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Jueves, 24 de Julio de 2025
Hace 50 años

La violenta represión contra los marinos partidarios de Allende

Manuel Salazar Salvo

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Los marinos que apoyaban a Allende
Los marinos que apoyaban a Allende

Desde la campaña presidencial de 1970, en los cuatro estamentos de la Armada: la Escuadra, las escuelas de especialidades, la aviación naval y los astilleros y maestranza, los marinos escucharon a los oficiales hablar en contra de Salvador Allende y de la Unidad Popular. 

La mayoría de los mandos no concebía que Chile pudiera ser gobernado por una alianza de izquierda encabezada por socialistas y comunistas. Los oficiales, muchos de ellos de misa diaria, eran fervientes católicos y veían en Allende la encarnación del demonio, un peligro evidente para la sociedad occidental y cristiana.

En la marinería y entre los empleados civiles, en cambio, el gobierno de Salvador Allende fue visto con amplias simpatías, como una esperanza para mejorar sus condiciones de vida y recibir un mejor trato en la Armada, donde las diferencias entre la oficialidad y el personal subalterno eran muy marcadas.

La actitud de los oficiales se hizo francamente sediciosa y desembozada a partir del Tanquetazo del 29 de junio. Cuando se detectó la presencia de marinos leales al Gobierno y organizados para su defensa, los mandos destinaron a los infantes de marina a los buques de guerra para neutralizar a posibles insurgentes.

Así, a poco andar el gobierno de la Unidad Popular y percibir los preparativos para derrocar a Allende, muchos marinos empezaron a reunirse en secreto para defender al gobierno popular en caso de producirse un intento por derrocarlo.

Los marinos constitucionalistas

A partir de fines de marzo de 1973, luego de las elecciones parlamentarias donde la CODE (Confederación de la Democracia) no consiguió los dos tercios del Congreso para sacar a Allende del poder, en las tres zonas navales en que la Armada tenía dividido el territorio y la costa chilena –Valparaíso, Talcahuano y Punta Arenas– los oficiales más derechistas empezaron a arengar a los suboficiales para que se sumaran a la oposición activa al Gobierno.

Aquellas arengas se hicieron más frecuentes y furibundas a partir de los meses de junio y julio de 1973. Se afirmaba que la situación política en el país era cada vez más grave y que era posible que la Armada tuviese que participar en un golpe de Estado, para lo cual era esencial que se mantuviese firmemente unida.

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Marinos presos en la cárcel de Valparaíso
Marinos presos en la cárcel de Valparaíso

La actitud de los oficiales se hizo francamente sediciosa y desembozada a partir del Tanquetazo del 29 de junio. Cuando se detectó la presencia de marinos leales al Gobierno y organizados para su defensa, los mandos destinaron a los infantes de marina a los buques de guerra para neutralizar a posibles insurgentes.

El historiador Jorge Magasich, en una investigación que le tomó ocho años, describió y analizó con profusión de detalles, en dos tomos, las experiencias vividas por lo marinos antigolpistas. Allí narra las historias de muchos de ellos, sus vinculaciones políticas, sus intentos por apoderarse de la Escuadra y los padecimientos que tuvieron que sufrir luego de ser descubiertos y detenidos.

El historiador Jorge Magasich, en una investigación que le tomó ocho años, describió y analizó con profusión de detalles, en dos tomos, las experiencias vividas por lo marinos antigolpistas. Allí narra las historias de muchos de ellos, sus vinculaciones políticas, sus intentos por apoderarse de la Escuadra y los padecimientos que tuvieron que sufrir luego de ser descubiertos y detenidos.

A fines de junio de 1973 ya era evidente la falta de confianza de la oficialidad en los subordinados y muy especialmente en la marinería.
Después del Tanquetazo, una circular interna dispuso que solo los oficiales se mantuvieran armados. En los astilleros marítimos de
Talcahuano se cambió el régimen del casino, disponiéndose que los uniformados no comieran junto a los civiles contratados para trabajos técnicos o administrativos, sino separados por talleres. Los «armerillos» o compartimientos donde se guardan las armas livianas fueron cambiados de lugar a emplazamientos conocidos solo por los oficiales.

Los suboficiales y marinos comenzaron cada vez con mayor frecuencia a reunirse en corrillos para comentar las proposiciones sediciosas de sus superiores. Esto tuvo un doble efecto: por una parte frenó la puesta en marcha del plan general sedicioso; y, por otra, desencadenó la represión contra los elementos no dispuestos a participar en aventuras golpistas.

Esto fue visible tanto en Valparaíso como en Talcahuano y Concepción, y comenzó bastante antes del 7 de agosto, cuando la superioridad naval emitió su comunicado denunciando el «movimiento subversivo».

En la base aeronaval de El Belloto, en Valparaíso, el mismo día del Tanquetazo hubo gran agitación. Los oficiales, encabezados por el jefe de la base, un capitán de fragata, discutían abiertamente la necesidad de apoyar el golpe del coronel Roberto Souper y de Patria y Libertad. Ante ello, la suboficialidad designó a un grupo de delegados que manifestaron a Vázquez que ellos no estaban de acuerdo con el golpe y defendían al gobierno constitucional.

