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Viernes, 18 de Julio de 2025
Claves de la crisis

Indefiniciones políticas y presidenciales profundizan debacle en la LDP mientras sus convencionales siguen abandonando el grupo

Maximiliano Alarcón G.
Camila Higuera

La Lista del Pueblo tuvo uno de los éxitos electorales más relevantes de la política nacional en mayo pasado, pero a sólo 3 meses de esto corren riesgo de desaparecer o ser irrelevantes. Hoy está en riesgo la posibilidad de disputar la presidencia y los representantes en la constituyente cada vez buscan desmarcarse más del movimiento.

En la última década la desconfianza de la ciudadanía hacia los partidos políticos comenzó a acrecentarse. Después de los casos de financiamiento irregular de la política, tales como Penta y SQM, esto llegó a su punto más crítico. Mientras que una vez que partió el Estallido Social, el escenario pasó a que los votantes ya empezaron a buscar una alternativa lo más alejado de los bloques tradicionales.

Fue con estos antecedentes que La Lista del Pueblo apareció para competir en las elecciones de convencionales constituyentes que se realizaron en mayo pasado. Lograron 26 escaños y dieron un duro golpe a los partidos establecidos, quienes tuvieron un desempeño casi invisible, salvo por el Partido Socialista que obtuvo 15 cargos y al bloque de derecha, Vamos por Chile, que obtuvo 37, pero sumando a la UDI, Renovación Nacional y Evópoli.

Daba la sensación que La Lista de Pueblo venía para quedarse, pero a sólo tres meses está a punto de desaparecer o volverse irrelevante. Probablemente será un caso de estudio para analistas políticos, pero de momento hay señales clave para entender el rápido desmoronamiento del colectivo.

La inexperiencia de sus dirigentes y una especie de ansiedad por disputar los espacios de representación antes de definir lineamientos claros como grupo, se asoman como motivos. Un panorama oscuro que de momento ha opacado el trabajo de los convencionales electos por este bloque, quienes han hecho todo lo posible para desmarcarse de la LDP mientras siguen avanzando en la redacción de una nueva carta fundamental.

La dificultad de convertir una plataforma electoral exitosa en un organización política 

La Lista del Pueblo remeció el panorama político chileno con las elecciones del 15 de mayo pasado, cuando lograron 26 escaños para la Convención Constituyente. 

En aquel entonces, el grupo era sólo un pacto electoral que permitió a personas de distintos puntos del país ingresar al órgano que redactará la nueva constitución.

Debido al éxito electoral, la plataforma intentó construir un espacio para seguir avanzando en el terreno político contingente. Al principio, éste no era mucho más que asambleas en las que participaban cientos de personas de todo el país –excepto el distrito 2–, y que duraban varias horas, pero que no tenía mayores resoluciones.

Esta forma se llevó adelante con el discurso de ser una alternativa a los partidos y movimientos tradicionales, lo que daba a entender que se mantendría una estructura asambleísta. Si bien esta última ha perdurado, con el tiempo el grupo comenzó a integrar elementos que los han hecho mutar a algo parecido a un movimiento tradicional.

Hasta antes de ayer la LDP tenía un organismo llamado ‘Comité Amuyuni’, el cual estaba integrado por 9 personas, de las cuales cada una estaba a cargo de una comisión temática, tales como ética, estrategia política y movilización. Luego del conflicto de las candidaturas presidenciales, 4 de estas personas salieron de la LDP.

Con esto último La Lista del Pueblo evolucionaba de una plataforma electoral para levantar independientes a un movimiento con estructura que buscaba definiciones políticas más claras. Y si bien estas últimas no existen aún, el colectivo decidió el 14 de junio pasado que de todas formas participaría de las elecciones parlamentarias y presidenciales de noviembre de este año, lo que ha significado el mayor de sus problemas.

En el camino el grupo comenzó a mostrar características como el fuerte liderazgo interno de sus fundadores Mauricio Menéndez, Evelyn Godoy y Rafael Montecinos, siendo el primero de estos el caudillo, según fuentes disidentes que hablaron con nuestro medio. Asimismo, desde este sector se marcaba una fuerte crítica a movimientos políticos tradicionales y otros no tanto, como la Coordinadora Feminista 8M, a quienes veían con cierta desconfianza, según relataron las fuentes.

Quiebre con convencionales

Poco después de que comenzara la Convención Constituyente, se comenzaron a ver las diferencias entre los convencionales con la dirigencia de la LDP.

La primera en salir fue la actual vicepresidenta del organismo, Elisa Giustinianovich, quien en entrevista con INTERFERENCIA señaló que se debió a diferencias con las decisiones políticas. Tiempo después, hizo lo mismo la convencional Loreto Vidal, quien también en conversación con nuestro medio expresó motivos similares.

Pero esto fue solo el inicio, porque al conversar con los convencionales en los pasillos del ex Congreso,  era fácil notar la incomodidad entre varios de los 24 convencionales restantes con las definiciones del movimiento. Por una parte eran las declaraciones polémicas, por ejemplo, los ataques al candidato presidencial del Frente Amplio, Gabriel Boric, pero también lo fue el hecho de participar de los procesos electorales.

