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Sábado, 26 de Julio de 2025
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Guaidó desaparece del mapa y Venezuela empieza a bombear petróleo a Estados Unidos

Andrés Almeida

La primera semana de 2023 marcó el deshielo entre los Estados Unidos de Joe Biden y la Venezuela de Nicolás Maduro. 

Este artículo es parte del newsletter exclusivo La Semana del pasado sábado 07 de enero de 2023, y ahora se comparte para todos los lectores.

Un promisorio inicio de año vive la Venezuela de Nicolás Maduro, pues recalaron en sus puertos tres barcos cuya presencia en aguas venezolanas era improbable hace breves meses, y marca el deshielo de las medidas que hacían del país un paria para Occidente y buena parte de América Latina.

Se trata del Amadea, un buque alemán, con bandera de las Bahamas, que llegó con 500 turistas europeos al puerto El Guamache en la venezolana Isla Margarita, otrora uno de los más apetecidos destinos turísticos del Caribe, el cual hoy sobrevive casi solo por la presencia de turistas rusos sobre quienes no pesan sanciones ni restricciones para visitar Venezuela. 

La llegada de españoles, franceses, alemanes, suizos, italianos y belgas fue todo un hito en Margarita, al punto en que fueron recibidos por el ministro venezolano de Turismo, Alí Padrón, quien declaró en la ocasión que “se rompe el celofán de las medidas coercitivas unilaterales que impidieron durante muchísimos años la llegada de cruceros desde Europa”. 

Aún más importantes son los otros dos navíos mencionados. Se trata de los buques cisterna Caribbean Voyager y UACC Eagle que llegaron al Puerto José al noreste de Venezuela, el cual está administrado por PDVSA, el gigante petrolero estatal venezolano. Ahí ambos buques están embarcando 500.000 barriles de crudo comprado por Chevron, cuyo destino es la refinería Pascagoula de Mississippi, en la costa estadounidense del Golfo de México. 

La situación responde a un giro completo de la política estadounidense respecto del gobierno de Nicolás Maduro, en el contexto de la guerra en Ucrania y la c0nsecuente escasez de hidrocarburos que ha elevado sus precios al punto de producir un brote inflacionario mundial.

“En realidad, las refinerías de la costa del Golfo fueron diseñadas para procesar el crudo procedente de Venezuela. Así que veremos un flujo de petróleo hacia Estados Unidos y obtendremos algo de dinero. Nos deben dinero por los préstamos y las cosas que hemos hecho allí a lo largo de los años. Así que este es un primer paso al que potencialmente seguirán otros”, dijo  el presidente de Chevron, Mike Wirth, a Bloomberg.

Más allá de la delicada situación jurídica en que se encuentra la industria tras las sanciones estadounidenses al petróleo venezolano -que ha implicado congelamiento de activos, y el 'traspaso' a manos de Juan Guaidó de Citgo, la filial de refinamiento y distribución de petróleo venezolano de PDVSA en territorio estadounidense-, lo cierto es que a partir de diciembre el gobierno de Estados Unidos relajó las restricciones y Chevron -además de la española Repsol y la italiana ENI- tiene permiso para operar con PDVSA, empresa que cambió de presidente recientemente, ocupando el cargo Pedro Rafael Tellechea, quien reemplazó a Asdrúbal Chávez, primo del fallecido presidente Hugo Chávez.

Respecto de todo el proceso de apertura industrial, recomiendo este artículo de MercoPressActividades de Chevron ganan impulso en Venezuela.

La situación responde a un giro completo de la política estadounidense respecto del gobierno de Nicolás Maduro, en el contexto de la guerra en Ucrania y la c0nsecuente escasez de hidrocarburos que ha elevado sus precios al punto de producir un brote inflacionario mundial.

Dado que Venezuela tiene petróleo a rabiar -es el país con mayor cantidad de reservas en el mundo con 513 millones de barriles, casi el doble de Arabia Saudita que tiene 260 millones-, pero solo es el 21° productor actual -en parte por las sanciones occidentales, aunque también por graves ineficiencias y corrupción-, Joe Biden entendió ya en marzo de 2022 que no era buena idea mantener el petróleo venezolano bajo tierra. 

Más si se considera que la industria petrolera estadounidense y venezolana históricamente se han desarrollado de manera simbiótica, como lo demuestra el hecho de que las refinerías del Golfo de México están completamente adaptadas a las características del crudo venezolano.  

