Gabriel Boric Font pasará a la historia por grandes marcas alcanzadas en un lapso de tan sólo una década. Y es que en diez años pasó de ser un líder estudiantil -presidente de la FECH en 2012- a ser el presidente más joven de la historia de Chile, electo con tan solo 35 años, la edad mínima requerida para el cargo.
Entre medio, alcanzó la notoriedad durante el movimiento estudiantil (2011-2012) y sus dos periodos consecutivos como diputado por Magallanes. En este periodo, el rol de Gabriel Boric fue clave en la construcción de un sector político: el Frente Amplio (FA) –siendo uno de los fundadores de uno de sus partidos (Convergencia Social)–, el cual partió en 2013 con solo tres diputados (el propio Boric, Giorgio Jackson y Vlado Mirosevic) y que en la parlamentaria pasada logró 23 diputados, manteniendo un senador (Juan Ignacio Latorre).
A esta primera camada de jóvenes parlamentarios, hay que sumar a las líderes estudiantiles del Partido Comunista, Camila Vallejo y Karol Cariola. Ambas colectividades terminaron estrechando lazos tras el estallido social, mediante la alianza Apruebo Dignidad, creada para enfrentar las elecciones de convencionales y gobernadores del 15 y 16 de mayo de este año.
El FA nació con la voluntad más o menos expresa de superar a la Concertación o Nueva Mayoría, buscando reemplazarla como el espacio hegemónico de la centro-izquierda, a través de la impugnación de su actuar histórico, su compromiso con el status-quo y la renovación de principios éticos en el actuar en política.
El Frente Amplio nació con la voluntad más o menos expresa de superar a la Concertación o Nueva Mayoría, buscando reemplazarla como el espacio hegemónico de la centro-izquierda, a través de la impugnación de su actuar histórico, su compromiso con el status-quo y la renovación de principios éticos en el actuar en política.
A la luz de la contundente votación de ayer, el FA parece haberlo logrado luego de que Boric consiguiera 4,6 millones de preferencias, convirtiéndose en el candidato con mayor cantidad de votos obtenidos en la historia electoral chilena. El resultado fue superior al obtenido por Eduardo Frei Ruiz-Tagle en 1993, quien logró 4 millones. De esta forma, Boric superó holgadamente a José Antonio Kast (55,87% vs. 44,13%), el candidato de la ultraderecha populista, a quien se le sumó la derecha tradicional en esta segunda vuelta.
Ya en la primera vuelta Boric había dejado atrás largamente a Yasna Provoste (DC) y a Marco Enríquez-Ominami (PRO), quienes competían por el sector, logrando conquistar buena parte de ese electorado. En parte, esta toma del sector se produjo ya en la primaria de julio de Apruebo Dignidad, cuando el candidato frenteamplista motivó al electorado de centro izquierda a votar por él, para vencer así a Daniel Jadue (PC).
En su discurso de triunfo, Boric tuvo palabras para quienes derrotó. “Quiero agradecer a todos los candidatos que participaron de esta elección, porque finalmente la democracia la hacemos entre todos, y necesitamos de cada uno”, dijo ya habiendo logrado convertirse en el líder indiscutido de todo el sector, el cual terminó dándole el apoyo incondicional, habiendo varios cuadros socialistas que se sumaron de manera más estrecha a la campaña, como Maya Fernández.
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Tal vez el único momento de peligro de la opción de Boric fue inmediatamente después de la primera vuelta, cuando quedó segundo con 25,8% de los votos, dejando a Kast en la primera posición con 27,9% de las preferencias. Con esto alcanzó 1,8 millones de votos, lo cual fue decepcionante, pues estaba 100 mil votos por debajo de su rival final y solo había sumado 100 mil preferencias nuevas, considerando la suma de su votación y la de Jadue en las primarias. Además, esto produjo una crisis de expectativas entre sus seguidores, muchos de los cuales pensaban que el candidato podía ganar en primera vuelta.
