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Viernes, 18 de Julio de 2025
Elecciones Brasil 2022

Lula vence estrechamente a Bolsonaro y enfrenta difícil escenario post-electoral

Andrés Almeida

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Lula habla como presidente electo desde Sao Paulo
Lula habla como presidente electo desde Sao Paulo

Con un 50,9% de las preferencias, Lula da Silva vuelve a la Presidencia de Brasil. Pese a que obtuvo más de 60 millones de votos, con dos millones de diferencia respecto de Bolsonaro, de todos modos enfrentará un país y un Congreso divididos -e inclinados a la derecha-, y a 14 gobernadores estaduales de oposición, entre ellos Tarcísio de Freitas, un bolsonarista que ganó en el Estado de Sao Paulo.

Lula da Silva volverá al Palacio de Planalto en Brasilia el próximo 1° de enero de 2023, pues ha vencido la contienda electoral de segunda vuelta de Brasil con más de 60 millones de votos, los que representan un 50,9% de las preferencias por sobre Jair Bolsonaro, el actual mandatario brasileño. Lula ya había gobernado Brasil entre 2003 y 2010, por lo que estará en el poder un total de once años en el país más grande y poblado de América Latina, con 215 millones de habitantes.

La victoria de Lula es inapelable, aunque al cierre de esta edición Bolsonaro todavía no reconocía su derrota, pues establece una diferencia de dos millones de votos, en un proceso electoral sin cuestionamientos serios. También implica la derrota de un presidente en ejercicio, lo que nunca antes había sucedido en la historia electoral brasileña.

Al cierre de esta edición, Bolsonaro no se ha referido a la elección, lo que alimenta el temor de que emule a Donald Trump, y acuse un fraude y desconozca los resultados. Durante la campaña el actual mandatario jugó con la credibilidad de los órganos electorales para preparar un escenario como el que se teme, el que -en el peor de los casos, según se ha conjeturado- incluye la sublevación de las policías y los clubes armados.

No obstante, varios analistas descartan algo similar al intento de toma del Capitolio, como pasó en Washington con la derrota de Trump, pues -entre otras cosas- el presidente estadounidense, Joe Biden y otros líderes europeos como Emmanuel Macron (Francia) o Pedro Sánchez (España), ya felicitaron a Lula.

También el triunfo de Lula es visto por sus partidarios como una hazaña, tomando en cuenta que el 7 de abril de 2018 Lula fue a parar a la cárcel luego de que desde 2016 estuviese enfrentando imputaciones por corrupción en el caso Lava Jato, en el cual varias empresas constructoras brasileñas sobornaron a altas autoridades del país y latinoamericanas para adjudicarse millonarias concesiones de obras públicas.

También el triunfo de Lula es visto por sus partidarios como una hazaña, tomando en cuenta que el 7 de abril de 2018 Lula fue a parar a la cárcel luego de que desde 2016 estuviese enfrentando imputaciones por corrupción en el caso Lava Jato.

Lula alcanzó a estar preso 19 meses, y salió libre luego de un vuelco judicial que se produjo cuando The Intercept mostró en julio de 2019 los mensajes del juez Sérgio Moro que lo proceso, en los que se demuestra que hubo motivación política en el actuar del juez y colusión con los fiscales, para perjudicar indebidamente a Lula (ver artículo de INTERFERENCIA de entonces).

Cabe mencionar que Moro fue nominado como ministro de Justicia por Bolsonaro, un cargo de gran gravitación política entonces, dada la agenda de seguridad y anti-corrupción del mandatario, pero que -a la luz de los antecedentes judiciales- hicieron ver a Moro como un juez parcial, sino venal, lo que precipitó su quiebre con el gobierno bolsonarista.

Fuera de la cárcel, Lula se recompuso políticamente y armó una coalición improbable -que incluye a su adversario y actual vicepresidente, el centro-derechista, Geraldo Alckmin-, para derrotar a Bolsonaro. Una revancha además, pues en 2018, cuando fue electo el actual mandatario, Lula fue impedido de competir por su situación judicial, siendo el favorito de las encuestas y debiendo ceder la nominación del Partido de los Trabajadores (PT) a Fernando Haddad, quien tuvo apenas poco más de un mes para enfrentar los comicios. 

“Me considero un ciudadano que ha vivido un proceso de resurrección. Intentaron enterrarme vivo y aquí estoy”, dijo Lula en su discurso de triunfo.

Sin embargo, no todo es epopeya en esta elección.

Durante meses Lula pareció correr solo, dado que las encuestas lo daban por favorito ampliamente, en un escenario de crispación ciudadana hacia Bolsonaro, dadas las dificultades económicas del país, los retrocesos en los indicadores sociales y una mala evaluación del actuar del Presidente ante la pandemia. Sin embargo, Bolsonaro se sobrepuso y repuntó en los meses previos a la primera vuelta a principios de octubre, con lo que evitó que Lula ganase en primera vuelta, manteniendo una distancia de poco más de cinco puntos porcentuales. En el mes de campaña de segunda vuelta, Bolsonaro logró estrechar más las cifras, aunque finalmente no logró alcanzar a Lula.

