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Sábado, 20 de Abril de 2024
Entrevista

Héctor Llaitul: “Un gobierno que dice ser de izquierda no debería hacer la vista gorda a la causa mapuche”

Víctor Herrero A.

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Héctor Llaitul en la comunidad mapuche José Loncolí, lugar dónde murió abatido hace un año el integrante de la CAM, Pablo Marchant
Héctor Llaitul en la comunidad mapuche José Loncolí, lugar dónde murió abatido hace un año el integrante de la CAM, Pablo Marchant

En conversación con INTERFERENCIA en un predio en Coi Coi, en la Araucanía profunda, el vocero de la CAM habla sobre las posibilidades de diálogo con las autoridades y de por qué su grupo se siente ajeno al actual proceso constituyente.

Admision UDEC

El pasado sábado 16 de julio nuestro medio estuvo en Coi Coi, en la comunidad mapuche ubicada al sur de Tirúa donde el año pasado murió el miembro de la CAM, Pablo Marchant, a manos de Carabineros. Desde entonces, esos predios forestales fueron ‘recuperados’ por comunidades mapuche, que ese día sembraron trigo en dos colinas ubicadas en medio de un inmenso predio forestal de pinos, pertenecientes a la forestal Mininco de la familia Matte.

En un día frío, con fuertes lluvias intermitentes, nuestro medio conversó durante varias horas con Héctor Llaitul, el vocero oficial de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), que en estos días cumple 25 años desde su irrupción en 1997. A continuación, los extractos principales de esa entrevista.

Hace unos días, el Ministerio del Interior quedó fuera como querellante del caso Operación Huracán, un montaje de Carabineros que lo tuvo a usted más de un mes en prisión preventiva. ¿Qué opina de ello?

Bueno, el caso Huracán es uno de los más emblemáticos respecto de la acción y de la posición que tiene el Estado en relación al conflicto con nuestro pueblo. De hecho, cuando yo fui invitado a la Comisión de Derechos Humanos en la ONU [a fines de 2018], les interesaba mucho que me refiriera al caso Huracán.

Porque, a ver, aquí debemos aclarar un punto. El caso Huracán se instaló en la prensa y en el imaginario colectivo como una operación de inteligencia policial digitada al más alto nivel por las autoridades de ese entonces, el gobierno de turno, en este caso de la señora Bachelet y todo el aparataje estatal. Era una operación en la que el gobierno, de una forma u otra, estaba involucrado políticamente.

Fue una decisión política que se tomó y se mandató a funcionarios de Carabineros ejecutarla. Y así el general Bruno Villalobos fue removido por esa razón.

Pero no fue removido, renunció.

Claro, por la presión y otros antecedentes de su mala gestión en esas materias. Pero fue procesado, lo cual es inédito en estos casos, sobre todo en temas como la causa mapuche.

"Hay una parte del pueblo mapuche que asumió ser chileno, ser el indígena chileno. También hay un sector mapuche que se plantea la autodeterminación dentro de un Estado que los reconozca como distintos, pero siendo parte de éste, es decir, es la concepción de plurinacionalidad. Y nuestra posición es más radical, busca la reconstrucción de la nación mapuche, como existió en antaño".

Entonces esto da cuenta de que aquí está involucrado el Estado en su conjunto y, por lo tanto, es un hecho de suma gravedad. Una operación donde se utilizaron instrumentos del Estado, por agentes del Estado, para acusar con pruebas falsas a comuneros del movimiento mapuche.

Hoy el caso Huracán tiene otra versión, está presentado de otra forma, porque ahora los que están siendo procesados y llevados a la justicia son los carabineros que fueron responsables de esta operación y se dio cuenta de que aquí hubo una acción ilícita y criminal, porque la tipificación de los hechos da para que ellos sean condenados a altas penas, incluso de cárcel, según la misma legislación que el Estado tiene.

El montaje en el fondo es algo muy grave y por lo tanto la institucionalidad debería operar en consecuencia. El hecho de que el gobierno actual, a través del Ministerio del Interior, haya quedado fuera como querellante es un antecedente muy nefasto para esta administración, porque estarían dando luz verde para que exista un sobreseimiento de los involucrados y que el caso quede prácticamente en nada.