Al respecto, recomiendo este artículo de Joaquín Riffo en INTERFERENCIA de marzo del año pasado, que avisa todo lo que vendría: Realpolitik: Biden prohíbe el petróleo ruso y se acerca a la Venezuela de Maduro para abrir el grifo de PDVSA

De tal modo, el cronograma industrial de 2022 empalmó con el político, e incluso con el judicial, y determinó un deshielo de las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela, el cual tiene varios hitos más -como lo fue la liberación de los estadounidenses llamados Los 6 de Citgo, que estaban presos en una cárcel venezolana-, pero cuyo corolario es el completo fin de la 'Presidencia interina' y de Juan Guaidó como 'Presidente encargado'. Algo que aceptó Estados Unidos, pese a que todavía no reconoce a Maduro como el Presidente venezolano. 

De todos modos, la idea de un Juan Guaidó como presidente paralelo a Nicolás Maduro, en torno a quien se une la oposición, con legitimidad social en Venezuela y amplio reconocimiento internacional, es algo que caducó hace mucho tiempo. Probablemente eso pasó justo después del fallido intento de golpe de Estado del 30 de abril de 2019, en el cual Guaidó liberó de la cárcel al líder opositor Leopoldo López, sin que los militares se sublevasen tras el hecho, como estaba pensado.

Al respecto, recomiendo mi artículo El golpe militar que no fue: la última bala de Juan Guaidó.

De todos modos, la idea de un Juan Guaidó como presidente paralelo a Nicolás Maduro, en torno a quien se une la oposición, con legitimidad social en Venezuela y amplio reconocimiento internacional, es algo que caducó hace mucho tiempo. 

Después de ese fracaso, Guaidó y la oposición se fueron cuesta abajo en la rodada, perdiendo credibilidad y popularidad hasta llegar a niveles paupérrimos, entre otras cosas, porque sucedieron graves casos de corrupción. Algo curioso, pues se trataba de un gobierno hasta cierto punto imaginario, que no tenía qué ni cómo gobernar, y por lo tanto, nada a qué echarle el guante... salvo los activos venezolanos congelados fuera del país.

Pese a esa acelerada decadencia, durante el tiempo transcurrido desde el fallido golpe de Estado de 2019 se mantuvo la ficción de un 'Presidente encargado' -con un gabinete y una legación diplomática paralelos, que responden a una Asamblea Nacional 'legítima' (la de 2015, en la que la oposición tuvo mayoría y extendida sin plazo de cierre), a diferencia de la de 2020 (en cuya elección la oposición no participó)-, entre otras cosas, porque era un diseño apoyado por el presidente de Estados Unidos de entonces, Donald Trump.  

Pero, Trump fue reemplazado por Biden, al igual que Jair Bolsonaro por Lula da Silva en Brasil, e Iván Duque por Gustavo Petro en Colombia; quienes componen las piezas claves en la región para debilitar -o bien fortalecer- internacionalmente a Venezuela.

A eso se suma algunos avances económicos venezolanos asociados a esta especie de boom de la renta petrolera producto de la guerra, que han hecho que el país crezca 12% en 2022 según la CEPAL, y que pierda tranco el impulso hiperinflacionario que ha caracterizado su economía por años. Esto, aunque en 2023 el crecimiento será bastante menor (5% es el pronóstico de la CEPAL), y hay señales de un posible recrudecimiento inflacionario. 

Con todo, los cambios políticos regionales y el mejor rendimiento económico de Venezuela, marcan que la rueda de la fortuna vuelve a estar a favor del chavismo, después de casi 10 años, si es que se considera como punto de inflexión la muerte de Hugo Chávez, ocurrida el 5 de marzo de 2013. 

En este escenario, la oposición volvió a dividirse en torno a un eje que ya es clásico: participar del proceso político, con lo que se 'legitima' al chavismo como actor, o bien, ir de frente en contra de un régimen considerado 'ilegítimo´, lo que incluye dejar de participar de las elecciones, a la espera de desbancarlo por otras vías.

De tal modo, la Asamblea Nacional electa en 2015 (la antichavista), decidió poner fin a la figura de la 'Presidencia interina' y a Juan Guaidó como 'presidente encargado', quedando la instancia encabezada por tres mujeres exiliadas, cuya presidenta es la médica afincada en España, Dinorah Figuera, quienes dirigirán la instancia -supuestamente titular de los activos venezolanos confiscados- a través de Zoom.

El problema es que esos activos poco a poco han entrado en la negociación que lleva a cabo el gobierno venezolano con un sector de la oposición en Ciudad de México. Al mismo tiempo en que Biden daba la luz verde a Chevron para operar en Venezuela a fines de noviembre, esta mesa de negociación acordó usar parte de los recursos estatales venezolanos congelados en el extranjero en un Acuerdo para la Protección del Pueblo Venezolano, lo que incluye echar mano para programas sociales en Venezuela unos US$ 2.700 millones, los que están bloqueados por el sistema financiero internacional.

