El martes 27 de abril sonaron las alarmas de la Fundación Teletón. Ese día, los productores del evento de caridad enviaron una invitación a los directores ejecutivos de todos los canales de televisión para dar inicio a las preparaciones de la Teletón 2021. La cita estaba prevista para el jueves 6 de mayo, a las 9.30 de la mañana, y vía zoom Mario Kreutzberger haría la presentación de la campaña de este año.

Pero ese mismo martes la Teletón recibió una noticia inédita desde que inició en 1978 las campañas para recaudar fondos para niños que necesitan rehabilitación. Un canal, La Red, decidió restarse de la tradicional maratón televisiva solidaria.

En los siguientes días hubo varios intentos -infructuosos- por convencer a ese canal de sumarse. Pero el director ejecutivo de la señal, Víctor Gutiérrez, habría puesto un requisito para ello: transparentar los libros contables de una Fundación que en 2019 gestionaba casi 180 millones de dólares en activos financieros y físicos.

La petición habría descolocado por completo al propio Mario Kreutzberger, quien durante más de 40 años ha manejado de manera discrecional el negocio de la Teletón, desde el nombramiento de los directores de la fundación, hasta el visto bueno de la plana ejecutiva de la misma.

Todos los años la Teletón entrega una memoria anual, pero el reporte financiero queda relegado a dos páginas al final de un informe de unas 100 páginas. En la edición de 2019 se entregó un sencillo balance de activos y pasivos, así como el estado de resultados, pero sin entregar antecedentes más detallados sobre los gastos administrativos, las remuneraciones de sus principales ejecutivos, en qué activos financieros invierte, quiénes son sus principales proveedores y qué tipo de vínculos familiares o de amistad pudieran tener con el propio animador, altos ejecutivos o directores o ex director de la fundación.

En vez de ello, siguiendo la estética televisiva, la memoria anual está repleta de emotivas fotos de niños en silla de ruedas, mezcladas con postales de rostros de televisión. En ellas, se desglosan confusamente datos sueltos de la gestión del período, pero sin entregar transparentar aspectos clave como, por ejemplo, el costo que tiene la producción y realización del evento televisivo de 27 horas. En el mundo de la televisión y producción de eventos ha sido un secreto a voces que en el evento principal se despilfarra dinero a raudales.

Los ‘excedentes’ de cada campaña se invierten en gestoras de fondos. En 2019 esos dineros se depositaron en BanChile Inversiones y BCI Asset Management, la primera perteneciente al banco del Grupo Luksic, y la segunda al banco controlado por Luis Enrique Yarur.

Laura Landaeta, autora del libro “Don Francisco: Biografía de un Gigante” (Editorial Planeta, 2016), recuerda que “para mi libro conversé con uno de los productores históricos del evento y éste me contó que del total de dinero que se recauda, no más del 40% llega efectivamente a la ayuda de los niños. El resto se pierde en el camino”.

Con la ayuda de los amigos

Más allá de que La Red -convertido en el canal más temido en La Moneda y algunos sectores de la elite económica- haya pedido una mayor transparencia en los ingresos y gastos de la Teletón, la rendición de cuentas de la iniciativa de Kreutzberger debería ir más allá de los someros reportes financieros que las fundaciones deben entregar cada año al Ministerio de Justicia.

Y es que el Estado cubre actualmente cerca de 20% de los gastos operativos en los que incurre la Teletón en la atención a pacientes. Ello forma parte de un convenio que se firmó en 2001 durante el gobierno de Ricardo Lagos entre el Ministerio de Salud y la Teletón para apoyar los tratamientos terapéuticos y quirúrgicos de pacientes de Fonasa. Además, a través de los Fondos de Desarrollo Regional el fisco contribuye a financiar infraestructura y equipamiento en las distintas sedes que la Teletón tiene en todo el país.

Además, la Teletón ha sabido manejar los excedentes que genera, ya que no todo lo que recauda lo gasta en atención a pacientes. Estos dineros, según se afirma en la memoria anual de 2019, “se mantienen invertidos en instrumentos financieros con objeto de mantenerse resguardados y generar una rentabilidad”. Ese año, según la fundación, la Teletón obtuvo 878,6 millones de pesos sólo por concepto de intereses. “Estos ingresos son una fuente adicional de recursos para el financiamiento de nuestra operación”, se afirma en la última memoria anual.

Esas platas se invirtieron en las gestoras de fondo BanChile Inversiones y BCI Asset Management, la primera perteneciente al banco del Grupo Luksic, y la segunda al banco controlado por Luis Enrique Yarur.

Sin embargo, han existido denuncias de que algunos de esos dineros se han triangulado. Aunque no e ilegal, esta práctica habría beneficiado de paso a otros actores del sistema financiero. Entre estos, el Grupo Penta.

