Estamos donde tú estás. Síguenos en:

Facebook Youtube Twitter Spotify Instagram

Acceso suscriptores

Domingo, 27 de Julio de 2025
[Hace 50 años]

La ideología de la ENU según el cristianismo

Ronaldo Muñoz S.S.C.C.

a_comienzos_de_abril_se_crea_el_comando_nacional_de_lucha_contra_la_enu.jpg

A comienzos de abril se crea el comando nacional de lucha contra la ENU.
A comienzos de abril se crea el comando nacional de lucha contra la ENU.

Este artículo -inicialmente publicado en la revista Mensaje- fue reproducido en el mes de abril de 1973 por la revista Chile Hoy.

En la discusión pública en torno al proyecto de la "Escuela Nacional Unificada", ENU, más allá de los aspectos formales y pedagógico-técnicos, se han esgrimido sobre todo argumentos -y emociones- en cuanto al aspecto ideológico: sobre el hombre y la sociedad que se está buscando, y sobre el papel que se atribuye para ello al sistema educacional. En cuanto a este aspecto me interesa aquí, como cristiano y como teólogo en una tarea de Iglesia, sugerir algunos elementos de reflexión. 

Lo hago como un deber, sobre todo después que en los medios de comunicación se han estado presentando muy superficialmente las metas planteadas por el proyecto como contrapuestas al cristianismo y a la doctrina de la Iglesia. 

Para esto, me abstengo deliberadamente de juzgar las intenciones, tanto de los autores como de los impugnadores del proyecto, y me limito a tomar el texto tal como se ha ofrecido a la discusión pública. De este texto, extraigo principalmente los capítulos que tratan de las grandes metas y criterios del proyecto: Fundamentos (2), Caracterización (3) y Objetivos generales (4.1). Para la comparación con el cristianismo, tomo como referencias algunos documentos recientes de la Autoridad de la Iglesia Católica: la constitución del Concilio Vaticano II sobre "La iglesia en el mundo de hoy", las conclusiones de la Segunda Asamblea General de los Obispos de América Latina (Medellín) y el documento del último Sínodo Mundial de Obispos sobre "La Justicia en el Mundo". Es cierto que estos documentos no constituyen la referencia más profunda y definitiva para un católico, pero sí la más directa y operativa, y por esto mismo, ineludible. 

El informe de la ENU reconoce de partida que tenemos "un sistema -educacional clasista... discriminatorio e injusto que, en los hechos, sigue negando a la mayoría del pueblo el acceso a la educación, o discriminándolo en la calidad de la que logra recibir".

Sobre esta base, nos llaman la atención cinco preocupaciones fundamentales en las que el proyecto de la ENU coincide con la búsqueda planteada por la Iglesia en el sentido de un sistema educacional más humano para todos y, por lo mismo, más cristiano: 

De una educación discriminatoria a una educación igualitaria

El informe de la ENU reconoce de partida que tenemos "un sistema -educacional clasista... discriminatorio e injusto que, en los hechos, sigue negando a la mayoría del pueblo el acceso a la educación, o discriminándolo en la calidad de la que logra recibir". Por eso, plantea la urgencia de "ampliar las oportunidades educacionales y combatir las discriminaciones en el acceso y la permanencia en los estudios... asegurar el acceso y disfrute de la cultura y la educación por parte de las mayorías, haciendo del derecho a la educación una realidad concreta de cada chileno". Y, más en particular, expresa que "el ingreso a las universidades deberá fundarse en la capacidad objetivamente medida de los postulantes, a partir de condiciones reales de igualdad". 

ronaldo_munoz.jpg

Ronaldo Muñoz.
Ronaldo Muñoz.

Por su parte la Iglesia ha afirmado en el Concilio que "uno de los deberes más propios de nuestra época, sobre todo de los cristianos, es el de trabajar con ahínco... para que se haga efectivo el derecho de todos a la cultura, exigido por la dignidad de la persona, sin distinción... Se debe tender a que quienes están bien dotados intelectualmente, tengan la posibilidad de llegar a los estudios superiores...". Porque, como se constata al nivel de nuestro continente, "gran número de los niños y jóvenes latinoamericanos queda todavía fuera de los sistemas escolares" y "la democratización de la educación es un ideal que está todavía lejos de conseguirse en todos los niveles, sobre todo en el universitario". El último Sínodo de Obispos, hablando más en general, denuncia en nuestra sociedad la existencia de "vallas o círculos viciosos convertidos en sistema... los que refuerzan la condición de desigualdad para un posible acceso a los servicios sociales, debido a lo cual queda excluida de ellos una parte de los habitantes".

De una educación individualista a una educación solidaria

El informe de la ENU constata que, en contraste con "el creciente proceso de socialización de las relaciones económicas, sociales y políticas", tenemos todavía "un sistema educacional individualista... y competitivo, destinado a producir individuos descomprometidos, egoístas y centrados en su propio éxito". Por eso se propone "desterrar la mentalidad individualista y desarrollar otra, solidaria". 

