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Sábado, 2 de Agosto de 2025
[Sábados de Streaming - Documentales]

Expediente Netanyahu: Demolición controlada

Juan Pablo Vilches

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Benjamin Netanyahu.
Benjamin Netanyahu.

Sí, este documental demuestra que Netanyahu es un corrupto. Y sí, también demuestra –probablemente sin quererlo– que hay una operación para arrojarlo a la basura a fin de salvar (y blanquear) a Israel.

“El tiempo vuela cuando te diviertes”, le dice Benjamín “Bibi” Netanyahu a los policías que lo interrogan en el marco de un juicio por corrupción que ya lleva más de cinco años, y que sirve además como una de las columnas vertebrales de esta demolición calculada para no afectar a los edificios aledaños.

¿Demolición de qué? De Netanyahu, naturalmente, retratado con eficacia y credibilidad como un histrión consumado, un genio de la mentira y la manipulación que puede permitirse sarcasmos como el ya mencionado, porque –según este documental– concentra en su persona todas las mañas y todas las debilidades morales causantes del genocidio en curso. Aunque en el documental, eso sí, no se usa esa palabra.

¿Cuáles edificios aledaños? Pues muchos. Empecemos con uno: en la oficina donde se realiza el interrogatorio, Netanyahu conserva la fotografía de un anciano, probablemente su padre Benzion (nacido con el apellido Mileikowsky en Polonia), un historiador judío revisionista, convencido de la necesidad de crear un “Gran Israel” y de deportar a todos los árabes de Palestina.

El hecho de que una generación tenga un apellido polaco y mágicamente la generación siguiente tenga un apellido hebreo no es explicado en el documental. Y esto ocurre porque el padre de Netanyahu tampoco es mencionado, pese a que la segunda columna vertebral que sostiene el relato es la propia biografía de Bibi, donde un cercano amigo de infancia habla de él, de su hermano mayor Yonatan, y del ascenso político de Benjamín tras la muerte de este último, liderando el célebre rescate en Entebbe.

Es decir, el documental se centra en la figura de Netanyahu, recorre su vida desde su infancia y sin embargo omite que tuvo un padre, y que ese padre fue un importante ideólogo del proyecto sionista, y que básicamente defendió en la teoría lo que su hijo está realizando hoy en la práctica.

Lo que se cuenta de Bibi es aquello que sirve para explicar su conducta delictual y los recursos con que libra de sus consecuencias, encapsulando en él y su entorno inmediato (su esposa Sara, su hijo Yair, y los ministros Ben-Gvir y Smotrich) el abismo moral de banalidad, corrupción y fanatismo que estaría guiando a Israel “al lugar equivocado”, como diría uno de los entrevistados.

Junto con demoler a Bibi y su entorno familiar y político, el documental se esmera en ensalzar paralelamente las instituciones israelíes, como el poder judicial y la policía en su combate contra la corrupción de sus políticos, con cierto aire de thriller bastante bien ejecutado. Igualmente bien parada sale la prensa del país, en particular el periodista y la cadena que han realizado las denuncias contra el primer ministro israelí, dejando la oportuna impresión de que Israel es una gran democracia (la única de Medio Oriente, obvio), y que esa democracia no puede coexistir con quien actualmente la lidera.

Es Netanyahu contra Israel, como si Bibi no fuera producto de las ideas sionistas de su padre –y de tantos otros fundadores de ese país–, como si este hubiera ascendido al poder sin apoyos ni padrinos políticos que, por lo visto en el documental, parecen haberle bajado el pulgar. Y a los que, por cierto, tampoco se les menciona.

Si no, no se explica que el material más valioso de esta película sean las imágenes de los interrogatorios de la policía que mágicamente “se filtraron” y llegaron a manos de los documentalistas. Si no, tampoco se explica la variedad, pertinencia y nivel de poder y confianza de los entrevistados que hoy hablan contra quien fue su amigo, su jefe, su empleado o su cliente. Y la evidencia que entregan es, efectivamente, demoledora.

Como un Macbeth que se va quedando solo, un acorralado y siempre sonriente Netanyahu arrastra consigo a su país, a Palestina y al Oriente Medio completo hacia el abismo, en un intento de escapar de un destino al que ya está condenado, ante el mundo y ante la historia.

Ese es el sentido de poner como vocera de las nuevas generaciones a una inteligente y bienintencionada sobreviviente de un kibutz atacado el 7 de octubre por Hamas. En su testimonio se pretende concentrar el recuerdo que dejará Netanyahu como el líder bajo cuyo mandato se produjo el ataque, que siempre fortaleció a Hamas mientras le sirvió y que no fue capaz siquiera de fingir convincentemente que le preocupaban los rehenes.

La joven además dice que Netanyahu es responsable de la muerte de sus vecinos israelíes de kibutz, como también lo es de la muerte de sus vecinos gazatíes. Y si bien no hay razones para dudar de la sinceridad de su testimonio, a la luz de lo que hemos visto en los últimos 14 meses, esto más parece un sarcasmo. Y uno con bastante chutzpah.

Si hay algo que se ha intensificado durante este genocidio es que los líderes, las fuerzas armadas y una parte mayoritaria de la población israelí no consideran a los palestinos como iguales ni como humanos, y esto es algo que trasciende largamente a la figura de Netanyahu y de su familia.

Los videos que graban sus soldados, las declaraciones de sus diputados en la Knesset y el silencio a lo menos cómplice de la mayoría de su población respecto del genocidio, desmienten el ánimo expiatorio de este documental contra Netanyahu, y por ello no son parte de su metraje.

Lo que sí aparece es el infame discurso que dio en junio en el Congreso de Estados Unidos, una especie de apoteosis de su influencia y de su talento hipnotizador ante algunas de las personas más poderosas del mundo. Sin embargo, otro edificio aledaño que se protege a través de la omisión es el American Israeli Public Affairs Committee (AIPAC), un grupo de lobby sionista que recauda dinero y lo distribuye a los políticos que hablan y actúan en favor de Israel. Es decir, el documental tampoco menciona que entre los congresistas que aplaudían a Netanyahu, había varios comprados por AIPAC u otros grupos de lobby del mismo tipo, grupos que estaban ahí desde mucho antes de que Netanyahu llegara al poder y seguirán ahí cuando este esté preso o muerto.

La eficiente y completa explicación de los delitos de Netanyahu no logra disimular el evidente intento de cargarle (a él y a los esperpentos ultras con que gobierna) todas las culpas del proyecto sionista. De hecho, la palabra “sionismo” nunca es mencionada en todo el documental.

 

Acerca de…

Título original: The Bibi Files (2024)
Nacionalidad: EE. UU.
Dirigido por: Alexis Bloom
Duración: 116 minutos
Se puede ver en: Filmin



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