¿Ustedes se imaginan lo que sería este país sin la derecha? ¡Qué fiesta! El clamoroso recibimiento y los honores del pueblo argentino al presidente Allende; la visita del talentoso Osvaldo Dorticós, revolucionario y elocuente como pocos; la otra visita, anunciada para junio, de Juan Domingo Perón, y su primer hombre en Buenos Aires, Héctor Cámpora; las victorias de Colo Colo en la Copa Libertadores… Pero no: están los aguafiestas de siempre, los fascistas histéricos ante el avance implacable del tiempo, que saben muy bien que corre en favor del socialismo.
Mientras la izquierda comentaba los estimulantes efectos del "esfuerzo necesario del trabajo voluntario", como canta Isabel Parra, un comando formado por ex cadetes de la Escuela Militar, inspirados por los dicterios del coronel (R., a la fuerza) Alberto Labbé, hacía volar una torre de repetición del Canal 7 (lunes 28 de mayo). El ex militar se puso a buen recaudo, pero la gracia de sus enviados, que por cierto volaron junto a hierros y cables de alta tensión, por su impericia, impidió a buena parte de los santiaguinos ver la final del campeón chileno con Independiente.
Una torpeza difícil de concebir, pero que se encuadra perfectamente en los planes de una ultraderecha que no descansa, ni dentro ni fuera de Chile. Labbé y sus hombres coinciden ciento por ciento con "Patria y Libertad" y su "führer", Pablo Rodríguez, cuando plantea que en Chile "el dilema es entre marxismo y nacionalismo" y naturalmente optan por la vía fascista. Coinciden también con otro militar retirado a su pesar, Alfredo Canales, y sus escritos en la prensa derechista. En el último PEC, por ejemplo, llegó a sostener que “… la Corte de Apelaciones y la Corte Suprema han dictaminado que no es delito propiciar un nuevo ordenamiento constitucional, en el cual las Fuerzas Armadas tomarían la conducción política, económica. social y cultural de la nación".
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¡Vaya seguridad!
Todas estas declaraciones y preocupaciones, unidas a la sospechosa reaparición en escena -luego de un mutis por el foro que duraba desde octubre- de toda clase de asociaciones, "capítulos", confederaciones de asociaciones, colegios y otras yerbas gremiales.
Canales se ha presentado siempre, o por lo menos desde que sus andanzas y sus dichos lo sacaron del Ejército, como el autor de toda una teoría, según la cual el gobierno de la UP ha traído a Chile un clima que atenta contra la seguridad nacional.
Contra la seguridad de los ricos, no cabe duda; pero ésa no es precisamente nacional. En todo caso, Canales parece encontrar eco en algunos altos oficiales, tan retirados como él, pero en condiciones más normales. Así lo demostraron, con la inserción en la prensa de una carta abiertamente sediciosa al doctor Allende (martes 29), en que se mostraron muy preocupados también por la seguridad nacional ante "el clima de inquietudes y violencias que vive el país...".
Pero de éstas, las que les quitan el sueño no son la voladura de una torre de TV por un comando fascista, sino estas otras, de las cuales culpa al gobierno: “…al impedir, en ocasiones, reuniones públicas sin armas, al tratar de imponer por decreto un sistema de educación que niega la libertad de enseñanza, al fijar escalas discriminatorias para las tarifas por servicios esenciales y al atentar contra la propiedad privada por la vía de las requisiciones, de las intervenciones, de las expropiaciones al margen de la ley, o, simplemente, de las ocupaciones por grupos extremistas a los cuales se ha permitido, impunemente, tales excesos”.
No paran allí las pretensiones de los generales y almirantes retirados. Se erigen en representantes de una vaga "fuerza espiritual" y del aún más discutible "sentir de la mayor parte de la comunidad".
Todas estas declaraciones y preocupaciones, unidas a la sospechosa reaparición en escena -luego de un mutis por el foro que duraba desde octubre- de toda clase de asociaciones, "capítulos", confederaciones de asociaciones, colegios y otras yerbas gremiales. Todas levantaron la voz para solidarizar, por primera vez en la sangrienta historia de lucha de los mineros chilenos, con los trabajadores de El Teniente. La huelga de un tenaz sector, dirigido por la DC, continuaba, pero languideciente.
