Ayer fue un día agitado para el Presidente Sebastián Piñera. Un lunes que transcurrió en tres actos.
En la mañana el mandatario dio una entrevista que se transmitió, de manera simultánea, en varias de las radios más escuchadas del país. En la tarde anunció que aceptaba la renuncia de su poderoso subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla. Y en la noche realizó, en su residencia en San Damián, una cena de “desagravio” para su primo y ex ministro del Interior, Andrés Chadwick, a la que asistieron ministros y dirigentes de la derecha oficialista.
Sin embargo, detrás de esta parafernalia se esconde un creciente aislamiento del Presidente, que cada día sufre más del síndrome del “emperador desnudo”.
A pesar del comunicado oficial del gobierno que esgrimió “razones personales”, las razones de la salida Ubilla no están claras aún. El hecho de que su partida no sea inmediata, sino que a partir de los primeros días de enero, es una muestra de que no se trata de un castigo o de un sacrificio para apaciguar los ánimos de la calle. De hecho, el nombre del subsecretario no figuraba entre las cabezas que pedía la oposición o los manifestantes, pese a ser el encargado de coordinarse con Carabineros.
El Director General Mario Rozas y el ministro del Interior, Gonzalo Blumel, son los que actualmente encabezan la lista. De hecho, ayer el diputado Gabriel Ascencio (DC) emplazó al ministro Blumel, a raíz de las últimas revelaciones sobre el uso indiscriminado de químicos de Carabineros. "O se va el general director de Carabineros, o se va usted, decida", afirmó.
Tercera División
Lo que está claro es que con la salida de Ubilla, el nuevo equipo político de La Moneda parece más bien un equipo de fútbol amateur, que un equipo profesional. Un asesor del gobierno asegura que la diferencia entre el equipo político original de La Moneda –integrado por Ubilla, Chadwick y Cecilia Pérez- y el que ahora está en el palacio presidencial es como comparar a Colo Colo con el equipo de Tricolor de Paine. “Estamos ante un gobierno descapitalizado”, afirma.
El nuevo subsecretario del Interior es Juan Francisco Galli Basilli, abogado, militante de Renovación Nacional y un hombre de confianza de Sebastián Piñera y del ministro Blumel. Estudió en el exclusivo colegio privado Craighouse y en la Pontificia Universidad Católica. “Es alguien que no tiene calle, que no sabe lo que es la calle”, afirma un ex compañero suyo. La falta de sensibilidad social con el llamado Chile profundo ha sido una de las principales críticas al gobierno de Piñera. Con este nombramiento sólo profundiza esa brecha social.
Pocos creen que Galli, de 42 años, será capaz de imponerse a Carabineros, cuya conducta ha estado marcada por desafíos abiertos a la autoridad civil, mientras que en su interior se está generando un profundo quiebre. “Entre Blumel y Galli no hacen ni la mitad de un buen subsecretario”, asegura un militante de la UDI que es asesor de la presidenta de ese partido.
Galli es uno de los hombres que le debe parte de su carrera profesional a Piñera. En el primer gobierno de este fue, primero asesor y después jefe de gabinete, de Rodrigo Hinzpeter en el ministerio del Interior y el de Defensa, respectivamente.
En marzo de 2018 volvió al gobierno, primero como subsecretario de Fuerzas Armadas, en el ministerio de Defensa, y después como subsecretario de la Secretaría General de la Presidencia. Según su declaración de intereses, es accionista de la empresa de recuperación de datos Kepler S.A, con la cual mantiene contratos de no más de $2 millones con el Estado. Además tiene acciones, por montos menores, en Entel, Ripley y la Embotelladora Andina S.A.
El hecho de que los actuales ministros políticos de La Moneda sean hombres de poco peso no sólo confirma la rápida desintegración del capital político de Piñera, sino también su creciente poder en medio de esta crisis que se inició el 18 de octubre.
“Piñera está en su salsa ahora”, asegura una persona cercana a los círculos de poder del piñerismo. “Ha logrado replicar en La Moneda el modelo de Bancard: él es el jefe indiscutido, rodeado de gerentes leales”.
Yo, Sebastián
Pese al masivo estallido social, el mandatario piensa que ha sabido manejar bien la situación. Tanto así, que ayer se dio el gusto de afirmar en la entrevista a las radios que “me duele la baja aprobación” y, en un gesto freudiano que tal vez traiciona su subconsciente, “no he pensado en renunciar”.