Esto último se debe a que los ‘Convencionales del Pueblo’ sólo querían enfocarse en la redacción de una nueva constitución, por lo que no quedaba espacio para trabajar en candidaturas. Por esto mismo, a principios de agosto este grupo decidió declarar su “autonomía” de la dirigencia, tal como relató nuestro medio en aquel entonces.

Pero con los conflictos de esta semana la situación empeoró, puesto que las convencionales Camila Zárate, Natalia Henríquez y Helmuth Martínez, declararon su salida de la LDP, mientras que la emblemática Giovanna Grandón, conocida como la ‘Tía Pikachu’, anunció en La Segunda que congelará su participación del movimiento para enfocarse en el trabajo constituyente.

La carrera presidencial y el declive de la La Lista del Pueblo 

Posterior a los resultados de las convencionales, la LDP quedó sorpresivamente bien posicionada al obtener 24 de 134 candidatos, estableciéndose como la gran fuerza política de independientes que inició como una plataforma electoral y que se consolidó tras el triunfo. Sin embargo, la sensación de victoria se apagó prontamente. 

Una vez instalada la Convención y tras el resultado de las primarias presidenciales, donde el frenteamplista Gabriel Boric resultó vencedor, dejando fuera de la carrera al comunista Daniel Jadue, la Lista del Pueblo comenzó a hacer pública su intención de entrar a disputar el espacio. 

Si bien la posibilidad de participar de las presidenciales era algo que venían sopesando desde el resultado de los convencionales, no fue hasta la derrota de Jadue que la idea se convirtió en algo más real. De a poco la LDP comenzó a entregar indicios de que probablemente entrarían a disputar el Ejecutivo. 

Sin embargo, el desmoronamiento de la Lista se empezó a sentir una vez ingresaron de lleno a la carrera presidencial y el nombre de Cristián Cuevas salió adelante bajo el alero de la LDP. Su nombre fue anunciado con bombos y platillos por los medios de comunicación y redes sociales, menos por la propia Lista del Pueblo, que prontamente comenzó a ser cuestionada por levantar a un personaje con historia militante en partidos de la ex Concertación. 

Además, se filtraron los resultados del Tricel de la orgánica, que indicaba que la candidatura de Cuevas había sido aprobada por 43 votos a favor y 30 abstenciones. Esto despertó las críticas externas que indicaban que la elección era poco representativa. Por otro lado, se cuestionó el hecho de que una organización que había nacido como una plataforma electoral para los independientes en la pasada convencional y que juran la distancia con los partidos políticos tradicionales, hayan comenzado a disputar espacios y a funcionar de la manera similar a estos.

Tras estos cuestionamientos, la organización decidió no anunciar abiertamente la candidatura de Cuevas e indicaron que realizarían una especie de primarias al presentar a otros tres precandidatos, que al igual que Cuevas deben reunir al menos 33 mil patrocinios en el Servel. Esta situación no detuvo al ex dirigente sindical, quien este miércoles lanzó su candidatura en Quintero al mismo tiempo que al interior de la organización aumentaban las tensiones. 

Días después, en la cuenta de Instagram de la Lista se publicaron los nombres de Soledad Mella, Ingrid Conejeros y Diego Ancalao como los tres precandidatos “que cumplieron los criterios y que tuvieron la humildad y nobleza de poner las necesidades del pueblo, por sobre sus intereses personales”, indicaba el comunicado.

En primera instancia Mella junto a Luz Alca habían sido otros de los nombres que habían sonado fuerte al interior de la LDP. Alca decidió bajar su candidatura y apoyar la de Cuevas, que fue ratificado tres veces antes que su nombre fuera inscrito en el Servel, mediante votaciones en Asambleas generales de la LDP. 

Inmediatamente las diversas asambleas y organizaciones que conforman la Lista comenzaron a mostrar su descontento con Cristian Cuevas, puesto que muchas de ellas sintieron que el nombre les fue impuesto desde el Comité de Estrategia Política, encabezado por Leonardo Ponce. 

Si bien se había dicho que Cuevas no tenía un equipo político y que se había puesto a completa disposición de la LDP para que esta fijara los principios programáticos de su candidatura, en la práctica eso no fue así. A medida que fueron pasando los días, se empezó a rumorear que se estaba cocinando un pacto llamado Pacto La Lista del Pueblo y que la incorporación de Cuevas a la carrera era una operación política en la cual estaría involucrado el Partido Igualdad y Acción Humanista, quienes junto a Victoria Popular –movimiento de base de Cuevas–, el Partido Comunista, la Federación Regionalista Verde Social integran el Pacto Chile Digno.

Este último habría sido uno de los principales factores por los cuales la LDP decidió bajar su apoyo a Cuevas y optar por esta especie de primarias entre Soledad Mella, Ingrid Conejeros y Diego Ancalao, quienes deben reunir más de 33.360 patrocinios hasta el 23 de agosto cada uno. De esta forma, la organización apuesta por que la gente decida a quien llevar como candidato a las presidenciales otorgando sus firmas para que esto sea posible.



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Deben realizar un gran autoanálisis y ser capaces de enmendar el rumbo, si no lo hacen corren el riesgo de desaparecer o peor aún sumarse a lo ya conocido un nuevo partido político lleno de corrupción .

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