Estamos donde tú estás. Síguenos en:

Facebook Youtube Twitter Spotify Instagram

Acceso suscriptores

Jueves, 18 de Abril de 2024
Especial elecciones de 1970

La intensa carrera de Allende desde 1959 a 1970 para llegar a La Moneda

Manuel Salazar Salvo

1963_candidato_a_senador_por_valparaiso.jpg

1963, candidato a senador por Valparaíso.
1963, candidato a senador por Valparaíso.

A fines de 1958, ya recuperado el ánimo tras la estrecha derrota en su postulación presidencial, algunos amigos de Salvador Allende lo ayudaron a financiar el arriendo de una oficina en calle Valentín Letelier. Allí se agruparon sus más cercanos, a los que se les conoció como Los Focas, apodo de uno de ellos, Cristián Casanova. El grupo lo integraron, además, Max Nolff, Osren Agnic, Gastón Pascal Lyon, Augusto Olivares, Manuel de la Barra, Jaime Barrios, Sergio Aranda, Pedro Vuskovic, Víctor Pey, Enrique Haggeman, José Cademártori, Carlos Jorquera, Osvaldo Puccio y Miguel Labarca Labarca.

Admision UDEC

Vuskovic, profesor de Estadísticas en la Escuela de Economía de la Universidad de Chile, había efectuado un pormenorizado seguimiento de las votaciones de la última década y aseguraba que Allende iba creciendo en el apoyo ciudadano, incluso por sobre los partidos que le respaldaban. Sostenía que el candidato del Frente de Acción Popular, FRAP, podía llegar con inmejorables expectativas a los comicios de 1964. 

Allende no era muy aficionado a leer sobre política o economía, pese a disponer de una amplia biblioteca en el fondo de su nueva casa, ubicada en calle Guardia Vieja, en la comuna de Providencia. Gustaba de las novelas policiales y de la ciencia ficción. En su velador tenía siempre un ejemplar de La Biblia, al que recurría con frecuencia. Poseía, en cambio, una memoria privilegiada para los detalles que le interesaban y era un gran fisonomista, recordaba las caras de sus partidarios en los más apartados rincones del territorio. 

nuevamente_en_tren_en_la_campana_de_1964.jpg

El fallido 'Tren de la Victoria' en 1958.
El fallido 'Tren de la Victoria' en 1958.

En febrero de 1959 viajó junto con Eduardo Frei a la toma del poder de Rómulo Betancourt, en Venezuela, elegido presidente tras la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez. Allende y Frei mantenían una estrecha amistad, la que se había enriquecido en el balneario de Algarrobo, donde solían compartir con sus familias, junto a  otros demócratas cristianos como Fernando Castillo Velasco y Gabriel Valdés.

De Caracas, Allende saltó a Cuba y Frei a Estados Unidos. En La Habana el senador socialista conoció a Ernesto Guevara, a Camilo Cienfuegos y a Fidel Castro. A su regreso lamentó ante sus amigos el no haberse preocupado de ayudar a los revolucionarios en su lucha contra Fulgencio Batista. El “Che” había intentado conocerlo años antes, en su paso por Chile, pero Allende no tuvo tiempo de recibirlo, y él héroe de la revolución cubana se lo recriminó sutilmente. No obstante, le regaló un ejemplar de su libro “Guerrilla y Contraguerrillas”, con una dedicatoria que decía: “A Salvador Allende, que por otros medios trata de hacer lo mismo”.

La visita a Cuba impresionó fuertemente a Allende y de allí en adelante el influjo de la revolución castrista se instalaría en el centro de su vida y en parte relevante de su familia.

El viaje a la isla caribeña también reportó algunos negocios, para los cuales Allende pidió colaboración a uno de sus más aristocráticos amigos, Julio Donoso Larraín, quien terminó comprando armas para la revolución castrista en Europa. La exportación de cebollas, ajos y porotos negros tuvo que asumirla su el yerno de Allende, Gastón Pascal Lyon.

