A las siete de la tarde de este lunes los empleados de Farmacias Ahumada (Fasa) recibieron la noticia. Ejecutivos de la cadena, perteneciente a la firma estadounidense Walgreens, les avisaron que la casa matriz cerraría 50 locales en Chile. En los sindicatos empezaron a sacar las cuentas: hasta 500 trabajadores perderán sus empleos.
“Nos dieron el comunicado en cada una de las sedes de los sindicatos. Es raro, podrían haberlo hecho antes, pero lo dejaron para el final y no nos dieron espacio para reaccionar”, dice Sergio Rojas, presidente del Sindicato Nº1 de Farmacias Ahumada. “Solo nos explicaron que esto se debía a que no le estaba yendo bien a la empresa”.
Posteriormente, la cadena -que en 2009 hizo noticia por reconocer que se había coludido con sus principales competidores, Salcobrand y Cruz Verde, para coordinar los precios de cientos de fármacos- divulgó un comunicado a los medios de comunicación en el que señalaba que la decisión se debía a una reestructuración interna, y que lamentaban que esto afectara “directamente a parte de sus trabajadores”.
Margarita M., una empleada de esta farmacia, iba ayer en la línea 4 del metro rumbo a Puente Alto, comentando a una colega la noticia por teléfono. “No, no estoy en la lista de cortados, pero aún no se sabe”, le decía. “De aquí al viernes sabré, y pucha justo cuando estaba lista para las vacaciones en el sur”.
Margarita M., una empleada de esta farmacia, iba ayer en la línea 4 del metro rumbo a Puente Alto, comentando a una colega la noticia por teléfono. “No, no estoy en la lista de cortados, pero aún no se sabe”, le decía. “De aquí al viernes sabré, y pucha justo cuando estaba lista para las vacaciones en el sur”. Al ser consultada después de su llamado, dijo a INTERFERENCIA: “Parece ser que quieren que firmemos una renuncia voluntaria y para los que a lo mejor nos vamos a quedar nos pedirán hora extras”, afirmó, bajo la condición que no se publicara su nombre real. “Pero yo no quiero hacer horas extra, tengo una vida fuera del trabajo”.
El anuncio de Fasa se suma a una ola de despidos en otras industrias, opacando el crecimiento macroeconómico que ha sido el caballo de batalla del primer año del gobierno de Sebastián Piñera. Mientras durante la administración Piñera I (2010-2014) el gran lema fue la creación de un millón de empleos, en esta segunda parte La Moneda se ha visto acorralada por un aumento en la cesantía y una falta de respuesta ante la destrucción de empleos que, de todos modos, no se puede atribuir de manera exclusiva a sus políticas. Por ejemplo la automatización, que afecta sobre todo a la industria de los servicios, es un fenómeno global que no tiene vuelta atrás.
Cifras en rojo
El panorama de desempleo –con una tasa de 7,4% entre julio y septiembre según el INE– alcanza rubros de todo tipo, desde la alimentación, el transporte de carga, la construcción y los medios de comunicación, entre otros.
Los números azules entregados por el Banco Central a través del Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec), que en septiembre aumentó un 2,3% respecto al mismo periodo en 2017, se ven opacados por noticias que anuncian reducciones masivas de empleos.
La lista de los despidos más bullados en este 2018 va más o menos así.
En mayo Canal 13 despidió a 300 trabajadores.
En junio Maersk –fabricante de contenedores industriales– cerró su planta en San Antonio y desvinculó a más de 1.200 trabajadores. Ese mismo mes la constructora Cial quebró y desvinculó a otros 1.200.
Despidos masivos como los que está planeando Farmacias Ahumada son, tal vez, sólo el inicio de un cambio mucho mayor en el mercado laboral chileno.
Le siguió en agosto la planta de Iansa en Linares dejando a 277 empleados sin trabajo y también la fábrica de Pastas Suazo con una desvinculación de 140 personas.
A comienzos de noviembre anunciaron el despido de unos 80 trabajadores de TVN y 19 en Mega, a los que se sumaron a los empleados despedidos en Copesa unos meses antes: 30 puestos menos por el cierre del diario La Hora y 28 por el cierre de la revista Paula, además de los trabajadores de revista Qué Pasa.