En el discurso de esa jornada electoral, Boric pareció consternado y en los días siguientes comenzó a hablar de la agenda que le proponía la derecha y los medios masivos, como de la delincuencia, la inmigración y la 'violencia en la macrozona sur’, a la vez que sumaba los primeros apoyos de fuerzas políticas distintas a Apruebo Dignidad, como Carmen Frei, quien buscaba movilizar el apoyo de la DC al candidato.
Modo segunda vuelta
Luego de esos primeros días, Boric cambió a Giorgio Jackson como jefe de campaña, para poner en su lugar a Izkia Siches, y comenzaron ambos a desplegarse por el territorio nacional, bajo la consigna de “bajarse del árbol” (y -en vez- “golpear un millón de puertas”), en referencia al símbolo construido en la primera vuelta, el cual comenzó a verse como algo excluyente de quienes habían tomado otras opciones.
El cambio de giro funcionó y, a la luz de los resultados, la incorporación y el despliegue territorial de la ex presidenta del Colegio Médico -que recorrió casi todo Chile en bus junto a su bebé- fue clave en entusiasmar a un electorado que no había salido a votar en primera vuelta. De hecho, el salto en la participación electoral en solo un mes fue de casi 10%, llegando a la participación más alta desde que existe el voto voluntario.
Además, Boric y Siches se desplegaron por separado, al estilo de las campañas de Estados Unidos donde el candidato a vicepresidente también hace campaña.
También empezaron muchas campañas espontáneas en favor de Gabriel Boric (ver artículo de INTERFERENCIA al respecto), en la medida en que José Antonio Kast se revelaba cada vez más como un candidato de extrema derecha, con vínculos historicos con el pinochetismo y violadores de los derechos humanos, y asociado a figuras como Johannes Kayser, un diputado electo del partido de Kast particularmente virulento, misógino y transfóbico. Algo que Kast nunca pudo evitar, pese a que buscó un tono moderado, y que Boric aprendió a aprovechar, en especial hacia el debate de Anatel, cuando supo caracterizar a su rival como un político de extrema derecha, con tácticas a lo Donald Trump, como lo es el hábito de mentir.
En el lado contrario, la campaña ciudadana espontánea en favor de Boric fue variopinta, plural, popular y llena de humor, coincidiendo en el propósito de frenar a Kast y logrando la suma de muchos actores sociales y culturales de los más diversos ámbitos, en Chile y el extranjero, quienes se sumaron a esta especie de llamada anti-fascista de nuevo cuño.
Y en los últimos 10 días, el candidato de Apruebo Dignidad logró también el apoyo público de varios representantes simbólicos del 18 de octubre del 2019, que habían sido reticentes a apoyarlo debido a que lo percibían como un candidato del establishment político que habría actuado como freno a las movilizaciones sociales a partir del acuerdo del 15 de noviembre de 2019. Gustavo Gatica, Fabiola Campillay y el líder de los secundarios más radicales, Víctor Chanfreu, entre otros, dijeron que votaría por Boric para frenar a Kast.
Consciente de ese apoyo, el nuevo Presidente electo se refirió a esos votantes en su discurso de triunfo.
“No importa hoy en este momento, si lo hicieron por mí o por mi contrincante lo importante es que lo hicieron”, dijo Boric en su discurso triunfal al agradecer a los votantes, lo que fue interpretado como una señal de reconocimiento de quienes votaron por él más para evitar que saliera Kast que por una adhesión hacia su persona.
Y en un gesto inmediato hacia ese sector, Giorgio Jackson aseguró anoche en TV que, una vez instalados en La Moneda, el gobierno retirará todas las querellas de Ley de Seguridad del Estado que pesan sobre los detenidos durante el estallido social, algunos de los cuáles llevan hasta dos años en prisión preventiva.