¿Por qué cree que esa posible impunidad tiene que ver con que el gobierno ya no sea parte querellante?Porque ellos deberían perseguir los ilícitos independiente de quien los cometa. ¿Ese es el estado de derecho que dicen defender? Si agentes del Estado cometieron ilícitos muy graves, como utilizar pruebas falsas para incriminar a los comuneros, no es un simple tema de transgresión o de falta de fe para que las instituciones funcionen, sino derechamente un tema de cometer un crimen o cometer una acción penal grave. Es decir, estamos hablando de atropellos no solamente a los derechos humanos, sino de una acción que es muy deleznable en el sentido de que el Estado utilice no sólo la institucionalidad opresora en sí, sino que también esté de alguna manera por fuera de la ley. A eso nos referimos.

¿Le sorprendió que, por faltas administrativas menores, el gobierno quedara fuera del caso?

Es que se supone que un gobierno que dice ser entre comillas de izquierda, o de pseudo izquierda para nosotros, que se plantea en términos de la defensa de los derechos de la ciudadanía, no debería estar haciendo vista gorda respecto de este proceso y debería presentarse como querellante, porque aquí se cometieron delitos.

Varias comunidades mapuche se unieron el pasado sábado 16 de julio para ayudar con la siembra en ese lugar. Fotografía: Marlene Carrasco

La ministra Izkia Siches removió a los responsables jurídicos de este traspié y el propio Presidente Gabriel Boric calificó de inaceptable lo sucedido.

El tema es que la institucionalidad, dependiendo de los tribunales, dice lo contrario. Aquí se cometió un vicio, una falta y, por lo tanto, quedan fuera del caso y eso es hasta raro. Porque cómo se entiende que los estudios jurídicos del Ministerio del Interior no hayan hecho la pega. Ahí hay, por decirlo de alguna manera, gato encerrado.

En la CAM pensamos que de nuevo estos hechos van a quedar en la impunidad, pese a ser que gravísimos.

Nuestra lectura es que parece que aquí hay una suerte de contubernio para respaldar la acción de Carabineros y de paso la criminalización del movimiento autonomista, en particular el que, somo nosotros, se enfrenta a los intereses del gran capital que están enquistados en nuestra territorialidad ancestral.

Para nosotros la lucha es, en definitiva, en contra de este Estado de tipo capitalista, de formato colonial y por lo mismo valida el tipo de lucha que no necesariamente tiene que transitar en esta institucionalidad opresora. Nuestra posición, y que el caso Huracán reafirma, es que las trasformaciones pasan por fuera de la institucionalidad.

Pero a comienzos del año pasado la CAM no se cerraba a la idea de sentarse a dialogar con el gobierno, entonces liderado por Sebastián Piñera. Pedían ciertas condiciones, como tener observadores internacionales. Qué ha pasado en el último año y medio que las cosas aparentemente están más estancadas.

En rigor nosotros somos una expresión de una organización mapuche autonomista, somos una expresión legitimada por los propios hechos. Porque si existiera voluntad política de buscar una solución por la vía legal, nosotros estaríamos ya participando.  

Nosotros estamos dispuestos a conversar, pero lo que aquí importa es que exista una política que asuma el conflicto por lo que verdaderamente es. Pero ¿qué pasa? Nos imponen de manera constante un Estado de excepción, y esa represión ha traído consecuencias nefastas. Lo que sucede en el fondo, y este ni ningún gobierno se ha atrevido a enfrentarlo, es que existen comunidades que viven en medio de enormes propiedades de las grandes empresas forestales. Y nadie se atreve a enfrentar esos intereses. Por lo tanto, un primer paso para establecer un diálogo no sólo es la restitución territorial, sino ponerle freno a la devastación de los territorios por políticas extractivistas que van incluso más allá de nuestro pueblo.

¿En este gobierno ha habido señales respecto a las empresas forestales?

No, ese es el problema. Las forestales hoy como industria se mantienen intactas, se han mantenido los proyectos de monocultivos, y otras empresas construyen represas, centrales hidroeléctricas, y otro tipo de inversión que van devastando la territorialidad ancestral, ocupando el recurso de la tierra y el agua, que lo básico para el mundo mapuche.

En ese contexto, ¿cuál es la postura que la CAM tiene respecto al proceso constituyente? ¿Consideran que existen avances respecto de estos temas?

Como parte del movimiento autonomista mapuche entramos en contradicción con esta forma de hacer política, que consideramos viene impuesta desde arriba por las elites de siempre.