Hasta El Mercurio tuvo que reconocer el martes que los mineros estaban volviendo al trabajo, luego del decreto de reanudación de faenas que les amenazaba con la cancelación de sus contratos. Lo gracioso fue que acusó al gobierno de cercar "por hambre" a los huelguistas. Y en la misma página desplegaba grandes fotos de camiones cargados de alimentos "solidarios" destinados a los que también por primera vez en su turbia historia osaba defender.
"No estamos dispuestos a hacerles el juego a estos caballeros, ya que nosotros lo único que deseamos es trabajar y en ningún momento queremos sumarnos a los intentos golpistas de Vilarin y Cía...".
Lo cierto es que a la derecha no le resultó su octubre en mayo. Primero le volvió a fallar la huelga de la locomoción colectiva, que llegó a laborioso fin (martes 29), luego de una semana en que patrones y choferes se alternaron para dejar sin movilizarse a una población que ya parece haberse resignado a viajar en calidad de rebaño. Luego, le fracasó ese activo peón del ajedrez gremial que se llama León Vilarín. En el ampliado nacional de su federación de camioneros (domingo 27) no pudo hacer mucho más que proclamar su fidelidad eterna al recién jurado presidente del Senado, Eduardo Freí.
Luego de la inevitable declaración de apoliticismo, ensalzó "al hombre con el que tendrá que entenderse este gobierno", con exclamaciones que buscaban aplausos y sólo encontraron tibios vivas. Vilarín no consiguió parar los camiones por lo menos por 24 horas, como se lo había propuesto, e incluso quedó en claro en la poco cálida asamblea que todo no irá sobre ruedas para el presidente camionero y que en la próxima reunión nacional, el 28 de julio, podría incluso perder su estratégico puesto. Como para echarle la paletada final, el mismo día, el presidente del sindicato profesional de choferes de camiones, Mano Moya, que también rechazó la huelga, dijo:
"No estamos dispuestos a hacerles el juego a estos caballeros, ya que nosotros lo único que deseamos es trabajar y en ningún momento queremos sumarnos a los intentos golpistas de Vilarin y Cía...".
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Nuevo Frente
Pero está visto que la derecha no aprende. La sentencia "incompetente" del Tribunal Constitucional (miércoles 30) le permitió consolidar un nuevo frente en su batalla permanente por socavar la estabilidad del Gobierno Popular. Ahora pretenderá poner a Allende entre la espada de la promulgación de la cavernaria reforma Hamilton-Fuentealba y la pared de un plebiscito lleno de preguntas tramposas. Y para que la tensión no baje ni por un momento, está la CODE que goza de admirable salud después de su teórica muerte del 21 de mayo, y que planteó una triple acusación constitucional, contra los ministros Figueroa y Bitar, por su gestión en la huelga de El Teniente, y contra el Intendente de Valparaíso, Carlos González Márquez. En los sorteos de las comisiones acusadoras (martes 29), el hombre cuyo único pecado fue el de apretar un poquito a la sucursal de "Patria y Libertad" porteña, salió premiado y se encontró con una mayoría de diputados UP. En cambio, los ministros quedaron condenados desde la partida. De todas formas, en la sala los tres correrán la misma suerte, y el presidente Allende tendrá que hacer un nuevo enroque.
Figueroa y Bitar tuvieron más suerte que su colega de Agricultura, el socialista Pedro Hidalgo, al que los desconocidos de siempre de las bandas armadas latifundistas balearon cuando apoyaba en una visita a la provincia de Chillán las exigencias campesinas.
Nada nuevo, como se ve. Salvo la insólita actitud -una más- del contralor Héctor Humeres, al que Luis Figueroa había prometido acusar constitucionalmente, por sus reiterados desbordes en su afán de poner trabas al gobierno y que le han llevado incluso a responder a consultas de particulares. Humeres respondió violentamente a su acusador, enviando copia de su carta a la Cámara de Diputados, con la obvia intención de que fuese agregada a la lista de cargos presentados por la DC y el PN.
Claro que Figueroa y Bitar tuvieron más suerte que su colega de Agricultura, el socialista Pedro Hidalgo, al que los desconocidos de siempre de las bandas armadas latifundistas balearon (jueves 24) cuando apoyaba en una visita a la provincia de Chillán las exigencias campesinas de que se expropiasen 50 fundos de entre 40 y 80 hectáreas de cabida, por deficiente explotación de sus dueños o por los problemas de éstos con sus trabajadores. ¡Qué casualidad que uno de los fundos candidatos a la expropiación por abandono perteneciese al ex presidente de la Corte Suprema, Ramiro Méndez Brañas!
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