Respecto del impacto de la elección fuera de Chile, varios líderes latinoamericanos, como Lula da Silva (Brasil), Alberto Fernández (Argentina) o Pedro Castillo (Perú), saludaron con alivio la elección chilena, como un síntoma de freno del populismo ultraderechista que en la región encarna el presidente brasileño Jair Bolsonaro y mentor de Kast.
Boric cambió a Giorgio Jackson como jefe de campaña, para poner en su lugar a Izkia Siches, y comenzaron ambos a desplegarse por el territorio nacional, bajo la consigna de “bajarse del árbol” (y -en vez- “golpear un millón de puertas”), en referencia al símbolo construido en la primera vuelta, el cual comenzó a verse como algo excluyente de quienes habían tomado otras opciones.
En paralelo, Boric había logrado la suma de apoyos políticos incondicionales de distintos personeros de la ex Concertación, como los ex presidentes Ricardo Lagos y Michelle Bachelet (ella, esta última semana), y de todos sus partidos, lo que trajo la incorporación a la campaña del senador socialista Carlos Montes.
Eso, a la vez que se terminaron incorporando a la campaña a varios economistas moderados –Andrea Repetto, Eduardo Engel, Ricardo Ffrench-Davis, Roberto Zahler, Felipe González y Stephany Griffith-Jones–, quienes tuvieron el rol en la campaña de aplacar las expectativas en torno al programa y dar garantías de inversión y crecimiento.
"Hemos llegado hasta acá con un proyecto que puede sintetizarse en pocas y simples palabras: avanzaremos con cambios estructurales sin dejar a nadie atrás (...) pero lo haremos con responsabilidad [...] Los tiempos que vienen no serán fáciles. Deberemos hacer frente a las consecuencias sociales, económicas y sanitarias de la peor pandemia que ha vivido nuestro país en más de un siglo. Será difícil, no cabe duda, pero vamos a ir avanzando con pasos cortos, pero firmes, aprendiendo de nuestra historia”, dijo Boric en su discurso triunfal al respecto, con lo que avisó la línea moderada en los avanves sociales que hará su gobierno (al respecto, ver artículo Medicina amarga: la dosis de ‘focalización’ de políticas sociales que los economistas de Boric prescribieron a su programa).
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Estas incorporaciones aparentemente resultaron clave para frenar la estrategia de recta final de José Antonio Kast, consistente en implantar un eje libertad-comunismo como clivaje de la elección, buscando dejar a Boric como una opción extremista, dada su alianza con el PC y cierto 'maximalismo' en materia socieconómica.
Kast venía bien hasta ese momento en que decidió ir a por el cuello de Boric, mientras redituó de su discurso antidelincuencia, antinmigración, antiviolencia y de supuestas mejores ideas económicas. Incluso pareció lograr un punto importante cuando fue a Estados Unidos y aparentó armar ahí una alianza con Franco Parisi, quien obtuvo 900 mil votos con un discurso antizquierda y antiderecha, y terminó yendo a Bad Boys, el programa de Parisi, donde fue tratado con guante blanco. Esto, a diferencia de Boric, quien primero se enredó al aceptar ir y luego al declinar de la invitación, con lo que Kast logró el respaldo explícito de Parisi el día mismo de la elección.
Todo eso quedó en nada -pese a que logró 3,6 millones de votos, tan solo 200.000 menos de los que logró Sebastián Piñera en 2017 para vencer a Alejandro Guillier- pues su rival capitalizó 4,6 millones de votos, es decir, 2,5 veces su votación de primera vuelta, probablemente dada una fuerte reacción del electorado frente a la agresividad de Kast, lo que recordaba su filiación pinochetista.
“Parece que Chile es más antipinochetista que anticomunista”, twitteó el escritor Francisco Ortega para sintetizar lo que sucedió en esta elección en que participó el 55,6% del padrón, cifra que no se veía desde 2009, cuando se implantó el voto voluntario.
