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Viernes, 18 de Julio de 2025
Jefe de la Iglesia entre 1990 y 1998

El silencio de la Iglesia respecto de la acusación por violación que pesa sobre Carlos Oviedo: 'el cardenal de la transición'

Lissette Fossa
Marcos Sepúlveda
Juan Pablo González

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Conferencia Episcopal en Punta de Tralca, hace 10 años aprox.
Conferencia Episcopal en Punta de Tralca, hace 10 años aprox.

Un denuncia por violación y abusos sexuales a un menor pone bajo la lupa investigativa por primera vez a un cardenal chileno por este tipo de crímenes. Nadie en la Iglesia chilena quiso referirse al caso, incluido Felipe Berríos, quien ejerce su sacerdocio en Antofagasta, donde el fallecido Oviedo fue obispo y cometió los presuntos delitos en 1987.

La mañana de este sábado 25 de enero, una bomba silenciosa explotó en las redes de la Iglesia católica chilena. Entre sacerdotes, hermanos y laicos, circuló el reportaje de INTERFERENCIA titulado La  acusación por violación a un menor que pesa sobre el fallecido cardenal Carlos Oviedo Cavada

En el reportaje se detalla la denuncia realizada en junio de 2019 a la Comisión de Prevención de Abusos de la Conferencia Episcopal y a la Policía de Investigaciones (PDI). La denuncia fue realizada por la esposa de la víctima, un hombre de 49 años de iniciales J.F.P.L.. Según la denuncia, en el contexto de la preparación para la visita del papa Juan Pablo II, durante 1987, en Antofagasta, siendo él un monaguillo de 16 años, se cuenta cómo fue abusado con tocaciones, obligado a practicar sexo oral y violado por el entonces obispo de esa ciudad, Carlos Oviedo Cavada. 

A propósito del caso recientemente revelado de los maristas, J.F.P.L. comunicó sus padecimientos a su familia, y desde entonces cayó en una depresión, que lo tuvo al borde del suicidio. A eso se suma una demencia que fue diagnosticada a principios del 2019, por un daño neurológico irreversible, que lo tiene internado en la clínica Santa María, sin recuerdos claros ni capacidad de discernir la realidad.

Tras estos episodios, su pareja decidió hacer la denuncia, buscar investigar la verdad de lo ocurrido y aceptar hablar con INTERFERENCIA.

A pesar del impacto de la denuncia develada contra quien fuese el jefe de la Iglesia católica chilena entre 1991 y 1998, el clero que le sucedió al día de hoy ha decidido guardar silencio.

Según han respondido distintos personeros de la Iglesia actual, es la Congregación para la Doctrina de la Fe la que debe investigar este tema, es decir, es una situación que está en directas manos del Vaticano. De tal modo, obispos y sacerdotes se han restado de opinar respecto de delitos gravísimos de abusos sexuales y violación que pesan Oviedo. Tampoco han emitido comunicados en referencia a la actitud que debieran tomar respecto de las presuntas víctimas involucradas en esta denuncia.

Jaime Coiro, secretario de la Conferencia Episcopal, consultado por INTERFERENCIA el viernes 24 de enero, comentó que el Departamento de Prevención de Abuso de la Conferencia Episcopal “recibe las denuncias, la tramitan, pero no informa a la autoridad de la Conferencia”. A lo que agrega: “no tenemos ningún registro de qué denuncias se reciben ni contra quienes, simplemente se tramitan y se envían al superior competente”, que en este caso es el Vaticano, según derecho canónico.

Coiro aseguró ese viernes que los obispos chilenos no conocían la denuncia contra Oviedo, y que -según el curso normativo de estos casos en la Iglesia católica- no corresponde un juicio canónico, debido a la muerte del acusado, pero que sí podría investigarse el caso. 

Eso coincide con lo informado a la esposa de la víctima, quien en el recibo de la denuncia entregada por la Conferencia Episcopal, se hace mención a que la denuncia va con copia a monseñor Charles Scicluna, quien está a cargo de las investigaciones de los casos de abusos sexuales dentro de la Iglesia chilena, como enviado especial del papa Francisco.

INTERFERENCIA también contactó a la Nunciatura Apostólica de Santiago, desde donde se señaló que la entidad eclesiástica no dará ninguna declaración al respecto: “Independientemente de la existencia o no de un determinado caso, la Nunciatura no tiene autorización para entregar este tipo de informaciones a terceros”, señalaron por correo electrónico.