Para nosotros es una contradicción llevar adelante un proceso de independencia de nuestro pueblo y, al mismo tiempo, participar de la institucionalidad. La nueva Constitución plantea la plurinacionalidad, que es que varios pueblos conviven en un mismo Estado-nación. Para nosotros es una contradicción, porque significa que tendríamos que desconocer que el pueblo mapuche tiene su propia autonomía, su cultura, su estructura social. El concepto de nación para nosotros es fundamental, porque el trasfondo de la lucha mapuche es territorio y autonomía.

Insisto, nuestra lucha es en el territorio y hemos visto avances. Las forestales están cada vez más urgidas, y estamos hablando de las familias Matte y Angelini, de lo contrario no se hubiera militarizado la región.

¿Qué está pasando hace varios años? El Estado tomó la decisión de militarizar el Wallmapu, esto independiente de qué administración esté en el poder. Piñera fue el que instaló esta idea, y la clase política dirigente, no solamente los partidos de derecha, sino todos los que están involucrados en la mantención del sistema neoliberal, en defensa de los intereses de los poderosos, han continuado en la misma senda.

La militarización del Wallmapu, la aplicación de leyes de excepción, la criminalización y la persecución hacia el movimiento autonomista se expresa en las confrontaciones, principalmente con las forestales, con los grandes inversionistas o capitalistas que operan indiscriminadamente en nuestro territorio ancestral. Ellos actúan en defensa de sus intereses.

"En l los años 80 del siglo 19 perdimos nuestra autonomía. De ahí en adelante pasamos a ser el pueblo mapuche oprimido, arreduccionado en comunidades, en una organización político, jurídico e institucional que nos niega todos los derechos fundamentales, con una chilenización forzada".

He podido observado cientos de hectáreas de plantaciones forestales acá, pero nada indica que sus dueños -la forestal Mininco del Grupo Matte- esté efectivamente presente.

Claro, en los hechos la CAM y otras organizaciones vamos recuperando territorio, vamos recuperando fundos que están en mano de las forestales, como este lugar y otros. Y los vamos transformando. Eso se ha masificado y parece que es una alternativa real para las comunidades. Esta recuperación territorial está en vías de extenderse. De hecho, en la zona de Arauco, desde Cañete hacia el sur hasta esta zona, no existe prácticamente la industria forestal. Si tú haces un recorrido, no está la presencia de las faenas, de la industria ni de custodia.

O sea, ¿las forestales entregaron de facto los territorios?

No es que los hayan entregado, sino que, por la fuerza de los hechos, ha habido un avance sustantivo en la demanda territorial de facto. Es decir, el control de los territorios está en manos de comunidades y del movimiento mapuche autonomista.

¿Las forestales nunca se han acercado o han abierto un canal de comunicación con grupos como los que usted representa?

En los gobiernos anteriores hubo intentos de acercamiento de parte de las forestales a través de agentes que intervenían, como interlocutores, y la idea era plantearse una tregua. Una tregua. Bueno, el gobierno de alguna manera dice que quiere establecer la posibilidad de diálogo o una mesa para las tratativas del conflicto. Lo primero que nos exigen a nosotros es que dejemos de hacer acciones, que abandonemos las armas. Pero nosotros también ponemos ciertas condiciones. Una es que exista un desalojo de las forestales y de su industria, y terminar con la militarización. Cosa que es prácticamente imposible porque, por definición, este es un Estado capitalista y estas política extractivista están instaladas en su ADN. Entonces fuimos bajando las condiciones para establecer un diálogo y en algún momento dijimos que estaríamos disponibles para un diálogo.

¿Esto cuándo fue?

En los dos gobiernos anteriores lo dijimos en su momento. Pero este debía ser un diálogo al más alto nivel y con garantías. Y ¿qué garantías nos parecerían a nosotros? Es que sea con el movimiento mapuche en resistencia y no con otros actores que se aprovechan de la causa mapuche y terminan siendo o estando en sintonía con las políticas estatales. Es decir, los amigos de los gobiernos de turno. Y claro, ahí se reproducen las políticas sociales, los proyectos y la política estatal.

Entonces, una garantía es que se converse con los representantes de la resistencia o que existan garantes que posibilitaran un diálogo, en donde nosotros pudiéramos poner como demandas de fondo el territorio y la autonomía. Cómo resolver el tema territorial para ir destrabando un conflicto que ya se está volviendo cruento en el sentido de la lucha y que implica tratarlo desde una perspectiva político-militar, porque esta ya es una confrontación en ese plano.

Este no es un conflicto que nosotros instalamos, sino que el Estado asumió la defensa y resistencia de los intereses del gran capital desde esa perspectiva violenta, criminal y con agentes del Estado que están militarizado el Wallmapu. Entonces, garantías de observadores internacionales, por ejemplo, es un mínimo a exigir.