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Boric también se benefició de la suerte, la cual lo acompañó toda la campaña. Si en el fin de semana anterior a la primaria, empezaron las protestas en Cuba que complicaron a Daniel Jadue, en la segunda vuelta, a cuatro días de la elección, murió Lucía Hiriart, trayendo la sombra de su marido; el dictador Augusto Pinochet.
Y esta noche pasada, durante las celebraciones por el triunfo, se percibía un cierto ambiente octubrista y antifascista. La columna de unas 500.000 personas que repletaron la Alameda hacía recordar las masivas jornadas de protestas del Estallido Social en la capital, que se congregaban a lo largo de la Alameda, entre la Plaza Dignidad y Santa Rosa, misma esquina donde ayer se reunieron miles de personas en el escenario del comando de Gabriel Boric.
Boric también se benefició de la suerte, la cual lo acompañó toda la campaña. Si en el fin de semana anterior a la primaria, empezaron las protestas en Cuba que complicaron a Daniel Jadue, en la segunda vuelta, a cuatro días de la elección, murió Lucía Hiriart, trayendo la sombra de su marido; el dictador Augusto Pinochet.
Entre los asistentes flameaban banderas chilenas, de Boric, mapuche, negras y de la diversidad LGTB+, esta última fuertemente amenazada por Kast. Y durante toda la columna e incluso en el escenario mientras el candidato electo emitía su discurso se escuchaban cánticos que pedían libertad para los presos políticos.
“Justicia, verdad, no a la impunidad'' fue uno de los gritos que resonó mientras Boric daba su discurso, al que él se sumó cantando
Boric leyó el ambiente -el que incluía consignas contra Sebastián Piñera y en su discurso, sin nombrarlo, dijo que no debía repetirse “tener un presidente que le declare la guerra a su propio pueblo”, en referencia a Piñera, y afirmó que no se cansará de buscar "justicia, verdad y reparación para las víctimas de violaciones a los derechos humanos de todo tiempo", en alusión de las víctimas de la dictadura y del Estallido Social.
Resultados en algunos territorios
En ese ambiente es que triunfó Boric, repitiéndose celebraciones en varias plazas de Chile, incluso en zonas en que había sido derrotado en primera vuelta.
Por ejemplo, en Antofagasta, donde el candidato de Apruebo Dignidad fue tercero en noviembre (20,6%), por debajo de Parisi y Kast, pero donde en el balotaje se impuso a Kast con el 59,8%, sin que aparentemente haya habido endoso de Parisi a Kast. INTERFERENCIA visitó la ciudad de Antofagasta después de la primera vuelta para conocer el voto de Parisi y esto es lo que vio (ver artículo).
Otro territorio que este periódico visitó después de la primera vuelta fue Puente Alto (ver artículo), donde Boric había tenido un muy buen desempeño en primera vuelta con 36,3%, logrando superarlo con creces en la segunda, con 70,3% de los votos.
Incluso en la tercera localidad que visitó INTERFERENCIA (ver artículo), Tirúa, donde arrasó Kast en primera vuelta, el rendimiento de Boric mejoró ostensiblemente, pasando de un 15,5% a un 36,9%, triplicando su cantidad de votos totales.
En suma, una carrera meteórica hasta La Moneda, y hasta algún punto impensada para el propio Boric.
En 2020 en La Red, el actual presidente electo dijo: “No tengo la experiencia suficiente y me falta aprender mucho. Es bueno partir por las limitaciones propias. A mí me falta mucho por aprender [...] Lo descarto de plano. No creo tener las competencias necesarias en este momento. Me falta mucha experiencia y aprender mucho antes de plantearme algo de esas características”.
También hacia el inicio del 2021 Giorigio Jackson, amigo personal y principal aliado político de Boric, estaba pensando en irse a estudiar al Reino Unido…
…hasta que se inició el proceso de primarias y Boric, a duras penas, logró las firmas para inscribir Convergencia Social como partido y así participar de las primarias con Daniel Jadue, en las que nadie apostaba por el joven candidato.
Comentarios
Muy buen resumen de una
Muy buena la columna, resume
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