La futura oposición a Lula obtuvo 14 gobernaciones de 25, lo que incluye el estado clave de Sao Paulo, donde venció el ex ingeniero militar y bolsonarista Tarcísio de Freitas. Cabe mencionar que Sao Paulo es el motor económico e industrial de Brasil, con 44 millones de habitantes, la capital financiera del país -la ciudad de Sao Paulo- y un PIB similar al de Argentina.             

De todos modos, el repunte bolsonarista implicó que el Congreso brasileño -electo en la primera vuelta del 2 de octubre- quedase inclinado hacia la derecha y la centro-derecha (con lo que Alckmin y el propio Bolsonaro adquieren roles clave), y que en esta segunda vuelta Brasil quedase dividido prácticamente en dos bloques, con una alta polarización que separa -a grandes rasgos y simplificando- ciudadanos pobres de ciudadanos de clases medias, progresistas de cristianos, estados pobres de estados ricos, y mujeres de hombres.

"A nadie le interesa vivir en un país dividido en permanente estado de guerra. Este país necesita paz y unión. Voy a gobernar para todos los 215 millones de brasileños, incluso para quienes no me votaron. No existen dos Brasil", aseguró Lula en su discurso triunfal.

También ayer fueron elecciones de los gobernadores de los distintos estados que componen la República Federal de Brasil, en la cual la futura oposición a Lula obtuvo 14 gobernaciones de 25, lo que incluye el estado clave de Sao Paulo, donde venció el ex ingeniero militar y bolsonarista Tarcísio de Freitas, quien venció al propio Haddad, quien no ha podido configurarse -ni ningún otro ni otra- como un sucesor de Lula (77 años).

Cabe mencionar que Sao Paulo es el motor económico e industrial de Brasil, con 44 millones de habitantes, la capital financiera del país -la ciudad de Sao Paulo- y un PIB similar al de Argentina.

Lula ganó además con un discurso en el que prometió reverdecer los laureles tanto propios como los de Brasil, lo que se observa como una misión muy difícil de cumplir. Durante el periodo en que Lula fue Presidente, Brasil creció aceleradamente, beneficiado por un super ciclo de altos precios de los commodities, y también repartió aceleradamente, habiendo sacado de la pobreza a decenas de millones de brasileños, sin recurrir a la 'lucha de clases', como destacan varios analistas. 

Hoy Brasil está estancado y no se ven condiciones internas ni externas que permitan avizorar que eso va a cambiar en el mediano plazo, mientras que la sociedad brasileña está conflictuada, atravesada por el malestar y -tal vez- por la llamada 'trampa de los ingresos medios' que los economistas describen para países que no pueden dar el salto al desarrollo (para mayores detalles, es recomendable este artículo de Piauí, Los desafíos del lulismo).

"El pueblo quiere comer bien, vivir bien, quiere empleo bien remunerado, quiere políticas públicas de calidad, quiere libertad religiosa y libros en lugar de armas", dijo Lula en su discurso.

El progresismo latinoamericano celebra (por ahora)

Tempranamente, cuando la ventaja de Lula da Silva era irremontable, empezaron a emerger las felicitaciones de los distintos mandatarios latinoamericanos, en especial de aquellos afines políticamente al Presidente electo. 

Cuando estaba claro su triunfo, Lula twitteó una foto con su mano sobre la bandera brasileña con la lectura "Democracia", a lo que el presidente chileno, Gabriel Boric, retwitteó con el mensaje "Lula. Alegría!"

Otro mandatario que se sumó temprano a las felicitaciones fue el presidente colombiano Gustavo Petro, quien también optó por un mensaje sintético a través de Twitter: "Viva Lula".

 Ya de manera más tradicional, con mensajes más largos, Lula fue felicitado a través de Twitter por los mandatarios Luis Arce (Bolivia), Pedro Castillo (Perú), Andrés Manuel López Obrador (México),  Nicolás Maduro (Venezuela).

"Brasil está de vuelta" y dejará de ser un "paria", afirmó Lula en su discurso triunfal, en relación a la reiterada crítica que hizo sobre Bolsonaro, a quien acusó de aislar el país.

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'Democracia'. La foto que twitteó Lula con su victoria
'Democracia'. La foto que twitteó Lula con su victoria

De tal manera, fueron varios medios y lectores que notaron cómo América del Sur giraba hacia la izquierda, con las únicas excepciones de los gobiernos de Ecuador (Guillermo Lasso), Paraguay (Mario Abdo) y Uruguay (Luis Lacalle), con lo que muchos hacen -tal vez- cuentas alegres. O tal vez no, considerando que tradicionalmente Brasil ejerce gravitación como ningún otro país en la región, y Lula en el pasado se destacó por su política exterior, entre lo que se encuentra la fundación en 2009 de los BRICS, que reúnen a Brasil, Rusia, India, China y -después- Sudáfrica, a la cual hay varios países que aspiran entrar, como Argentina.

No obstante, otros también advirtieron como en la misma región los electores habían sancionado 'castigos' a los oficialismos, ya que los ganadores son sostenidamente opositores. "La izquierda ganó 6 de las 11 elecciones presidenciales en Sudamérica, la oposición, 10 de 11. Más que la ideología, manda el hartazgo", twitteó el analista politico uruguayo Andrés Malamud, con un cuadro de las elecciones desde 2018.                  



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