En otra de las paradojas que tiene el proceso constituyente chileno, es muy posible que en la próxima jornada electoral del domingo 7 de mayo, resulte ganador el sector que más se opuso a continuar con el proceso constituyente, luego del arrollador triunfo del Rechazo del 4 de septiembre de 2022.
De este modo, si las encuestas están bien calibradas, es casi seguro que el partido de José Antonio Kast, Republicanos, logrará un alza electoral respecto de las elecciones de 2021, donde obtuvo 11,2% de las preferencias en diputados, conquistando 15 escaños. Esto, pese a que él y sus seguidores se opusieron frontalmente a continuar el proceso constituyente, proponiendo seguir con la Constitución de 1980.
La pregunta es en qué porcentaje crecerá, y si ese crecimiento tendrá eficiencia electoral como para convertirse en escaños en el Consejo Constitucional, el que se elige bajo el criterio de las circunscripciones senatoriales, es decir, de representación regional, por lo que no es proporcional, a diferencia del sistema para elegir diputados mediante distritos que responden a los volúmenes de población.
Si bien la disputa dentro de la derecha puede definirse como una en la abundancia, pues, como dice Pablo Longueira en un análisis que hizo circular ayer viernes 5 de mayo, la energía del plebiscito del 4 de septiembre marcará la actual elección, donde las fuerzas del Rechazo se disputarán -más o menos- el 62% que se inclinó por esa opción, en los partidos de la derecha tradicional hay un fundado temor de que el proceso se vuelva una pesadilla.
Así y todo, pocos dudan que Republicanos obtendrá bastante más que un escaño, superando así su posición en el Senado, donde solo cuentan con un senador; Rojo Edwards. Según Ex-Ante, son ocho las circunscripciones donde Republicanos disputará una plaza a la derecha tradicional, organizada como Chile Seguro. Se trata de Arica, Tarapacá, Atacama, Coquimbo, Valparaíso, Región Metropolitana, Ñuble y Aysén.
Despiértame cuando pase el temblor
Si bien la disputa dentro de la derecha puede definirse como una en la abundancia -pues, como dice Pablo Longueira en un análisis que hizo circular ayer viernes 5 de mayo, la energía del plebiscito del 4 de septiembre marcará la actual elección, donde las fuerzas del Rechazo se disputarán el 62% que se inclinó por esa opción, en los partidos de la derecha tradicional-, hay un fundado temor de que el proceso se vuelva una pesadilla.
Según confidencia un analista perteneciente al sector, la derecha tradicional está pagando un alto costo por aproximarse al impopular Gobierno de Gabriel Boric (CS), pactando con éste los acuerdos de diciembre que llevaron a este momento electoral, mientras que José Antonio Kast y Franco Parisi -el otro gran elector del Rechazo-, han quedado libres para disparar contra el Gobierno, la migración y la delincuencia, dejando a los incumbentes tradicionales en la imagen de la 'cocina política', ajenos a las urgencias y prioridades de los chilenos y las chilenas.
"Republicanos ha marcado más claramente una postura de oposición", confidencia el analista, quien considera que la derecha tradicional no ha sabido leer bien la crisis, desaprovechando hablar de materias donde son más creíbles, como son las preocupaciones por la inflación y el empleo.
"Republicanos ha marcado más claramente una postura de oposición", confidencia el analista de la derecha tradicional, quien considera que su sector no ha sabido leer bien la crisis, desaprovechando hablar de materias donde son más creíbles, como son las preocupaciones por la inflación y el empleo.
De todos modos, este analista considera que las decisiones institucionales de la UDI, RN y Evópoli, de jugarse por un proceso constituyente, en sintonía con las preocupaciones de los empresarios, no puede verse como un error, pues no hacerlo puede traer costos aún mayores, como un nuevo estallido social, "el que seguramente le tocaría a un gobierno de derecha".
Coincide en bastantes apreciaciones un dirigente de Republicanos, para quien el mérito de su partido consiste justamente en lograr capturar de mejor modo el malestar que hay en la sociedad chilena, y que se expresa ahora en el rechazo a la delincuencia, la migración y también al Gobierno. Para este dirigente, la clave está en la consistencia de Republicanos en estos temas, pues considera que la derecha tradicional ha oscilado y coqueteado con ideas como el estado social de derecho, el reconocimiento de los pueblos indigenas, y otras materias, que la hacen menos creíble cuando habla de delincuencia, narcotráfico o migración.