O sea, es la idea del año pasado, cuando a fines de marzo el periodista de TVN Iván Núñez lo iba a entrevistar, cosa que no resultó por la emboscada que sufrió junto a su camarógrafo.

Claro, porque ahí fue la primera vez que esto se tomó muy en serio por parte de organismos internacionales y fue la ONU la que lo planteó. Entonces era una noticia saber qué respuesta íbamos dar nosotros. Porque obviamente el gobierno podía allanarse a un ordenamiento jurídico supranacional, como la ONU u organismos internacionales, pero también tenía que tener una respuesta de parte nuestra y ciertamente nosotros íbamos a estar de acuerdo si existían estas garantías. Y lo otro, nosotros íbamos a poner como plataforma el que se discutieran temas muy potentes para la causa mapuche, como la devolución de los territorios y la posibilidad de reconstruirnos para la autonomía.

Desde la muerte de Marchant, el territorio de la forestal perteneciente a la familia Matte quedó bajo control territorial de los mapuche de la zona de Coi Coi. Fotografía: Marlene Carrasco

En ese sentido, ¿la emboscada al equipo de TVN puso fin a esas tratativas?

No necesariamente, pero fue una acción que generó confusión y que incluso culparon inicialmente a la CAM u otros grupos de resistencia mapuche de ello. Era una manera burda de transmitir a la opinión pública que algunos grupos mapuche  somos intransigentes. Por lo tanto, esa acción cerró por un tiempo la posibilidad de diálogo.

Finalmente esa entrevista nunca se produjo y, al no poder expresarnos, se acalló nuestra voz y se transmitió la idea de que ya no estaríamos disponibles para un diálogo. Yo creo que esa fue una de las razones por las cuales se atacó a ese periodismo. Y lo otro fue tratar de socavar la posibilidad de que nuestra postura tuviera eco a nivel internacional. Porque si se lograban esos diálogos con observadores internacionales, el movimiento autonomista mapuche tenía  la posibilidad concreta de exponer el trasfondo de su lucha mapuche y legitimarla a nivel internacional.

La CAM y otros grupos mapuche buscan recuperar territorios y obtener autonomía. En ese sentido, ¡tiene en mente ejemplos de otros países que podrían servir de guía?

Cada lucha independentista tiene su propio trasfondo ideológico, cultural, histórico. El país vasco, por ejemplo, oprimido por dos estados; la lucha de los kurdos también puede ser entendida así. Hay muchos pueblos que se sienten oprimidos por Estado-naciones. Nosotros creemos que la lucha de hombres y mujeres es frente a la explotación de otros hombres, es una forma de la concepción de izquierda marxista, más tradicional, pero también creemos en la lucha de los pueblos cuando éstos son oprimidos por otros pueblos o países o Estados. Y tienen todo el derecho a luchar por su autonomía y autodeterminación. En el caso mapuche nosotros reivindicamos eso, que el pueblo nación mapuche era soberano, independiente, hasta que fue ocupado por dos naciones y despojado de su territorio y de todos sus derechos inherentes a esa realidad de autonomía y territorio ancestral. Hoy pensamos que no es ajeno ni una locura plantearse la reconstrucción de una nación con territorio y autonomía.

O sea, ¿como otro país?

Claro.

Ello calza muy bien con el libreto de los sectores más conservadores de Chile que comienzan a hablar de un privilegio indigenista.

Ese es no es el problema. Por eso vamos acumulando la fuerza necesaria en todos los ámbitos para que exista esa posibilidad política de autonomía. Hoy en día estamos recién en ciernes, en la etapa de hacer conciencia sobre esa demanda, que adquiere cada vez más fuerza en los movimientos autonomistas.

"En el gobierno de Boric pasa lo mismo con la extensión de los estados de excepción. Supuestamente se trata de defender intereses del Estado, pero en verdad es en defensa de intereses de las empresas".

¿Ustedes irán a votar para el plebiscito de salida el 4 de septiembre?

No, no, nosotros no participamos de la institucionalidad. La CAM no participa de la institucionalidad, eso ya está claro para la mayoría de la prensa, de la clase política.

