Alto. Pasquines del mismo estilo entregados en ferias libres y a domicilio en Curicó y Talca. Un reportaje de Mega que reveló que algunos de los ejemplares de la propuesta que se venden en la calle no son iguales al escrito oficial. 

Tres denuncias graves sobre desinformación en un mismo día marcan la tónica de la campaña electoral por el plebiscito de salida de la nueva Constitución que se celebrará el próximo 4 de septiembre.

Este fenómeno no es nuevo ni es exclusivo de Chile, aunque elección tras elección parece incrementarse la cantidad y sofisticación de estas acciones destinadas a torcer la decisión política mediante la manipulación y el engaño, a través de las fake news, o noticias falsa, las que se vuelven cada vez más incontrolables debido a los fenómenos de redes sociales en internet donde se incuba su mayoría.

La recepción de las noticias falsas no es la misma en la población hispana de Estados Unidos, que en el resto de los ciudadanos estadounidenses. De hecho, la columnista sostiene que la proliferación de fake news en latinos fue exitosa, en tanto terminó ayudando al aumento de votos para Donald Trump en Florida y el sur de Texas, entre 2016 y 2020. 

Y si bien el fenómeno es mundial, diferentes voces expertas aseguran que la población hispanohablante en América Latina y el Caribe es una de las más vulnerables a las fake news

Las noticias falsas hablan muchos idiomas, pero les gustan principalmente el español, se titula la columna de opinión de Lizette Álvarez, colaboradora que escribe sobre migración, política y otros temas en The Washington Post. En el artículo, Álvarez identifica las elecciones estadounidenses de 2020 como un espacio donde la derecha levantó una máquina para desencadenar una epidemia de información falsa, con el propósito de vincular a Joe Biden con la izquierda latinoamericana, en especial con la de Venezuela. 

Es que la recepción de las noticias falsas no es la misma en la población hispana de Estados Unidos, que en el resto de los ciudadanos estadounidenses. De hecho, la columnista sostiene que la proliferación de fake news en latinos fue exitosa, en tanto terminó ayudando al aumento de votos para Donald Trump en Florida y el sur de Texas, entre 2016 y 2020. 

“Eduardo Gamarra, profesor de la Universidad Internacional de Florida que investiga la desinformación, me dijo que, si bien gran parte de las noticias falsas que llegan a los latinos de habla hispana en los Estados Unidos se traducen del inglés al español, muchas se originan en América Latina y a menudo encuentran una audiencia receptiva entre los latinos de Florida que huyeron de los regímenes de izquierda”, consigna Álvarez en su columna. 

Gamarra también asegura que gran parte de esta información se difunde por grupos de WhatsApp con amigos o familia, por lo que se confía más en que la noticia es verdadera: “Si tu padre te envía un video, confiarás en tu padre. Esto es lo que nos hace extraordinariamente susceptibles. Tenemos lazos familiares muy fuertes”. 

Lazy Facebook

Fundación Gabo -la iniciativa periodística en torno al legado de Gabriel García Márquez- publicó un artículo en enero de este año sobre desinformación en torno al Covid-19 en población latinoamericana, la que -concluye-  es más propensa a creer noticias falsas sobre el virus y la vacunación. Una de las razones que entrega el artículo, es que las páginas de redes sociales, incluído Facebook, verifican menos los datos de cuentas en español, pese a que en este idioma -con 580 millones de hablantes- se crea una gran cantidad de contenido que corre sin verificación a través de un espacio geográfico que incluye la mayor parte del continente americano.

Por su parte, un estudio realizado por First Drafts News -una iniciativa de verificación de información de la Universidad de Brown, de Rhode Island, Estados Unidos-, también arroja algunas razones de por qué la población latinoamericana fue más propensa a creer información falsa sobre el Covid-19, entre las que se destaca la falta de alfabetización mediática, lo que dificulta diferenciar una sátira de información real; el rol de los líderes religiosos en, por ejemplo, la decisión de vacunarse; y el excesivo uso de redes de mensajería como WhatsApp, mucho mayor en la población latina que en otras partes del mundo.

Fundación Gabo -la iniciativa periodística en torno al legado de Gabriel García Márquez- publicó un artículo en enero de este año sobre desinformación en torno al Covid-19 en población latinoamericana, la que -concluye-  es más propensa a creer noticias falsas sobre el virus y la vacunación. Una de las razones que entrega el artículo, es que las páginas de redes sociales, incluído Facebook, verifican menos los datos de cuentas en español.

Por otro lado, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) asegura que en América Latina y el Caribe, chequear el contenido es más difícil que en otras partes, ya que generalmente los sistemas de estadística y el acceso a información pública son débiles. Además, en la región son millones las personas que comparten el idioma y la historia cultural, “lo que facilita la difusión de contenidos inexactos de un lado al otro sin perder el sentido”. 

Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, por ejemplo, suscribieron en 2021 la Declaración para combatir a la desinformación en los procesos electorales, donde los firmantes se comprometieron cooperar entre sí en asesoría técnica, intercambiar experiencias e información, aplicar prácticas de verificación de datos y acciones contra la desinformación desde los órganos electorales, los medios de comunicación y distintos actores de la sociedad civil.  

Experiencias anteriores

Lo que está sucediendo en Chile en torno al proceso constituyente es parte de un fenómeno que viene desde antes. 

Como antecedente nacional, puede mencionarse la elección de 2017, en la que se instaló el fenómeno sobre el que INTERFERENCIA dio cuenta: Chilezuela: la fake news que llevó a Piñera a La Moneda

También durante el estallido social se produjo otra operación de intoxicación informativa, de la que también esta redacción dio cuenta: 'Chilezuela' contraataca: Las fake news que han instalado los detractores de las protestas.

Hay un tercer hito relevante: el ataque que recibieron en 2021 Mario Desbordes y Heraldo Muñoz, entre otros, por parte de una operación de fake news destinada a perjudicar sus opciones presidenciales, que contaron incluso con la participación de un periodista venezolano real: Casto Ocando, quien se prestó para decir que varios políticos chilenos tenían cuentas bancarias secretas fuera de Chile. Algo que en su momento informó El Mostrador: La operación internacional de fake news para bajar a Mario Desbordes y Heraldo Muñoz de la carrera presidencial.

La Unesco asegura que en América Latina y el Caribe, chequear el contenido es más difícil que en otras partes, ya que generalmente los sistemas de estadística y el acceso a información pública son débiles. Además, en la región son millones las personas que comparten el idioma y la historia cultural. 

La noticia falsa fue publicada en el diario electrónico Primer Informe, ubicado en Miami, con tendencias de ultraderecha, del cual se sospecha que sirve para levantar historias falsas. Un mes después, el reportaje fue republicado, esta vez por el diario El Nacional, de Venezuela.

Ya fuera de Chile, en 2020, en el sur de Estados Unidos, se levantó la idea de que la candidatura de Joe Biden estaba ligada al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela. Esto se logró gracias a sofisticados mecanismos de intoxicación informativa: “algún medio [como el canal Fox, que fue particularmente útil para ese propósito] publica alguna historia fake, sin importar que después se desdiga o pida excusas, la cual luego es subida a YouTube, distribuida a través del denso tejido de WhatsApp que usan con particular habitualidad los latinos de Estados Unidos y puesta en contextos de teorías conspirativas, como Qanon”, según se explicó en un artículo publicado por INTERFERENCIA.

La desinformación “no busca torcer la verdad, sino que se tomen posiciones”, asegura Marcelo Mendoza, académico de la Universidad Católica, quien investiga la minería de texto, la recuperación de información y la minería de datos en redes sociales. El ‘sesgo de confirmación’, dice Mendoza, es determinante, ya que “cuando el público se expone a una información acorde a su ideología o creencia, no cuestiona si es verídica. Y una vez que se cree la información, es muy difícil volver atrás, debido al contagio emocional y la polarización”.

La industria detrás de la desinformación

Un informe del Instituto de Internet de Oxford, Reino Unido, denominado Desinformación industrializada del 2021 reveló información en torno al negocio y la orgánica detrás de las noticias falsas en contexto político, por parte de gobiernos, partidos políticos, compañías privadas y otras organizaciones. Durante cuatro años se analizaron 81 países, de los cuales 12 son latinoamericanos: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México y Venezuela. Chile no está incluido.

Luego del análisis, el Instituto identificó tres tendencias claves: aumento en la actividad de las tropas cibernéticas que difunden información falsa; medidas tomadas por empresas de redes sociales como Facebook y Twitter que han eliminado más de 300 mil cuentas; y aumento de las empresas privadas que proporcionan campañas manipuladas (el informe identifica empresas operando en 48 países). 

En Latinoamérica se han empleado las ‘cibertropas’ por parte de políticos de la región. Así, las empresas contratadas cuentan con hackers que tienen en su poder un grupo de cuentas falsas que sirven para dispersar desinformación, cuentas que van cambiando su comportamiento en línea según la conveniencia del cliente. Las herramientas de estas empresas van desde el uso de estos “robots políticos” para amplificar los discursos de odio u otros tipos de información manipulada, la recolección ilegal de datos o los “ejércitos de trolls” para reprimir el “activismo político o la libertad de prensa”.

En este artículo

Caso:


Los Más

Ya que estás aquí, te queremos invitar a ser parte de Interferencia. Suscríbete. Gracias a lectores como tú, financiamos un periodismo libre e independiente. Te quedan artículos gratuitos este mes.

En este artículo

Caso:


Los Más

Comentarios

Comentarios

Añadir nuevo comentario