"Además fueron gobierno, y no tienen resultados que exhibir", dice, en relación a la administración de Sebastián Piñera, quien llamó a venir a los venezolanos en el episodio de Cúcuta, y quien además descabezó varias veces el generalato de Carabineros. "Eso la gente lo sabe y Piñera es un lastre para ellos, pero ahí sigue", dice.
La precisión es relevante, en tanto esta elección podría marcar el retorno a la primera línea de la política de Piñera, siempre y cuando logre elegir candidatos que pasaron por su gobierno y que son cercanos a él (ver artículo al respecto).
Si bien este dirigente republicano no quiere cantar victoria antes de tiempo, considera que están las condiciones para que José Antonio Kast y su partido conquisten la hegemonía del sector. "Se aburguesaron -dice en relación a la derecha tradicional- están acostumbrados a repartirse Chile y escuchan demasiado a los empresarios. Es así como hicieron un pacto político que va de la UDI al PC. Eso no puede salir bien", dice.
Según este dirigente, la derecha tradicional "convirtió un triunfo en derrota", al empezar el proceso constituyente el 5 de septiembre, al día siguiente, cuando lo que había que hacer era alejarse del Gobierno derrotado y desprestigiado.
Si finalmente se produce la irrupción de Republicanos en desmedro de la UDI, una de las víctimas podría ser Evelyn Matthei (UDI), la figura con mayor tracción en las encuestas como para disputar una elección presidencial en el sector de la derecha tradicional.
Si bien este dirigente republicano no quiere cantar victoria antes de tiempo, considera que están las condiciones para que José Antonio Kast y su partido conquisten la hegemonía del sector. "Se aburguesaron -dice en relación a la derecha tradicional- están acostumbrados a repartirse Chile y escuchan demasiado a los empresarios. Es así como hicieron un pacto político que va de la UDI al PC. Eso no puede salir bien", dice el dirigente de Republicanos.
Si bien ella ha jugado un rol en esta campaña, en la derecha tradicional no creen que sea ella quien pague los platos rotos. "Van a ser [Javier] Macaya y [Francisco] Chahuán", dice el analista ligado a este sector. "Un triunfo de Republicanos va a despertar muchas preguntas en la militancia de la UDI, la que nunca estuvo muy convencida del camino que eligió Macaya", dice.
"Evelyn, por el contrario, podría tener una oportunidad para salvar el proceso constituyente si es que Republicanos y el Partido de la Gente (PDG) avanzan muchas posiciones, pues podría construir puentes para un acuerdo con la centro izquierda, con lo que giraría el eje del Consejo, pudiendo dejar aislado a unos republicanos que eventualmente podrían ser la primera mayoría del organismo. Una situación; 'La derecha y la izquierda unidas, jamás serán vencidas', parafraseando a Nicanor Parra.
Ahora todo este escenario vale si es que el PDG no obtiene un triunfo paralelo, a costa de Chile Vamos (reconvertido en Chile Seguro), con lo que Franco Parisi entraría en contienda presidencial.
Además, si la izquierda y la centro-izquierda se desmoronan, se va a adelantar la elección presidencial, y ahí el orden y tamaño de cada quien en la derecha va a ser determinante no solo para el proceso constituyente, sino que también para el legislativo, en miras de la elección municipal de 2024 y la presidencial del siguiente año.
Una Convención al revés
Uno de los peligros de la derecha es una sobredosis de éxito electoral donde obtengan más de 3/5 de los escaños del Consejo, es decir, el negativo de lo que pasó con ellos en la Convención, donde no obtuvieron los 2/3 que les permitía el veto.
El peligro de ello, es que la derecha se encierre en un cónclave y termine redactando un texto que no satisface a una gran mayoría de los electores.
"Para que esto camine, tiene que haber una aprobación de entre el 65% y 70%, pues sino no va a tener legitimidad", dice el analista de la derecha tradicional.
Es por eso que se podría dar el caso de una alianza improbable de la UDI al PC, que deje fuera a los impugnadores ligados a Kast y Parisi, con el propósito de rayar una cancha del juego político conveniente para ellos.
"Los acuerdos de diciembre muestran que puede haber acuerdos, y ese puede seguir siendo el camino", dice.
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¿Cuál es la línea editorial
Tengo confianza en que los
Ahora la contienda es
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