En el marco de la investigación por fraude al fisco en 2014 en contra de los socios de Penta, Carlos Alberto ‘Choclo’ Délano y Carlos Eugenio Lavín, el fiscalizador del Servicio de Impuestos Internos, Iván Álvarez, declaró ante el entonces fiscal Carlos Gajardo: “Durante el tiempo que tuve contacto con Jorge Valdivia, él me contó que de acuerdo a lo que él había escuchado en Penta, ignoro de quién, los dineros que la Teletón recaudaba a través del Banco de Chile, posteriormente los usaba el grupo Penta. No recuerdo si eran depositados en el Banco Penta o a través de algunas de las sociedades del grupo y que luego eran devueltos a la Teletón. Con esto en Penta tenían cash o dinero en efectivo de manera expedita y fácil y luego se devolvía a la Teletón”.

Según personas al tanto de esa investigación, la arista de esas platas de la Teletón no se siguió investigando al no encontrarse nada irregular. El ‘Choclo’ Délano fue presidente del directorio de la Fundación Teletón y por más de 15 años miembro de esa junta. Según personas que conocen de cerca el funcionamiento de ésta, Délano es amigo cercano de Mario Kreutzberger.

El mundo de los negocios y de los grandes empresarios ha estado históricamente bien representado en el directorio de la Fundación Teletón. De hecho, en los últimos 25 años sólo ha tenido dos presidentes del mundo de la salud: Rodolfo Rosenfeld y Humberto Chiang, ambos urólogos de la Clínica Las Condes. Los otros presidentes del directorio han sido el socio y fundador de Sonda, Andrés Navarro (1996-2006), el actual ministro Alfredo Moreno (2008-2010), Carlos ‘Choclo’ Délano (2010-2014). Y, por cierto, todos han sido hombres.

Durante la investigación en torno al Grupo Penta en 2014, surgió una denuncia de que el Banco de Chile le traspasaba fondos de la Teletón a ese grupo económico para inyectarle ‘plata fresca’.

Desde 2017 el directorio lo encabeza Daniel Fernández, miembro del PPD y ex director de TVN, ENAP, Metro S.A. e Hidroaysén. En esa junta directiva también participan Patricio Jottar, alto ejecutivo del Grupo Luksic; Ignacio Cueto, socio y presidente de Latam (demandado en 2016 en Argentina por el pago de 1,5 millones de dólares en coimas a los sindicatos de LAN en ese país);  Lázaro Calderón, de la familia que controla la multi-tienda Ripley y Alfredo Schönherr, presidente de la Asociación de Clínicas privadas y miembro del directorio de Farmacias Ahumada, cadena que en 2008 se coludió con sus competidores para elevar los precios de más de 200 medicamentos. Schönherr es actualmente el tesorero de la fundación.

Otro director es Guillermo Tagle Quiroz, presidente de la gestora de fondos IM Trust – Credicorp Capital, quien se hizo conocido por ser uno de los defensores más acérrimos del sacerdote Fernando Karadima y hombre que manejaba las finanzas de la parroquia El Bosque.

Se va la nueva directora ejecutiva

El ambiente al interior de la Fundación ha sido tenso en los últimos meses. Además de los crecientes cuestionamientos por la falta de transparencia, hace ya varios años hay cada vez más voces críticas que afirman que la Teletón es, en parte, un lavado de imagen para muchos grandes empresarios y que la labor de la rehabilitación debiera ser una función pública y no dependiente de la caridad de los ciudadanos.

Al hecho de que La Red le diera -al menos de momento- un portazo a la Teletón, se debe agregar otro hecho que ha impactado a esa fundación. Este fin de semana se hizo pública la renuncia de Javiera de la Cerda, directora ejecutiva de la Fundación Teletón que recién había asumido ese función en enero de este año.

Según fuentes al tanto, la periodista presentó su renuncia indeclinable el jueves pasado y denunció internamente continuos malos tratos de parte de Mario Kreutzberger. “La ninguneaba, la trataba mal, le decía que no daba el ancho, que fue un error contratarla, la tenía con depresión”, señala una fuente cercana a la profesional, quien estuvo casada con el ex alcalde de Las Condes, Francisco de la Maza.

Con posterioridad a la publicación original de este artículo, la afectada se comunicó con este medio negando haber recibido malos tratos por parte de Kreutzberger.* “Mi renuncia respondió a temas personales y nada tiene que ver con falsas asociaciones que se han hecho en torno a ella”., aseguró.