Con todo, los cambios políticos regionales y el mejor rendimiento económico de Venezuela, marcan que la rueda de la fortuna vuelve a estar a favor del chavismo, después de casi 10 años, si es que se considera como punto de inflexión la muerte de Hugo Chávez, ocurrida el 5 de marzo de 2013. .

El asunto es complejo para la oposición, pues las próximas elecciones generales son en mayo de 2024, respecto de las cuales deberán definir si van, bajo qué condiciones y garantías, y si irán juntos o no. Esto último es altamente improbable, dada la crudeza de los reproches y recriminaciones mutuas, a propósito de la decisión de acabar con lo que quedaba de poder de Guaidó y Leopoldo López, quien está exiliado en España.

Por su parte, el chavismo celebra haber sobrevivido uno de los ciclos más complejos de su historia.

“Venezuela está lista, totalmente lista, para dar pasos hacia un proceso de normalización de las relaciones diplomáticas, consulares y políticas con la actual administración de Estados Unidos y con las administraciones venideras”, dijo Maduro el domingo 1° de enero, en una entrevista en una televisora estatal.

[Algunos artículos interesantes respecto del tema]

Un crucero europeo atraca en el puerto de la isla de Margarita por primera vez en 15 años, de Florantonia Singer, en El País.

Venezuela: Maduro nombra canciller y presidente de PDVSA, en El Nuevo Herald de Miami.

Colombia y Venezuela arrancan una nueva era de relaciones diplomáticas, de Juan Diego Quesada, en El País.

El fin a una 'pesadilla' en Venezuela: así fue como el Gobierno de EE.UU. trajo de vuelta a casa a siete estadounidenses detenidos, de Jennifer Hansler en CNN en Español.

- La oposición en el limbo después de deshacerse de Guaidó, de Dave Lawler, en Axios.

De interinatos y oposiciones, un artículo de opinión de Óscar Doval en el periódico independiente venezolano Efecto Cocuyo, en el cual se hace una dura crítica a la oposición más refractaria a negociar con el chavismo.

Ajuste de cuentas en la falsa oposición, un artículo de opinión de Huberto González Briceño en La Razón, en el cual se expone una dura crítica a la oposición más cercana a negociar con el chavismo.

Dinorah Figuera: ¿quién es la nueva presidenta de la AN opositora?, del periódico venezolano El Estímulo. 

El problema es que esos activos poco a poco han entrado en la negociación que lleva a cabo el gobierno venezolano con un sector de la oposición en Ciudad de México. Al mismo tiempo en que Biden daba la luz verde a Chevron para operar en Venezuela a fines de noviembre, esta mesa de negociación acordó usar parte de los recursos estatales venezolanos congelados en el extranjero en un Acuerdo para la Protección del Pueblo Venezolano

[De mi archivo personal]

Cuando emergió la figura de Juan Guaidó, en el verano de 2019, fui a Caracas a reportear lo que parecía una amenaza inminente para Nicolás Maduro y el chavismo. En la oportunidad, pude ver en persona a Nicolás Maduro y a Juan Guaidó. Maduro incluso se acercó a saludarnos, como periodistas extranjeros en una plaza Bolívar donde se realizaba una actividad proselitista del Partido Socialista de Venezuela. A Guaidó lo vi más de lejos, llegando en moto al proscenio de una de las manifestaciones masivas que realizó la oposición en la capital. 

En esa ocasión, la misión era -junto con el periodista Nicolás Massai- ver con nuestros propios ojos lo más posible lo que pasaba en Venezuela y escribir al respecto. El resultado fue una cobertura distinta a la de los medios chilenos, que buscaban por todos lados comprobar elementos de la tesis ya comprada de 'La Hora Final de Maduro'. Mi apreciación personal me llevó a pensar que era muy difícil que cayera Maduro y menos el chavismo, luego de leer historia reciente de Venezuela, y conversar con gente común, chavistas de distintas partes de la sociedad venezolana y opositores. 

Así fue como escribí este artículo que me valió duras críticas y descalificaciones, básicamente por no plegarme a la idea de que el régimen estaba política y socialmente acabado y que la intervención venidera de Cúcuta abrocharía su final. A mi juicio, vale la pena leerlo casi cuatro años después: Por qué Nicolás Maduro se mantiene en el poder (por ahora).    



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