Varios personeros políticos de la oposición, que han concurrido al palacio de gobierno durante las últimas semanas, le han comentado a nuestro medio sentirse impactados por lo que consideran una falta de realidad y de un cable a tierra del Presidente. “Habla todo el rato, parece tener todas las respuestas y soluciones, nadie lo contradice, mientras todo a su alrededor se cae a pedazos”, confidenció uno de ellos hace ya casi un mes.
Pero hay indicios de que el choclo se está desgranando, pese a las artimañas de marketing político del gobierno. La salida de Ubilla es una de las bajas más sensibles. Pero la semana pasada renunció el jefe de la Dirección de Presupuesto (Dipres), un cargo estratégico en la política económica de cualquier gobierno. Y existen fuertes rumores sobre inminentes renuncias en los ministerios de Hacienda y Economía.
La caída de un halcón
Rodrigo Ubilla no tuvo mayores conflictos como subsecretario del Interior durante el primer mandato de Sebastián Piñera. Pero su segunda parte en el cargo estuvo llena de problemas.
El primer gran incendio al interior de La Moneda vino el 14 de noviembre de 2018, cuando el comando jungla de Carabineros asesinó al weichafe Camilo Catrillanca en la comunidad de Temucuicui.
Dicho episodio tuvo como protagonista al entonces ministro del Interior, Andrés Chadwick, más allá de su responsabilidad como máxima autoridad sobre Carabineros, por declarar públicamente que la muerte del mapuche se había dado en el contexto de un enfrentamiento con las policías, lo cual era falso.
Si bien se defendió con que esa era la versión que le traspasaron los uniformados, la ex autoridad tuvo muchos problemas por la declaración del ex general de Zona Araucanía de Control de Orden Público, Mauro Victtoriano, quien dijo a la Fiscalía que en un llamado telefónico a pocas horas del hecho, le dijo a Chadwick que Catrillanca iba desarmado.
Algo muy similar vivió Rodrigo Ubilla aquel día, aunque tuvo menor repercusión mediática que el caso de su superior. El 11 de diciembre de 2018, el ex general de Orden Público, Christian Franzani, declaró al Ministerio Público que Victtoriano entregó la misma información que a Chadwick, por lo que de inmediato se lo comunicó al entonces subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, según antecedentes revelados por nuestro medio.
Los meses fueron pasando y Chadwick era el más complicado con el caso Catrillanca. Pero el tema mapuche volvió a impactar directamente a Ubilla en abril de 2019, cuando INTERFERENCIA publicó la compra de terrenos mapuche que realizó el ahora ex subsecretario en 2009 al interior de la comunidad Mariano Millahual de Pucón, lo cual es irregular dado que la Ley Indígena prohíbe que estas tierras sean adquiridas por personas que no pertenecen a dicho pueblo originario.
Por este tema Ubilla enfrenta hasta el día de hoy una demanda de la familia Painequir, dueños originales de las hectáreas. En este contexto, en agosto pasado INTERFERENCIA reveló que el entonces subsecretario de Interior utilizó a Germán Quinteros Raby, uno de sus asesores más cercanos en el ministerio, para que fuera personalmente a amedrentar a la familia Painequir para retirar la demanda.
Dentro de unas tres semanas debería conocerse el fallo del Juzgado de Garantía de Pucón respecto de este caso y, varios piensan que es bien probable que el fallo sea adverso al ahora ex subsecretario.
Otro punto que marcó la gestión de Ubilla fue la crisis migratoria de venezolanos, quienes debido a los cambios de criterio del gobierno chileno respecto de las visas, quedaron estancados durante semanas en Tacna, viviendo en campamentos improvisados en las calles de la ciudad peruana, esperando la compasión de las autoridades chilenas. En esto, el ex hombre de Interior lideró el control policial para impedir la entrada de los venezolanos.
Finalmente, la gestión de Ubilla en el presente mandato de Sebastián Piñera culmina con las graves violaciones de Derechos Humanos protagonizadas por Carabineros de Chile desde el estallido social iniciado el 18 de octubre. En este contexto, según el último reporte del Instituto Nacional de Derechos Humanos del 12 de diciembre, la acción policial ha dejado 3.461 heridos, 357 de estos con lesiones oculares, mientras que 1.986 con heridas de disparos de distintas municiones.
Cabe recordar que, tradicionalmente, el manejo de las policías recae en la subsecretaría del Interior.
Comentarios
Ese tipo no es "el mandatario
Gracias por la prensa libre!
Estimo que debiera declararse
Creo que Piñera será
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