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Viernes, 18 de Julio de 2025
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Qué tan lejos está Taiwán

Andrés Almeida

China no suele ser materia de controversia a nivel de política interna, pues el hecho de ser el primer socio comercial y su inmenso tamaño no admiten mayor discusión. Por eso tal vez José Antonio Kast se vio tan sorprendido cuando Tomás Mosciatti lo inquirió respecto de su contradicción por las diferencias de trato que se le da a Cuba o Venezuela respecto de China en materia de violaciones a los DD. HH.

Este artículo es parte del newsletter exclusivo La Semana del pasado sábado 16 de octubre, y ahora se comparte para todos los lectores.

China no suele ser materia de controversia a nivel de la política interna, pues el hecho de ser el primer socio comercial y su inmenso tamaño convierten al país en una realidad dada sobre la que no se admite mayor discusión. Por eso tal vez José Antonio Kast se vio tan sorprendido cuando Tomás Mosciatti lo inquirió respecto de su contradicción -y la de toda la clase política, incluido Gabriel Boric- en cuanto las diferencias de trato que se le da a Cuba o Venezuela, respecto de China, en materia de violaciones a los derechos humanos. 

La respuesta de esas diferencias está en una especie de Realpolitik, mal expresada y mal fundamentada, pero que genera cierta inercia que hace que las cosas no cambien mayormente, con el efecto de no alterar el prestigio de China ni -mucho menos- cuestionar la legitimidad de la relación con la segunda potencia mundial, detrás de Estados Unidos.

¿Pero qué pasaría si es que China invade Taiwán?

La pregunta parece más sacada de los escenarios de juegos bélicos que realizan cotidianamente las fuerzas militares del Asia Pacífico, pero poco a poco se convierte en una inquietud que tiene que ser considerada por las cancillerías de los gobiernos y en general por la población civil de cualquier país del mundo. Esto, pues una ocupación militar china de la provincia irredenta de la isla de Formosa, o Taiwán, por parte del presidente Xi Jinping, aparece como algo en el horizonte de lo posible y de lo cercano, al menos en el mediano plazo.

No es que vaya a ocurrir necesariamente, pero cada vez es más fuerte la presión de China para lograr la absorción de Taiwán, en el entendido de que Estados Unidos es también cada vez más débil, política e incluso militarmente, respecto de China. Al menos así parecen considerarlo los dirigentes más cercanos a Xi Jinping, quienes apuestan por una decadencia estadounidense, observada en su retiro de Afganistán (país con frontera terrestre con China), y en su relativa tolerancia respecto de la imposición de nuevas reglas autoritarias de Beijing sobre Hong Kong.

Respecto de la situación política y militar que explica por qué los chinos se atreven a desafiar a los estadounidenses, conviene leer 'Comenzando un incendio: Estados Unidos y China ingresan a un territorio peligroso sobre Taiwán, donde Chris Buckley y Steven Lee Myers -para The New York Times- abordan los desequilibrios del statu quo entre ambas potencias que llevan a esta situación 

En lo relativo al antecedente de Hong Kong, recomiendo leer un artículo de The New York Times de junio, pero que se complementa con lo que está pasando ahora: Cruzando la línea roja: detrás de la toma de posesión de Hong Kong por parte de China de Chris Buckley, Vivian Wang y Austin Ramzy.

En cuanto a una perspectiva histórica y geográfica de lo que está pasando y puede llegar a pasar con Taiwán, recomiendo la columna de Brahma Chellaney, un profesor de Nueva Delhi, quien escribió Salvando Taiwán para Project-Syndicate, donde explica -entre otras cosas- que lo de Taiwán no es una reclamación china que tenga sustento en una historia milenaria, sino de solo 126 años, pues la isla de Formosa -donde está el país- ha recorrido una trayectoria que la ligó antes con las Filipinas y Japón. Esta circunstancia geográfica e histórica, hace que Taiwán haya sido parte de una cadena de islas que cierran geográfica y políticamente el Mar de China y que impiden que China se proyecte hacia el Mar de las Filipinas, que es la puerta abierta del Océano Pacífico al Asia.         

De todos modos no es que Estados Unidos y sus aliados no estén haciendo nada al respecto.

En septiembre el presidente Joe Biden revivió el foro Quad, que congrega a Estados Unidos, India, Japón y Australia, que son las potencias militares con presencia en el Asia-Pacífico rivales de China, y también creó Aukus, el acrónimo que une Australia, Reino Unido y Estados Unidos, cuyo propósito es crear un frente militar común con el propósito declarado de "frenar el expansionismo chino". La medida inmediata y más vistosa de Aukus fue la compra por parte de Australia de submarinos nucleares de tecnología anglosajona, en detrimento de un acuerdo con Francia, que fue descartado por el gobierno australiano y que causó roces en el seno de la OTAN. Para conocer los detalles de Aukus se puede ver este artículo de El PaísEE.UU., Reino Unido y Australia forjan una alianza estratégica contra China en el Pacífico de María Antonia Sánchez-Vallejo.

Volviendo a la pregunta inicial de este artículo, me parece a bien recordar un artículo mío en INTERFERENCIA del año pasado: El día en que una fragata chilena hizo un ejercicio de guerra con un destructor de EE.UU. destinado a incomodar a China, el cual recuerda que -independientemente de los efectos económicos de una eventual guerra- Taiwán no está tan lejos de Chile en lo diplomático ni en lo militar. 



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