Decepcionante, con su historia de pobre manipuló malamente las emocionalidad de miles de chilen@s quienes creyeron tener una oportunidad en que por fin alguien que vivió la desigualdad hiciera al menos un esfuerzo en querer cambiar las cosas. Por momentos una inspiración renovadora se movilizaba en el ambiente ya que convencía con sus ideas de cambios, escucharlo era ver con mayor cercanía una apuesta a lo que se necesita en Chile, igualdad e integración social. Sichel con su carita de bueno, amigable, "usando su vivencia de niñez" robó la esperanza de quienes le creyeron. Sin embargo, su discurso barato siempre fue falso y siempre supo que lo que prometía no era real. Siche , no eres carta para Chile, no queremos otro Sebastián falso.