Por eso el Sínodo mundial, sí constata que "el método educativo todavía vigente... fomenta un cerrado individualismo", postula también una educación nueva que promueva ''la reflexión sobre la sociedad en que vivimos y sobre sus valores".

Por su parte, la Iglesia constata en el Concilio que "está naciendo un nuevo humanismo, en el que el hombre queda definido principalmente por la responsabilidad hacia sus hermanos y ante la historia". Ante la agudeza de las situaciones de injusticia, los obispos latinoamericanos urgen a "despertar la conciencia social y hábitos comunitarios en todos los medios". Y en otra parte, afirman: 

"Una sincera conservación ha de cambiar la mentalidad individualista por otra de sentido social y preocupación por el bien común. La educación en todos sus niveles, empezando por el hogar, debe incluir este aspecto fundamental de la vida cristiana. Se traduce este sentido de amor al prójimo cuando se estudia y se trabaja ante todo como una preparación o realización de un servicio a la comunidad". Por eso el Sínodo mundial, sí constata que "el método educativo todavía vigente... fomenta un cerrado individualismo", postula también una educación nueva que promueva ''la reflexión sobre la sociedad en que vivimos y sobre sus valores, preparando a los hombres para dejar esos valores cuando no sean favorables a la justicia para todos".

De una educación para el consumo a una educación para el trabajo

El informe de la ENU señala que en Chile tenemos "una educación que desprecia el trabajo en favor del consumo como signo de prestigio y de dignidad social”. Lo cual produce, entre otros efectos, "la absorción de casi toda la actividad del esfuerzo universitario en la tarea de dar algún destino a la vida de los jóvenes egresados de un sistema educacional que no los habilita para la vida del trabajo”. Por eso el informe postula "la valoración del trabajo productivo como fuente de la realización personal y de la riqueza nacional"... "incorporando teórica y prácticamente el trabajo socialmente útil a la formación del educando"...  y contribuyendo así "a desterrar la mentalidad consumidora individualista y a desarrollar otra, productiva y solidaria". 

Por su parte, la Iglesia en el Concilio, reconoce que el hombre "con su trabajo no sólo transforma las cosas y la sociedad, sino que se perfecciona a sí mismo. Aprende mucho, cultiva sus facultades, sale de sí mismo y se supera. Tal superación es más importante que las riquezas exteriores que puedan acumularse. El hombre vale más por lo que es que por lo que tiene. Asimismo, cuanto llevan a cabo los hombres para lograr más justicia, mayor fraternidad y un más humano planteamiento de los problemas sociales, vale más que los progresos técnicos". Por eso los obispos latinoamericanos deben denunciar como un atentado contra el hombre el que en nuestro continente la educación esté "orientada a sostener una economía basada en el ansia de 'tener más, cuando la juventud latinoamericana exige 'ser más', en el gozo de su auto realización, por el servicio y el amor". 

Con este objeto, quiere unir en la educación "teoría y práctica, estudio y trabajo productivo", a fin de que el pueblo pueda "superar el subdesarrollo" y "crear una cultura auténtica y propia". 

Y el Sínodo mundial señala el papel que le cabe a la educación, junto a los medios de comunicación, en el hecho de que hoy día una buena parte de la familia humana "viva como sumergida en una mentalidad que exalta la posesión", el "tener más", y llama a superar "ese umbral donde comienza la conciencia de 'valer más y ser más' para todo el hombre y todos los hombres". 

De una educación autoritaria y formalista a una educación crítica y creadora

El informe de la ENU señala que nuestro sistema educacional es "autoritario y tradicionalista", y se propone "hacer de la educación una tarea libertaria en que el educando crezca y forme su propio modo de pensar, a través de un trabajo pedagógico creativo que lo enfrente a la realidad en forma crítica y científica". Con este objeto, quiere unir en la educación "teoría y práctica, estudio y trabajo productivo", a fin de que el pueblo pueda "superar el subdesarrollo" y "crear una cultura auténtica y propia". 

Por su parte, la Iglesia, en el Concilio, reconoce que los hombres cada vez más "tienen conciencia de que son ellos los autores y promotores de la cultura de su comunidad”. En contraste con esto, los obispos latinoamericanos deben constatar que entre nosotros la educación es "demasiado abstracta y formalista", "más preocupada por la trasmisión de conocimientos que por la creación, entre otros valores, de un espíritu crítico"; que es uniforme y pasiva cuando ha sonado para nuestros pueblos la hora de descubrir su propio ser, pletórico de originalidad". Por eso, insisten en que educar no es "integrar en las estructuras culturales existentes... que pueden ser opresoras", sino "capacitar (a los educandos) para que ellos mismos, como autores de su propio progreso, desarrollen de manera creativa y original un mundo cultural acorde con su propia riqueza". Señalan que para ello "es indispensable la formación de la conciencia social y la percepción realista de los problemas de la comunidad de las estructuras sociales, mediante una tarea de concientización y de educación social". 