Con respecto a este caso, ninguno de los sacerdotes contactados por INTERFERENCIA quiso referirse al tema. Tampoco confirmaron si el Vaticano o Charles Scicluna están investigando a Oviedo dado que está fallecido, a diferencia de lo que ocurrió con el cura Renato Poblete.

Este periódico contactó a Felipe Berríos, sacerdote en Antofagasta, para que pudiese comentar la denuncia de un presunto delito ocurrido en esa ciudad, pero el cura no respondió nuestras llamadas ni mensajes de whatsapp en que se dejaba claro el motivo del contacto. Esto pese a que la presencia de Oviedo en Antofagasta es contundente. Incluso, la avenida principal de la ciudad se llama Cardenal Carlos Oviedo Cavada, así como también el terminal de buses de esa ciudad.

El ex sacerdote Rodrigo Tupper, quien sucedió a Cristián Precht en la Vicaría de la Esperanza Joven, institución creada por Oviedo, tampoco quiso referirse al tema. En un correo electrónico, respondió: “De temas de Iglesia, simplemente tomé la opción personal de no opinar. Hoy vivo otra realidad, es mi feliz opción personal (...) Al menos yo nunca escuché ni supe nada de lo que comentas, mientras fui vicario de la Esperanza Joven”.

Hablan por los que no hablan

“El silencio no es solo no admitir hablar del tema, en general es una estrategia tácita e implícita de minimizar, de responsabilizar a las víctimas, no hacerse cargo del problema del abuso y sobre todo busca silenciar a la víctima. Aquí el daño se ve, es enorme, y la Iglesia ha sido parte causante de ese daño, entonces el silencio de la Iglesia es inaceptable, hoy nos damos cuenta que es parte del problema” comentó a INTERFERENCIA José Andrés Murillo, director ejecutivo de Fundación Para la Confianza respecto del caso Oviedo.

“Una vez que leímos el caso en INTERFERENCIA, lo subimos a la web de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico, para que la gente que fue abusada por él, se atreva a denunciar y hacer público su caso”, comentó a este medio Enéas Espinoza, vocero de dicha organización. 

Sobre el cardenal Oviedo, Eneas Espinoza señala: “hay gente que ya nos estaba hablando de que era sospechoso de abuso”. 

El giro conservador de los noventas

Carlos Oviedo Cavada, cardenal de la Iglesia católica, nació el 19 de enero de 1927. Ingresó a la orden mercedaria en 1944.

Como sacerdote mercedario, se caracterizó por su nutrida formación teológica, la cual fue perfilando hacia un enfoque moral. En dicho enfoque, se preocupó especialmente por la formación valórica de los jóvenes, llamándolos a formar una familia constituida por un hombre y una mujer, rechazando la homosexualidad, y llamándolos a tener una vida sexual destinada tan sólo a la procreación. 

“Él era una persona más bien tosca, que manejaba muy bien algunos elementos humanísticos, fundamentalmente, al margen del derecho canónico que era su fuerte. Manejaba lo que era la historia, más aún, él participó en una obra bastante grande que se llama Episcopologio, donde se empezó a escribir la historia de todos los obispos chilenos desde la conquista”, señala Marcial Sánchez, especialista en historia eclesiástica. 

Oviedo llegó a Santiago como arzobispo no sin problemas, pues la diócesis estaba fuertemente marcada por la Vicaría de la Solidaridad, los sacerdotes obreros y la defensa de los derechos humanos. Muchos sacerdotes, tras el concilio Vaticano II e inspirados en la teología de la liberación, habían abandonado las casas parroquiales para vivir en medio de los pobres. La opción por los pobres era el motor de esta Iglesia, que el cardenal Oviedo, tuvo como misión gobernar desde 1990. 

Marcial Sánchez, experto en historia eclesiástica, comenta que Oviedo “frenó todo esto, tomó la Iglesia y la metió hacia adentro, no salió y enfrentó las nuevas situaciones que está viviendo el país”. Oviedo abandonó la línea ideológica del cardenal Silva Henríquez, firme defensor de los derechos humanos, y se decidió por una postura conservadora, por lo cual, volvieron a tomar relevancia todos los temas relativos a la moral sexual de los católicos y catolicas.  