Pero existe una ridiculización, una caricaturización de por qué nosotros luchamos y en la forma en que lo hacemos. Sin embargo, siempre tratamos de dejar en claro en nuestros comunicados que la propuesta de liberación nacional, que es la propuesta definitiva que tiene la CAM, es absolutamente contradictoria con la propuesta de quienes participan en la institucionalidad de avanzar hacia un Estado plurinacional o una realidad de plurinacionalidad. Para nosotros es una propuesta vacía, sin mucho sentido, porque en el fondo sería como despojar de todo el trasfondo ideológico y cultural al pueblo mapuche.

¿Esa postura del todo o nada no pone a la CAM en contra de la pared? ¿Creen tener la fuerza necesaria, junto a otras agrupaciones, para llevar adelante este proyecto?

Es que son expresiones muy legítimas. Hay una parte del pueblo mapuche que asumió ser chileno, por decirlo de alguna manera, y ser el indígena chileno. También hay un sector mapuche que se plantea la autodeterminación dentro de un Estado que los reconozca como distintos, pero siendo parte de ese Estado, es decir, es la concepción de plurinacionalidad. Y nuestra posición es más radical, busca la reconstrucción de la nación mapuche, como existió en antaño.

A mucha gente se le olvida que el pueblo mapuche fue soberano e independiente. El pueblo nación mapuche es originario de acá, del territorio ancestral, hace cientos de años. En estas tierras se forjó una nación mapuche, que tenía su Futalmapu, su Wallmapu, que vendría siendo como el país mapuche. Gran parte de la historia de resistencia de nuestro pueblo es que defendimos esos límites, defendimos esa realidad que nos unía, en los lingüístico, en lo cultural, etc.

Los españoles reconocieron durante décadas esos límites, como el río Bío Bío.

Claro, de hecho, con los españoles siempre hubo a través de los parlamentos un reconocimiento de la nación mapuche. Eso se empieza a socavar cuando se construye el Estado-nación, tanto el chileno como el argentino. La unión de estas dos fuerzas para ocupar nuestro territorio nacional y anexarlo a estas naciones nuevas generó, en la parte argentina, la campaña del desierto, y la de Chile la llamada pacificación de la Araucanía.

El hecho histórico central para nosotros es que esa ofensiva político-militar fue determinada por el Estado. Por eso decimos que es un problema con el Estado, porque éste en su momento determina ocupar estos territorios, y se ocupan el 95% al 98% de los territorios a sangre y fuego, es decir, a través de una guerra.

Es parte de la historia del siglo 19 en gran parte de nuestro continente, desde Canadá a Chile.

Claro, en el caso de la nación mapuche esa ocupación de facto ocurrió en la década de los años 80 del siglo 19. Fue ahí cuando perdimos nuestra autonomía. Y de ahí en adelante pasamos a ser el pueblo mapuche oprimido, arreduccionado en comunidades, en una organización político, jurídico e institucional que nos niega todos los derechos fundamentales, con una chilenización forzada. Por eso hacemos el diagnóstico de que el pueblo mapuche aún vive en una época colonial. Esa es la situación.

¿Cuán consciente cree que está la población mapuche en esta región sobre estos temas históricos y sobre la recuperación territorial? Le pregunto porque si uno mira la participación electoral en la Araucanía, ésta es baja y casi siempre gana la derecha, que tiene una visión muy distinta a la suya.

Víctor Herrero A., director de Interferencia, conversando con Héctor Llaitul en el lugar. Fotografía: Marlene Carrasco

La CAM marca un punto de inflexión en ese proceso de concientización. Con su aparición en escena en 1997 con el acto simbólico de la quema de camiones y un llamado a confrontar directamente al l enemigo histórico, que es la burguesía, que de alguna manera es la que ocupó los territorios, porque los territorios no necesariamente fueron ocupados por lógicas estatales de construcción, sino por la  oligarquía y la burguesía que financió esta ocupación y se repartieron los territorios. Si hay territorios en manos de la propiedad forestal, es porque los grupos económicos que están detrás son descendientes de esos usurpadores. Y el sistema del latifundio igual se forja desde ahí. Por lo tanto, existe una casta de poder que viene de aquel entonces.

Es verdad, hay gente en el Wallmapu que vota por la derecha, porque existe una influencia fuerte en relación a que todo se corta por el poder que está instalado desde siempre. Tú sabes que el racismo viene con la llegada de los españoles y se ha ido reproduciendo permanentemente en el discurso oficial, en la educación, en el ordenamiento político-jurídico institucional, que siempre nos relega a ser el oprimido, el subalterno o el pueblo ocupado.