Las miradas, entonces, han recaído sobre el mismo Ejecutivo. “Las nuevas autoridades no han sido capaces de evaluar el impacto que iba a tener el escenario internacional. El mercado laboral de nuestro país enfrenta nuevos escenarios y también el comportamiento de nuevos trabajadores. En este caso, el independiente se instaló como una realidad a partir de 2013, donde estaba cerca del 22%. El mercado laboral chileno debe saber analizar adecuadamente esto, de tal manera de elaborar políticas públicas en el correcto sentido”, aseguró a INTERFERENCIA la última ministra del Trabajo del gobierno anterior, Alejandra Krauss.
Una visión distinta tiene Carolina Grunwald, economista del centro de estudios Libertad y Desarrollo, ligado a la UDI. Ella apunta a la lentitud que ha tenido el mercado laboral para “recuperarse”, y afirma que el INE no está tomando en cuenta algunas variables, como el de los inmigrantes, que estarían dinamizando la economía. “No es un aumento dramático del desempleo por lo menos si vemos las cifras. Uno ve que el último trimestre móvil la tasa de desempleo fue 7,1 y el trimestre móvil anterior fue 7,3, o sea hubo una baja en la tasa de desempleo. Uno ve que ha habido un aumento en la fuerza de trabajo, uno ve que hay un traspaso de personas que están de cuenta propia hacia personas asalariadas”, dice.
El gobierno ha preparado un paquete de reformas en materia laboral con el objetivo de bajar los costos de contratación, flexibilizando la jornada de trabajo con la finalidad de atraer inversión y a partir del crecimiento generar más empleo. Pero esta visión ha sido resistida por muchos sindicatos.
Para la ex ministra Krauss, efectivamente existe un retraso en materia laboral: “Las cifras de la economía han hecho que las inversiones se retarden. Además, debiera estar presentándose, muy inicialmente, el fenómeno de la automatización. Esto coloca desafíos en la capacitación pensando cómo formamos trabajadores para que puedan efectivamente enfrentar la automatización y la tecnologización”
INTERFERENCIA publicó un artículo este martes donde se evidencian los primeros efectos de la automatización en la banca, una industria que se prepara para reducir de manera importante su dotación, que en algunos casos podría alcanzar hasta el 40%. Sin ir más lejos, entre enero y agosto de este año, los bancos eliminaron 643 puestos de trabajo.
Las reformas del gobierno
Despidos masivos como los que está planeando Farmacias Ahumada son, tal vez, sólo el inicio de un cambio mucho mayor en el mercado laboral chileno. Más allá de las transformaciones tecnológicas que afectan al empleo en todo el mundo, la reforma de pensiones propuestas por el gobierno podría elevar aún más el desempleo. Y así lo ha reconocido el propio Ejecutivo.
Según cálculos del gobierno, el aumento de cotización de 4% con carga al empleador, podría afectar la creación de unos 52.000 nuevos puestos de trabajo en los próximos 10 años.
Frente a este escenario, el ejecutivo ha preparado un paquete de reformas en materia laboral con el objetivo de bajar los costos de contratación, flexibilizando la jornada de trabajo con la finalidad de atraer la inversión y a partir del crecimiento generar más empleo. Pero esta visión ha sido resistida por muchos sindicatos, que el pasado 8 de noviembre manifestaron su rechazo a través de una marcha convocado por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT).
En la misma línea, tras los despidos en Farmacias Ahumadas, Sergio Rojas, dirigente sindical de esa compañía, criticó la agenda del gobierno: “Yo tengo mis dudas con este gobierno, porque ya envió el proyecto de estatuto laboral juvenil y ahora anunció el envío de otros que tienden a la flexibilización. Esto es populismo, porque quieren generar empleo, pero a costa de mano de obra barata. Este es un problema profundo que ni este gobierno, ni los anteriores han resuelto, pero el ejecutivo tiene que hacer una reflexión, ya que en muy poco tiempo han cerrado sucursales y empresas y sus proyectos no van en la línea de mejorar la situación”.
INTERFERENCIA se contactó vía telefónica con el ministro del Trabajo, Nicolás Mönckeberg, para consultarle sobre los temas que se abordan en este artículo. Sin embargo, la autoridad se excusó de hablar por esta vez.
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