Desde su creación, hace 14 años atrás, el grupo BRICS no había despertado tanta atención mundial como en esta cumbre que está teniendo lugar en Johanesburgo, Sudáfrica entre el 22 y el 24 de agosto de 2023.
Hasta esta ciudad están llegando delegaciones de más de cuarenta Estados, pertenecientes a lo que conoce como el Sur Global, las cuales están interesadas en las discusiones que habrá en esta 15° Cumbre, donde se discutirán, en sesiones abiertas, diversos temas de interés de los países en desarrollo, donde se destacan materias de seguridad alimentaria, dada la guerra entre Ucrania y Rusia, y de financiamiento internacional, dada la creciente presión por buscar una alternativa al dólar como divisa, incrementando el comercio en monedas locales de países BRICS, con lo que será de relevancia lo que se discuta respecto del Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS, liderado por la ex presidenta brasileña, Dilma Rousseff.
Es en este escenario donde se va a producir el encuentro de delegaciones de 23 países que han formalizado su interés en ser parte de BRICS, entre los que destacan Irán, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia, Kazajstán, Turquía, Egipto, Argelia, Etiopía, Bangladesh, República Demmocrática del Congo, en Asia y África. Argentina, Venezuela, Bolivia, Cuba y Uruguay, en América Latina, y Bielorrusia en Europa.
La expectativa estará en el propio contorno que el grupo se asigne en su proceso de expansión, por lo que probablemente se definirán las principales características que deberán cumplir los países candidatos a unirse a la entidad. Una pregunta escencial, dada la diversidad cultural y política de los países candidatos, aunque esa diversidad ya está ensayada en la propia configuración de los cinco países miembros, presentes en cinco continentes distintos.
Sin embargo, el evento más importante se producirá a puertas cerradas, cuando los jefes de gobierno de Brasil (Lula da Silva), Rusia (Vladimir Putin), India (Narendra Modi), China (Xi Jinping) y Sudáfrica (Cyril Ramaphosa) y sus delegaciones de diez miembros se reunan para discutir materias de geopolítica, seguridad, economía y finanzas.
En el caso de Putin, su participación será telemática, pues el mandatario ruso decidió no viajar a Sudáfrica, pues el país anfitrión es parte de la Corte Penal Internacional, por lo que el poder judicial sudafricano podría hacer efectiva una órden internacional de detención en su contra, por acusaciones relacionadas al destino en Rusia de cientos de menores ucranianos huérfanos o desplazados de la guerra.
Luego de esa reunión, los cinco países del BRICS -los que representan 40% de la población del mundo y 25% de su economía- emitirán una declaración en la que se espera se definan una serie de aspectos clave para el desarrollo del grupo.
La expectativa estará en el propio contorno que el grupo se asigne en su proceso de expansión, por lo que probablemente se definirán las principales características que deberán cumplir los países candidatos a unirse a la entidad. Una pregunta escencial, dada la diversidad cultural y política de los países candidatos, aunque esa diversidad ya está ensayada en la propia configuración de los cinco países miembros, presentes en cinco continentes distintos.
Sin embargo, la definición de estas características habla de un debate mayor, lo que dice relación con el carácter del grupo, el que deberá definirse en relación al orden internacional que se está configurando.
Esto implica definir BRICS como una entidad de países del Sur Global unidos por intereses primordialmente económicos -donde busquen representar su peso creciente en este orden mundial-, o bien por intereses más políticos; como puede ser contrapesar el peso de los G-7 (Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Japón y Canadá, más la Unión Europea) o incluso cambiar la composición del Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido) para incluir a Brasil, India y Sudáfrica (y otros abogan por Alemania y Japón).
El Financial Times ha dicho que China buscará hacer de BRICS el rival del G-7 en materia de política internacional, aunque los chinos dicen que buscan en el bloque un polo de estabilidad en las relaciones internacionales.
También hay aspectos relevantes en materia de seguridad, no solo por la guerra en Ucrania y los acuerdos de exportación de granos. Si bien se asegura que BRICS no será un bloque de defensa militar similar a la OTAN, podría haber una cláusula que impida los enfrentamientos bélicos entre los países. De ser así, sería un paso histórico en el diferendo territorial entre China e India, pues renunciarían ambas potencias a resolverlo por las armas.
Por otro lado, Finacial Times aseguró que China buscará llevar a los BRICS a una faceta más política, buscando rivalizar con los G-7 -y así con Occidente-, algo que preocupa particularmente a India y Sudáfrica, países que todavía mantiene fuertes vínculos con Occidente, y que no quieren transformar BRICS en un bloque anti-occidental. Es por esto que las definiciones más críticas serán en relación a las condiciones que deberán cumplir países como Venezuela, Cuba, Irán o Bielorrusia.
Al respecto, el presidente brasileño, aseguró a su llegada a Johanesburgo que la rivalidad con los G-7 no será uno de los ejes de la discusión, aunque también dijo que Occidente miraba bajo el hombro al Sur Global.
También el tono de los miembros de la delegación china previo al encuentro ha sido menos agresivo, apostando por connotar a BRICS como un polo de estabilidad y construcción de los asuntos internacionales.
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