El capitán de infantería de marina Luis Koeller Herrera, junto al capitán Acuña, de la Inteligencia Naval, realizaron una verdadera razia contra la marinería. Allí se cometieron distintas irregularidades con los detenidos: el capitán Koeller estaba presente cuando el fiscal naval interrogó a los marinos que habían sido detenidos y les apremiaba y amenazaba con nuevos interrogatorios
si negaban las declaraciones prestadas bajo apremio. 

Su actitud no fue aceptada, fueron detenidos cinco suboficiales y se les acusó de insubordinación. Los oficiales de El Belloto querían poner en marcha un puente aéreo para trasladar a Santiago a un contingente de infantes de marina que apoyara a los militares sublevados en la capital.

Aquel mismo día, en la Escuela de Ingeniería Naval de Las Salinas, un grupo de marineros y suboficiales comentaba en la sala de guardia una de las arengas golpistas. Un oficial que pasó por allí y escuchó la discusión hizo arrestar a los doce hombres que estaban informalmente reunidos, acusándoles de «deliberación». Luego, él mismo los interrogó por separado y los acusó de subversión. El grupo fue flagelado, golpeado y todo ello se difundió profusamente en la base, para que sirviera de lección al resto de los constitucionalistas y naturalmente a todo elemento simpatizante de izquierda.

En la Segunda Zona, en Talcahuano, la situación era muy parecida. A partir del 29 de junio, el jefe del Servicio de Inteligencia Naval, el capitán de corbeta René Gajardo Alarcón, quien se reunía periódicamente con militantes de Patria y Libertad, dirigió arrestos y allanamientos en Talcahuano y Concepción.

En el puerto militar, el capitán de infantería de marina Luis Koeller Herrera, junto al capitán Acuña, de la Inteligencia Naval, realizaron una verdadera razia contra la marinería. Allí se cometieron distintas irregularidades con los detenidos: el capitán Koeller estaba presente cuando el fiscal naval interrogó a los marinos que habían sido detenidos y les apremiaba y amenazaba con nuevos interrogatorios si negaban las declaraciones prestadas bajo apremio. Después, los detenidos fueron nuevamente interrogados y flagelados por los tenientes Jeager, Letelier y Luna. Otros, les golpeaban: los tenientes Alarcón, Tapia, Maldonado y el subteniente Boetsch, de la infantería de marina.

El 8 de agosto la Armada reveló públicamente las detenciones y el procesamiento por la justicia naval de los involucrados. También se acusó a Carlos Altamirano, Óscar Guillermo Garretón y Miguel Enríquez, dirigentes del
PS, del Mapu y del MIR, respectivamente, de haberse reunido con los marinos para incitarlos a la rebelión.

En Valparaíso la situación para los marineros se hizo crítica a partir de los primeros días de agosto. El lunes 6, a las ocho de la noche, la
Armada dispuso un acuartelamiento en primer grado para la Escuadra, argumentando que el personal debía participar en la requisición de camiones. Los efectivos que habían salido de franco debieron regresar al puerto. A los que iban retornando y a los que habían permanecido en el puerto o en las unidades de la Escuadra se les revisó e interrogó. 

En esa oportunidad fue detenido un número no determinado de marinos, a quienes se condujo al fuerte Silva Palma. Entre ellos figuraban el sargento Juan Cárdenas Villablanca y el cabo electricista Pedro Blaset Castro. Junto a otros siete, fueron sacados de la prisión la noche del martes 7, engrillados y con los ojos vendados conducidos hacia el acantilado Puertas Negras, en Valparaíso, donde los golpearon y torturaron, sumergiéndolos desnudos en el mar.

El miércoles 8, por la mañana, los llevaron de regreso al cuartel Silva Palma, donde siguieron torturándolos. Luego, les llevaron a
Talcahuano, en avión. En esta ciudad se habían realizado arrestos masivos en los cruceros Prat y O’Higgins y en el recinto de Asmar.

Jorge Magasich logró precisar que las primeras ocho detenciones de marinos se efectuaron el 28 de julio en la Escuela de Ingeniería, en Valparaíso. El 17 de agosto permanecían arrestados un total de 72 marinos de los buques de la Escuadra y once de las escuelas de especialidades. El 8 de agosto la Armada reveló públicamente las detenciones y el procesamiento por la justicia naval de los involucrados. También se acusó a Carlos Altamirano, Óscar Guillermo Garretón y Miguel Enríquez, dirigentes del PS, del Mapu y del MIR, respectivamente, de haberse reunido con losmarinos para incitarlos a la rebelión.



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La Armada históricamente ha sido la incubadora de los golpes antidemocráticos. Hoy esa "vocación" golpista está intacta. La Armada, haciendo un parangón de lo que fue el Frente Patriótico Manuel Rodriguez como brazo armado del PC, es el brazo armado de la UDI, Si es cosa de ver de donde emergieron senadores como Arancibia y Pugh.

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