Su vida sentimental

Uno de los aspectos menos conocidos de la trayectoria de Allende fue siempre su vida sentimental. Ello, hasta que el periodista  Eduardo Labarca Godard, hijo del más cercano colaborador de Allende, Miguel Labarca Labarca, publicó a fines de 2007 una “biografía sentimental” del político, contando con profusión de detalles los romances que tuvo el dirigente socialista. Labarca cita una carta que en 1979 le escribió su padre desde París, explicándole su posición frente a la actitud del desaparecido mandatario. Cuenta Miguel Labarca a su hijo Eduardo, por entonces radicado en Moscú:

-Yo no me inmiscuía en la vida sentimental de Allende, a pesar de que en nuestra vinculación, tratábamos de ella con humorística franqueza y con confianza absoluta. Yo le celebraba su “donjuanismo” porque, aunque no compartía su juicio sobre el sentido del amor y sus proyecciones, me daba cuenta de que éste le brindaba una alegría primaria pero genuina a que tenía derecho como fuente de alivio en su trabajo tan intenso y dura.

Labarca Godard, en tanto, es menos comprensivo. Afirma en su libro:

-Él (Allende) es quien mezcla mujeres y política. Instala a sus amantes en los comandos, las lleva a las proclamaciones, las saca de viaje, se pasea orgullosamente con ellas. Más de una vez, viendo a Salvador alegre o tarareando una canción, Tencha intuirá que se ha enamorado de nuevo. Hay exhibicionismo en la actuación de Salvador Allende, y cierta promiscuidad. Allende, que ha hecho de la lealtad un valor primordial de su vida política y que será leal hasta el fin con sus amigos y con su pueblo, es en cambio irremediablemente infiel con las mujeres.

El libro de Labarca Godard, pese a las críticas de los más cercanos a la familia Allende, entrega antecedentes muy valiosos para entender a cabalidad algunos rasgos del carácter y personalidad del ex mandatario. 

la_conferencia_de_la_olas_en_santiago._1.jpg

La conferencia de la OLAS en Santiago.
La conferencia de la OLAS en Santiago.

Al iniciarse la década del 60’, Allende consideró que era necesario reducir el número de partidos que integraban el FRAP (PC, PS, Partido Radical Doctrinario, Intransigencia Radical Antiimperialista, Partido del Trabajo, Alianza Nacional de Trabajadores, entre otros) y que era urgente formar nuevos cuadros para un futuro gobierno. Creó entonces el Instituto Popular, donde puso a David Baytelman, Clodomiro Almeyda, Víctor Barberis y Graciela Bórquez, entre otros, para organizarlo. Reservadamente, el senador ya pensaba en una fusión del PC y del PS y en la formación de un nuevo gran referente de izquierda.

El 21 de mayo de 1960 un nuevo terremoto, esta vez  de 9,5 grados en la escala Richter, considerado el más violento registrado en el mundo hasta ese momento, azotó las provincias del sur chileno. Todo el país se volcó a ayudar a los miles de damnificados.

En 1961, Allende viajó a Punta del Este, Uruguay, y denunció, junto al Che Guevara, el carácter propagandístico de la Alianza para el Progreso impulsada por Estados Unidos.

Senador por Valparaíso

Al aproximarse las parlamentarias de ese año, el médico socialista, obligado por las dirigencias del PS, tomó una de las más arriesgadas decisiones de su vida política: postularse a senador por la Tercera Circunscripción, que comprendía a Valparaíso y Aconcagua. Allí era fuerte el PC, que reunía unos 16 mil votos en la persona del senador Jaime Barros Pérez-Cotapos. Los socialistas no conseguían más de cinco mil sufragios. A lo menos, le faltaban 12 mil. La tarea fue titánica; cerro por cerro, casa por casa, recorrió Valparaíso y los campos de Aconcagua con los cuatro candidatos socialistas a la Cámara de Diputados. Ellos eran Nelson Salinas, Antonio Tavolari, Alonso Zumaeta Faúndez  y Carmen Lazo.

Un papel decisivo en su campaña lo tuvo “El Bus de la Victoria”, a cargo de Ozren Agnic, un enorme transporte provisto de múltiples elementos de propaganda que le permitió recorrer Aconcagua con artistas, música y películas, concentrando la atención de los campesinos.

Allende consiguió 26 mil votos y Barros obtuvo 16 mil. Ambos fueron elegidos y el FRAP aumentó en la zona la votación conseguida en 1958.