Y es indispensable, también, que la misma educación sea "creadora", anticipando el nuevo tipo de sociedad que buscamos en América latina. Así la educación será "liberadora", convirtiéndose en "el medio clave para liberar a los pueblos de toda servidumbre y para hacerlo ascender de condiciones de vida menos humanas a condiciones más humanas". 

“Por su parte, la Iglesia, por boca de los obispos latinoamericanos, reconoce que en nuestro continente "los sistemas educativos están orientados al mantenimiento de las estructuras sociales y económicas imperantes, más que a su transformación".

Más recientemente, el Sínodo Mundial afirma: "La educación (que propugnamos) es llamada justamente permanente, es decir, que afecta a todos los hombres y a todas las edades... es también práctica, porque se lleva a cabo mediante la acción, la participación y el contacto vital con las mismas situaciones de injusticia". 

De una educación reproductora a una educación transformadora de la sociedad

El informe de la ENU señala la contradicción entre la lucha por "una sociedad efectivamente democrática en la que el poder lo ejerzan las grandes mayorías y un sistema educacional diseñado para producir la sociedad de clases y su consiguiente sistema de dominación de las mayorías por las minorías". Por eso se propone "favorecer una real participación de las mayorías en la construcción de la nueva sociedad haciendo de cada chileno un agente innovador y promotor de cambios sociales". 

“Por su parte, la Iglesia, por boca de los obispos latinoamericanos, reconoce que en nuestro continente "los sistemas educativos están orientados al mantenimiento de las estructuras sociales y económicas imperantes, más que a su transformación" y plantea que, para liberar a las mayorías de sus servidumbres, "la educación en todos sus  niveles debe llegar a ser creadora, pues ha de anticipar el nuevo tipo de sociedad que buscamos... profundizando la conciencia de la dignidad humana de las nuevas generaciones, favoreciendo su libre autodeterminación y promoviendo su sentido comunitario". 

Más recientemente, el Sínodo mundial afirma que el actual anhelo de justicia "exige que sea superada la condición general de marginación social, que desaparezcan las vallas o los círculos viciosos convertidos en sistema, los que impiden la promoción colectiva..., y refuerzan la condición de desigualdad". Y, entre los principales obstáculos a esta transformación, denuncia "el método educativo todavía vigente", que "fomenta un cerrado individualismo"; "la escuela y los medios de comunicación" que, "obstaculizados frecuentemente por el orden establecido, permiten formar al hombre que ese mismo orden desea, es decir, un hombre a su imagen, no un hombre nuevo sino la reproducción del hombre tal cual". 

El Sínodo propugna una educación crítica y creadora, que ayude a los hombres "no a seguir siendo objeto de manipulaciones, ni por parte de los medios de comunicación, ni por parte de las fuerzas políticas, sino que, por el contrario, les hace capaces de forjar su propia suerte y de construir comunidades verdaderamente humanas".

NOTA DE LA REDACCIÓN: Por error, la versión original identifcó al autor como sacerdote jesuita. Ronaldo Muñoz es sacerdote de los sagrados Corazones.

En este artículo



Los Más

Ya que estás aquí, te queremos invitar a ser parte de Interferencia. Suscríbete. Gracias a lectores como tú, financiamos un periodismo libre e independiente. Te quedan artículos gratuitos este mes.

En este artículo



Los Más

Comentarios

Comentarios

Gran error Ronaldo Muñoz fue un sacerdote ss.cc. y no sj

Como se explica, entonces, que la iglesia católica fe una enconada adversaria de la ENU, llegando a caricaturizarla y combatirla?.

Fidel, porque siempre ha habido, al menos, dos corrientes en la Iglesia católica. La defendida por la jerarquía, oficialista, conservadora y aliada con sectores polític-culturales de derecha y la surgida de las bases eclesiales, horizontal, progresista, encarnada en el mundo y en la cultura más vinculada a los movimientos de izquierda. El Concilio Vaticano II (1962-1965), sin ser revolucionario, supuso un aggiornamento al mundo cultural de finales del siglo XX acortando la insoportable distancia que separaba a la Iglesia del mundo. Su recpeción en nuestro continente latinoamericano fue a través d elas Conferencias de Medellín (1968) y Puebla (1979). Ahí se articulan la lectura popular de la biblia, la educación popular, el movimiento de comunidades cristianas populares y la teología de la liberación. A esta corriente perteneció siempre el Flaco Ronaldo y muchas otras y otros y de ahí nacen esas reflexiones.

Añadir nuevo comentario