Somos un pueblo ocupado, por eso hoy podemos hablar derechamente de que este es un conflicto político militar. Y el análisis que hay que hacer es dentro de ese marco; o sea, si por una parte tienes órganos de resistencia territorial, por otra tienes la militarización del Wallmapu. Los militares, el Ejército, no vienen acá en defensa de los derechos del chileno común o de la ciudadanía y sus intereses, no. Aquí vienen en defensa de los intereses del capital, porque les interesa la industria forestal. Aquí no hay dinero que llegue a la masa en general o a las políticas sociales, porque ellos ni siquiera pagan impuestos o tributan. Acá hay una concentración de la riqueza que ha sido muy estudiada, una cadena productiva del mercado de los poderosos, no del mercado general, por eso existe mucha desigualdad social, muchas contradicciones entre clases sociales.

La CAM define el conflicto como político-militar, pero a todas luces parece ser una contienda desigual, una guerra que no podrán ganar.

Siempre fue una contienda desigual, desde el momento de la ocupación y ahora en la resistencia. Yo creo que el pueblo mapuche en algún momento tuvo la capacidad de tener una capacidad político-militar fuerte. De hecho, un ejemplo es el de los tiempos de Pelantaro, cuando se resistió la línea fronteriza y se mantuvo el límite con Chile por 170 años. Militarmente se defendieron esos territorios, esa fue la respuesta. Si ustedes nos preguntan hoy en día quien determinó que la causa mapuche se defina con un componente de violencia política, es porque el Estado resolvió ser violento con la causa mapuche. Cada vez que se hacían recuperaciones de tierras la respuesta era la persecución, la criminalización y la militarización y, por lo tanto, la utilización de estos mecanismos tan coercitivos, tan punitivos, como la ley antiterrorista, la ley de seguridad interior del Estado o los montajes al más alto nivel que atacaban derechamente a la resistencia. Hoy en el gobierno de Boric pasa lo mismo con la extensión de los estados de excepción desplegar a las fuerzas armadas, tanto la marina como el ejército, para supuestamente defender intereses del Estado, pero en verdad es en defensa de intereses de las empresas.

La ideología de la CAM tiene una fuerte raíz marxista tradicional. Pero en los últimos años también han surgido grupos mapuche que parecen estar en una posición más radicalizada que ustedes. ¿Cómo conviven?

El movimiento autonomista se volvió más diverso. Existen distintas posiciones. Nosotros en la CAM seguimos nuestra línea, legada por nuestros ancestros, sobre la base de que la lucha es principalmente por la recuperación territorial y de la reconstrucción nacional,

Por lo tanto, no podemos ejercer una violencia indiscriminada. En sus 25 años la CAM no ha asesinado a nadie, eso lo digo de forma categórica. Lo que nosotros hacemos son sabotajes, en el marco del control territorial, resistencia en materia de todo orden, como la recuperación del idioma mapuche, restaurar la identidad de nuestra gente, que ha perdido eso por todo lo que hablamos del racismo, la intolerancia, etc.

"Cuando un proceso transformador va en contra del capital y a favor de los oprimidos, nosotros lo entendemos como un proceso revolucionario".

Y también tiene que ver con el trabajo productivo. Nosotros no podemos esperar a que venga el Estado, ya se esperó mucho, para recuperar el agua o tener una vida más digna respecto a la comida, el alimento, la producción. Aquí [señala las plantaciones de pinos] todo era extractivismo, y ahora pasó a ser siembra; eso se llama transformación del territorio.

Cuando un proceso transformador va en contra del capital y a favor de los oprimidos, nosotros lo entendemos como un proceso revolucionario.

A a esto le llamamos autonomía revolucionaria, una autonomía de facto, porque es un territorio más para nosotros. Y es una solución muy concreta de tierra. Yo creo que ese es uno de los factores que ha llevado a la agudización del conflicto, porque esta vía de la autonomía de facto ha tenido mucho más logros que toda la institucionalidad en la que se han involucrado los mapuche.

La devolución de territorios por parte de la institucionalidad vía compraventa, que es un mecanismo de la Conadi, es un tecnicismo de mercadeo que sirve para la reproducción del capital. Es absolutamente distinta la recuperación en base al control territorial, que es una reproducción transformadora, porque nosotros no participamos de la institución que dice: "Ya esta es la tierra y ahora usted tiene que usar estos mecanismos para producir" vía Indap, vía Conadi, vía todo lo que es la institucionalidad. Acá es autonomía pura y dura. Aquí [señala las colinas] no vienen bajando orientaciones estatalesAsí se hace frente al Estado capitalista y al Estado colonial. O sea, el mapuche ya no depende de estas lógicas de dominación, ni en su estructura ni en su superestructura, sino por definiciones, por deliberaciones y por conceptos propiamente mapuche. Aquí la gente sabe que sembrando de esta manera va a obtener el alimento que va a reproducir un mundo mapuche más dignificado, más justo y más correspondiente con demandas concretas.