Javiera de la Cerda asumió hace cuatro meses con la misión de darle un nuevo impulso a la ‘cruzada solidaria’, en reemplazo de Ximena Casarejo, periodista que ejerció la dirección ejecutiva desde el inicio de la Teletón en plena dictadura. Gente que trabaja

‘Conecta Mayor’ y el factor Correa

El 18 y 19 de septiembre del año pasado se realizó una teletón llamada ‘Vamos Chilenos’, con el fin de apoyar a los adultos mayores afectados por la pandemia del Covid-19. Los recursos obtenidos irían a parar a una nueva fundación benéfica llamada “Conecta Mayor”, administrada por la Pontificia Universidad Católica.

El rector Ignacio Sánchez encabeza el directorio en el que también participan dos miembros del directorio de la Fundación Teletón: Lázaro Calderón y Ximena Casarejo, la periodista que durante más de 40 años fue la directora ejecutiva de la Teletón.

Pero hay un miembro en ese directorio cuya designación llamó la atención: Enrique Correa. El ex ministro de Patricio Aylwin y dueño de la agencia de lobby Imaginacción es, hace años, amigo personal de Mario Kreutzberger, y ha estado varias veces en el directorio de la Teletón.

Enrique Correa ha sido durante años consejero del animador de TV y fue un apoyo crucial en dos momentos complejos de su carrera mediática: la demanda de paternidad en su contra y la publicación de la biografía no autorizada de Don Francisco. Laura Landaeta, la autora del libro, asegura que recibió fuertes presiones y amenazas en su contra por parte de personas anónimas, y también una llamada de Imaginacción. “Enrique Correa mandó a una de sus asistentes a llamarme cuando estábamos a punto de lanzar el libro, para que me preguntaran cuándo salía y para que yo supiera que él estaba muy atento, ‘al igual que Don Mario’”, recuerda Landaeta. “Mandó a decir que ambos esperaban leerlo ‘con mucha detención’, una amenaza solapada de un personaje muy oscuro. Yo le ofrecí gentilmente una copia para él, pero le dije que Don Mario comprara la suya”, señala la periodista.

Como miembro del directorio de Conecta Mayor ha tenido un papel importante en la organización de la distribución de las ayudas, afirman cercanos a la fundación.

Javiera de la Cerda renunció a la dirección ejecutiva de la Teletón tras sólo cuatro meses en el cargo. El motivo habrían sido los continuos malos tratos de parte de Mario Kreutzberger.

La campaña Conecta Mayor buscaba beneficiar a unas 50.000 personas mayores que viven solas y que pertenecen al 40% más vulnerable de la población. Su objetivo era entregar un dispositivo móvil a cada persona para que pudiese estar conectada con familiares, pero también con personal de salud y Carabineros en caso de necesitarlo. Como segundo aporte, la campaña entregaría un kit o canastas de alimentos a un grupo mayor de adultos mayores que no resultaran beneficiados con los aparatos telefónicos y que estaba compuesto por productos especialmente seleccionados por nutricionistas.

La campaña recaudó sólo 16.000 millones de pesos, poco más de la mitad de la meta de 30.000 millones. Al día de hoy, el compromiso de repartir 50.000 teléfonos antes del 31 de diciembre de 2020 no se ha cumplido y hasta el 7 de mayo de 2021, según consta en una minuta enviada por Anatel a los canales de televisión, sólo se han repartido poco más de 12.000 aparatos de los 44.800 que están hoy en manos de municipios a lo largo del país.

Lo mismo ocurre con las cajas de alimentos comprometidas. De hecho, usuarios de redes sociales comentan que se comprometió la entrega de alimentos en el mes de marzo y, al día de hoy, muchos siguen sin llegar.

Según información a la que tuvo acceso INTERFERENCIA, hasta el 18 de febrero la fundación Conecta Mayor había entregado 139.000 kits de alimentos a los municipios a lo largo del país para ser entregados a beneficiarios de la tercera edad. Sin embargo, sólo 38.000 estaban en manos de ellos, mientras que más de 100.000 siguen en bodegas.

“Fuimos poco previsores, hicimos una campaña pensando en que los municipios trabajarían rápido en la entrega de los teléfonos, pero eso no sucedió. La pandemia ha avanzado y la ayuda no llegó a tiempo. Hemos fracasado y no hay forma de que esta situación tenga otra lectura”, señala una de las colaboradoras de Conecta Mayor.

Según se constata en la página de transparencia de Conecta Mayor, el 50% de lo recaudado en la campaña de septiembre del año pasado ha sido invertido en kits de alimentos y aparatos telefónicos.

Así, esta campaña no sólo fue una mala experiencia en términos de éxito mediático y de recaudación, sino que tampoco logró su meta de salir en ayuda de los adultos mayores. Este traspié ha acrecentado las dudas sobre qué tan bien se invierte el dinero que todos los chilenos entregan a estas obras benéficas encabezadas por Mario Kreutzberger.

*Este artículo fue modificado el martes 25 de mayo, un día después de su publicación original para incorporar la breve respuesta que Javiera de la Cerda hizo llegar a INTERFERENCIA.