En su paso por Santiago, Oviedo Cavada se enfrentó en un escenario complejo: por un lado era amigo de Patricio Aylwin, pero por otro era muy cercano a los militares, tanto por su formación como mercedario, como por su familia militar: Su hermano Jaime Oviedo Cavada fue oficial de ejército y sus hijos siguieron sus pasos, alcanzando su sobrino, Humberto Oviedo, el rango de comandante en jefe del Ejército. Carlos Oviedo Arriagada también perteneció a la institución y fue condenado por encubrir el asesinato de Waldo Rivera, en 1974, mientras prestaba servicio en Temuco.

Para Sánchez, el nombramiento de Oviedo como arzobispo de Santiago tuvo como intención generar un puente entre el mundo político y el militar, “puente que resultó en su momento, por su carácter diplomático con ideas bastante claras, bastante conservadoras”.

Oviedo fue cercano a Cristián Precht, ex vicario de la solidaridad, investigado por abusos sexuales y de conciencia. Lo nombró como parte del directorio de la “Fundación de documentación y archivo de la vicaría de la solidaridad” y también lo designó en una comisión encargada de fundar la Vicaría para la Pastoral Social. Por otro lado, Oviedo presentó el libro Los Jóvenes que yo conozco de Precht. En 1991, lo nombró como primer encargado de la naciente Vicaría de la Esperanza Joven, rol que mantuvo hasta 1995.

En su prolífico trabajo académico, Oviedo destacó en su texto Carisma e Institucionalidad, la importancia de la castidad en la vida de la Iglesia. En él, insta a los jóvenes de los noventas a evitar el sexo fuera del matrimonio: "Desde que hemos creído en el Verbo hemos renunciado al culto de los demonios (... ). Antes nos agradaba el libertinaje; hoy en día la castidad constituye nuestras delicias.” 

En otro texto llamado Por una vida conyugal, Oviedo criticó fuertemente a la Iglesia católica por no evitar las nulidades matrimoniales: “Las penas canónicas llegan un poco tardíamente, por cuanto el matrimonio que entabla la nulidad ya está definitivamente fracasado; ellas no salvarán nada, a lo más podrán impedir -como de hecho éste ha sido el efecto- un nuevo matrimonio civil”.

En su carta a los jóvenes, pedía que los jóvenes vivieran el amor de la forma tradicional: en el matrimonio entre un hombre y una mujer, con hijos. También rechazaba el libertinaje sexual: “Algunos nos aseguran que amar es satisfacer cualquier impulso. Otros procuran convencernos que al amor se confunde con el placer. O que consiste en vivir libremente todas las aventuras que podamos. O que es una mercancía que se puede comparar o vender en el mercado. Nunca, por cierto, estas propuestas logran entregar la felicidad que ofrecen”:

Esta contradicción entre una persona sumamente conservadora en temas sexoafectivos y tener una denuncia de abuso sexual “es bastante habitual y eso que significa que tu puedes encontrar con muchos de los sacerdotes que han abusado de niños que son sacerdotes que tienen una vida intachable si hablamos de la fe”, comenta el historiador Sánchez. “Ellos saben que llevan esta doble vida. Además él, por la potestad de estar frente al señor debió sentirse perdonado de alguna otra forma dentro de su forma distorsionada de pensar”, elucubra Sánchez.

Carlos Oviedo Cavada es uno de los siete cardenales que ha tenido en su historia la iglesia chilena. Llamados príncipes de la iglesia, son nombrados directamente por el papa de turno. Hasta los 80 años los cardenales son parte del grupo elector de un nuevo pontífice. Oviedo Cavada fue nombrado cardenal de la Iglesia católica en 1994.

Antes, había sido nombrado obispo auxiliar de Concepción, por el Papa Pablo VI, en 1964. Diez años más tarde fue nombrado arzobispo de Antofagasta, en donde se hizo conocido por visitar cárceles e ir a evangelizar en la zona del altiplano. Dicha fama, en 1990, lo hizo saltar como arzobispo de la diócesis de Santiago, lo que lo hacía jefe de la Iglesia de Chile, provincia que gobernó hasta 1998. Pocos meses después de dejar su cargo, falleció.



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¿Y que pasa con la investigacion del tio de pinera?

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