Por lo que veo en esta siembra y en estas familias reunidas, también parece ser una respuesta más ecológica al uso del terreno.

Es que la lucha mapuche no la miramos desde una perspectiva ecologista o medioambientalista o de mejor sociedad bajo las lógicas occidentales, sino que la encontramos mucho más mapuche. Y aquí viene el concepto Itrofill Mongen. ¿Qué significa? Significa que hay muchas vidas acá y todas tienen derecho a existir y hacer, a reproducirse como tal. Es decir, el mapuche no es el único que vive aquí. Aquí vive una biodiversidad de vidas. Y explicarlo es muy complejo, porque no solamente significa la flora, la fauna, o los árboles o los humedales, y todo lo que está involucrado, que tiene raíces, plantas, medicina y qué sé yo. O sea que también tiene que ver con energías, tiene que ver con la espiritualidad, tiene que ver con los ngen [espíritus], con los newen que están en la naturaleza. Y eso lo entendieron mucho los antiguos.

Pero no me ha respondido a mi pregunta sobre qué opina de grupos mapuche que se están radicalizando aún más que la CAM. ¿A qué lógica cree que corresponden? ¿Son cabros más jóvenes, más impacientes, es parte de una radicalización?

Yo creo que es parte de la diversidad de posiciones que son como, no sé si decir naturales o espontáneas, porque son siglos de sometimiento, de racismo, de maltrato hacia nuestro pueblo. Entonces, ¿cómo se encarna eso en nuestro pueblo’ Por ejemplo, ven el enemigo en la escuela, ven el enemigo en la iglesia, de tipo protestante o evangélico, porque están transgrediendo toda una cultura y toda una forma de ser y eso es muy violento. Decirle a alguien que a las machi o los lonkos no hay que respetarlos, que el mapudungún no es un idioma, todo ello es muy violento. Entonces, la acción política que asumen ciertos un grupo es atacar escuelas, iglesias, sedes. La CAM no lo hace, no porque no lo crea, también nosotros entendemos que la ideología y la superestructura ideológica, en definitiva es muy violenta en contra lo mapuche. Nosotros hacemos pragmatismo político y decimos: "bueno, la violencia política hay que saberla canalizar y la vamos a hacer en contra de nuestro enemigo más poderoso, que en este caso son las forestales, y no vamos a atacar otras expresiones porque no nos permiten la acumulación de fuerzas necesaria".

Entonces nos distanciamos, hacemos una separación, un deslinde categórico de otras posiciones que lo hacen. Para nosotros la acumulación de fuerza es sobre la base del control territorial. Preferimos hacer esto a estar atacando objetivos o atacando a agricultores, porque no los consideramos nuestro enemigo principal por ahora; pensamos que nuestro enemigo está sostenido en la gran capital, en la reproducción del capital y por eso nos abocamos al desalojo de esa reproducción del gran capital o de la burguesía o de la concepción estatal centralizante. Y vamos transformando el terreno, el territorio y las mentalidades con esos esfuerzos principales. Tenemos diferencias, tenemos encontrones con otros grupos mapuche, pero no los criticamos abiertamente porque esto se va a ir ordenando. Esto es una discusión ideológica que hay al interior del movimiento mapuche de cómo llevar adelante la lucha. Por eso nuestras consignas en la CAM y nuestros comunicados siempre están por reafirmar la unidad en el sabotaje, por reafirmar los planteamientos político-estratégicos sobre la base de lo que nos legaron nuestros antepasados, en donde la defensa territorial y la reconstrucción de los territorios sea central junto a la lucha por la autonomía. Y por eso cuando nosotros abogamos por la autonomía, nos separamos de estas posiciones tan claudicantes a nuestro juicio o que buscan la componenda, que está representada en los convencionales. Por eso tenemos, por ejemplo, posiciones muy encontradas y muy distanciadas con los convencionales.

¿Ustedes han tenido encontrones con el Apra?