Cuando sus asesores dudaron y le advirtieron que una derrota en la senatorial por Valparaíso lo llevaría a su tumba política, Allende les había dicho que nadie le recriminaría perder ante semejante desafío, pero que si ganaba, tenía casi asegurada su nominación como candidato presidencial en 1964. No se equivocó, pero le seguía inquietando profundamente el voto de las mujeres.

1964_la_campana_en_provincias.jpg

1964, la campaña en provincias.
1964, la campaña en provincias.

En aquella noche triunfal en el puerto, insistió a sus partidarios:

-¡Compañeros! ¡Este triunfo no es mi triunfo, es el triunfo de ustedes! Demuestra que podemos y tenemos que organizarnos mejor. Que los hombres tienen que hacer más conciencia en las mujeres. Pues nuevamente las mujeres votaron por la reacción. ¡Ustedes tienen que hacerles claridad, compañeros! ¡Tienen que llevar a las compañeras a las concentraciones! ¡Tienen que convertir a sus mujeres en sus compañeras! ¡Tienen que compartir la vida con ellas…!  

A comienzos de 1962, junto con el nombramiento de Raúl Silva Henríquez como cardenal de Santiago, un importante sector de la Iglesia católica chilena inició una ofensiva para acelerar la reforma agraria Poco después, en septiembre, el episcopado nacional divulgó una carta pastoral donde analizaba la situación socio económica del pueblo chileno, advirtiendo sobre su gravedad y criticando la política económica liberal del gobierno. Silva Henríquez hizo entrega a cien familias campesinas de la hacienda Las Pataguas, propiedad de la iglesia, como un llamativo gesto para apurar los cambios en el agro, donde ya empezaban a observarse claros indicios de agitación.

El presidente Alessandri, mientras, trataba de mantener los precios de los bienes de los productos de primera necesidad y el equilibrio de las cuentas fiscales. En su empeño, decidió modificar la paridad cambiaria, reemplazar el peso por el escudo y pedir nuevos sacrificios a la ciudadanía.

El nuevo presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, demócrata y católico observante, enfrentado a la revolución cubana, se alarmó con la posibilidad  de  que Salvador Allende  llegase al poder a través de las urnas en Chile. El FRAP había avanzado bastante y eligió a 40 diputados y nueve senadores en las elecciones parlamentarias de 1961. El  PC logró siete diputados y cuatro senadores. Los comunistas mantenían la doctrina de la vía pacífica para el socialismo,proclamada, en 1956, por el primer secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética, Nikita Kruschev, al denunciar los crímenes cometidos por Stalin y el  culto de la personalidad.  

Continúa mañana

En este artículo

Personas:
Organizaciones:


Los Más

Ya que estás aquí, te queremos invitar a ser parte de Interferencia. Suscríbete. Gracias a lectores como tú, financiamos un periodismo libre e independiente. Te quedan artículos gratuitos este mes.

En este artículo

Personas:
Organizaciones:


Los Más

Comentarios

Comentarios

Emotivo recordar, quienes fuímos parte de ese proceso, lo que INTERFERENCIA nos muestra. Inevitablemente retrocedemos en el tiempo y a la vez nos posicionamos en la actualidad, con una semejanza brutal.

Estimadxs amigxs, En "La exportación de cebollas, ajos y porotos negros tuvo que asumirla su el yerno de Allende" --> corregir "su el yerno". Además, en párrafo: "A comienzos de 1962, junto con el nombramiento de Raúl Silva Henríquez como cardenal de Santiago, un importante sector de la Iglesia católica chilena inició una ofensiva para acelerar la reforma agraria Poco después" ---> Justo antes de la frase "Poco después", faltó agregar "el punto" correspondiente. Un abrazo

Excelente, para comprender nuestro pasado reciente.. Las nuevas generaciones deben empaparse con estás crónicas llenas de vivencias. Un alcance, el Frente Cívico Militar de la época que adhería a Don Salvador, era Manlio Bustos Quezada, un excoronel....otro pequeño detalle, la canción-cumbia De ti Depende corresponde a la campaña de 1970 y cuyo intérprete es Humberto Lozan, exvocalista de La Huambaly Saludos cordiales

NOTA. Corrección: "La exportación de cebollas, ajos y porotos negros .... tuvo que asumirlo su sobrino, el hijo de su hermana Laurita Allende, no su yerno.

Añadir nuevo comentario