No, no hemos tenido encuentros con el Apra. Ellos nos han criticado, de hecho han asumido una posición bien denostadora en contra nuestra, pero nosotros no respondemos porque al igual que los medios de comunicación que están al servicio del poder y que reproducen la voz oficial, no los pescamos. No los consideramos un objetivo central hoy día. Para nosotros lo principal es la lucha en el terreno y, como te digo, desarrollar la autonomía del espacio.

¿Agrupaciones como el APRA no podrían evolucionar hacia grupos paramilitares como los que existieron en Colombia?

Puede ser, pero de hecho hoy el APRA no representa directamente a las empresas forestales. De alguna manera le son funcionales, porque atacan al movimiento mapuche de forma bastante denostada e incluso vulgar. Lo que nosotros vemos es que hay una suerte de construcción de paramilitarismo que emana directamente desde las forestales.

Se me viene a la mente Santos Reinao.

Claro, Galvarino Reiman y Santos Reinao son como emblemáticos en eso, porque son contratistas forestales y se han involucrado pensando que por ahí pueden acumular fuerza, pero terminan siendo miembros de partido y después derechizándose e incluso y finalmente haciendo el trabajo sucio no solamente en la explotación, sino en la forma de ir penetrando el mundo mapuche hasta entrar en contradicción con la causa. Y por eso se vuelven yanaconas. Algunos incluso están armados hoy día por con recursos y orientaciones de la forestales.

"La lucha mapuche no la miramos desde una perspectiva ecologista o medioambientalista. Y aquí viene el concepto Itrofill Mongen. ¿Qué significa? Significa que hay muchas vidas acá y todas tienen derecho a existir y hacer, a reproducirse como tal. Es decir, el mapuche no es el único que vive aquí. Aquí vive una biodiversidad de vidas".

Como fue lo que ocurrió con el ataque a Iván Núñez. Más allá de que TVN tenía una intención de cubrir nuestra disposición al diálogo, silenciarnos ha sido siempre una idea que viene desde las forestales. O sea, mostrar la verdadera lucha no está en el interés de las forestales. Ellos siempre van a querer mostrar que nosotros somos los malos de la película, los mapuche malos, los mapuche delincuentes, los criminales. Y han instalado esta idea de que el mapuche hoy día es un narcoterrorista.

Entonces cuando construyen esto del mapuche malo que está actuando en el crimen, lo que se busca es la atomización y la contención de la causa mapuche, porque no quieren perder sus intereses. Lo hacen con el discurso oficial, lo hacen con esta posibilidad de ofrecer propuestas de interculturalidad que incluso provienen del empresariado. Y hay mapuche que se vuelven contratistas de esa lógica, ponen bandera mapuche en sus camiones. Y lo hacen incluso creyendo en las respuestas de los convencionales, porque los convencionales, si tú los miras objetivamente, están ligados a partidos políticos: el PPD, el PS y todos estos partidos que, al final, congenian con el gran empresariado.

Fotografías: Marlene Carrasco

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Muy buena entrevista, me gustaria que se profundizara en el tema del narco, pues como habitante del territorio sureño en chile, se de muchos relatos y hechos que vinculan directamente a comunidades mapuche con los narcos y se sabe los beneficios que obtienen mutuamente ambos grupos al relacionarse. Y tambien ojo a la rapidez de publicacion, que tiene demasiadas faltas de ortografía y redacción, lo cual entorpece un poco la lectura. Gracias por la pega.

muy buena entrevista,,felicitaciones!!

Tambien me gustaria que profundizaran el tema del narco en la araucania. Hay muchas versiones

Me interesa mucho leer los artículos y entrevista realizadas por este medio.

Muy interesante entrevista, se agradece la oportunidad de leer una visión que no tendrá espacio en los medios más masivos o tradicionales. Felicitaciones.

clarisima la entrevista, deja en claro que hay un conflicto que no se solucionará facilmente ni en Chile ni en Argentina y parece una lucha de independencia que probablemente no sera por la via pacifica.

Gran entrevista, muy claro en sus declaraciones,pero por supuesto eso hace que el descaro de la derecha, en tono amenazante pida al gobierno que se querelle contra el líder de la CAM, culpando a la ministra de olvido, cuando ellos tienen un master en lo sistemático que puede ser el olvido. Gracias Interferencia por la entrevista. Saludos

Desconozco mucho de la realidad chilena, vaya eso por delante, pero la imagen de un Mapuche con una chaqueta Nike es de una fuerza simbólica brutal. Cuántos mundos hay en el mundo! Adelante con el trabajo que hacen, es excelente!

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