Hace unos días el Gobierno logró capear la tormenta de un nuevo retiro previsional. Con habilidad táctica le dio discusión inmediata al proyecto, decisión que dejó fuera de juego a los parlamentarios que impulsaban la iniciativa. Esta era la sexta oportunidad en que el Congreso debatía la posibilidad de permitir un retiro de los ahorros previsionales. Rechazada la iniciativa en la Cámara de Diputados el pasado 7 de junio, el debate quedó reglamentariamente clausurado por un año: no se podrá discutir la posibilidad de nuevos retiros hasta en 12 meses más.
La pregunta que ahora ronda en el aire es sobre el futuro del debate. ¿Constituye este último rechazo la lápida definitiva a la posibilidad de nuevos retiros? ¿Se está sólo ganando tiempo para que inevitablemente volvamos a discutir el asunto en un año más? ¿Sobrevendrán nuevas crisis que forzarán a apretar el botón de pánico del sistema de AFP? Lo que sí sabemos es que esta discusión no ha salido de la agenda desde su origen durante la pandemia. Respecto del futuro, la arquitectura del sistema de AFP basada en la propiedad individual de los fondos hace prever que con toda seguridad volveremos a discutir sobre la posibilidad de efectuar nuevos retiros.
Esta predicción la hicieron hace más de cuarenta años los mismos creadores de las AFP. Este grupo de tecnócratas neoliberales sabía muy bien, además, que la posibilidad de retiros constituía una falla estructural que hacía inviable el sistema de pensiones basado en cuentas individuales de capitalización.
Esta predicción la hicieron hace más de cuarenta años los mismos creadores de las AFP. Este grupo de tecnócratas neoliberales sabía muy bien, además, que la posibilidad de retiros constituía una falla estructural que hacía inviable el sistema de pensiones basado en cuentas individuales de capitalización. Como mostramos junto a Carlos Tromben en nuestro libro Todo Legal, José Piñera -autoproclamado padre de las AFP- y su equipo tenían plena conciencia de que ante una crisis severa -como la generada por el COVID- la población se vería forzada a hacer retiros anticipados de sus ahorros.
La inviabilidad del sistema quedó consignada en el mismísimo informe final del comité técnico convocado por Piñera para el diseño del sistema de AFP. Evacuado el 9 de octubre de 1979, este informe secreto señala en su página 206:
“El sistema de capitalización puede crear frustraciones a los trabajadores a quienes les costará entender por qué no pueden retirar nada de una cuenta personal en que hay invertidas sumas considerables en relación con sus ingresos. Tal situación se hará más patente en momentos de mayor necesidad como enfermedad o cesantía. Ante una rigidez absoluta de retiros de la cuenta pueden generarse presiones que terminen socavando toda la idea de la capitalización.”
Informe del Comité Técnico de la Reforma Previsional

Por ironía de la historia, décadas más tarde sería el hermano menor de José Piñera el encargado de dejar al descubierto la debilidad existencial de su obra. Ante la indolencia e ineptitud de su gobierno para implementar medidas efectivas que mitigaran los efectos del COVID-19, Sebastián Piñera forzó la puerta que José esperó que nunca se abriera.
A pesar de conocer su extrema vulnerabilidad, Piñera y su equipo decidieron esconder esta debilidad e implementar a cualquier costo el sistema de AFP. En forma ominosa, este grupo de tecnócratas radicales promovía así los intereses de sus exempleadores y amigos: los grandes grupos económicos de la época que presionaban desde 1973 por la imposición del sistema basado en cuentas individuales. Por ironía de la historia, décadas más tarde sería el hermano menor de José Piñera el encargado de dejar al descubierto la debilidad existencial de su obra. Ante la indolencia e ineptitud de su gobierno para implementar medidas efectivas que mitigaran los efectos del COVID-19, Sebastián Piñera forzó la puerta que José esperó que nunca se abriera.
Después de cuatro décadas en que nos han machado una y otra vez la idea de la propiedad individual de los ahorros previsionales, los peores temores de José Piñera se hicieron así realidad. Ante una crisis profunda e inaudita, los afiliados decidieron cobrar la palabra de los creadores de las AFP. De acuerdo a las estimaciones de la Superintendencia de Pensiones, de haberse aprobado el nuevo retiro cerca de cinco millones de afiliados habrían quedado sin saldo. Es decir, un 43% del total de afiliados al sistema de AFP tendría cero pesos en sus cuentas individuales y dependería así exclusivamente del Estado para pensionarse.
La cifra es dramática y deja en evidencia la inviabilidad del sistema de AFP. ¿Cómo es posible defender un sistema en el que con alta probabilidad casi la mitad de sus afiliados simplemente no tendrá ahorros para financiar su pensión?
No es casualidad que la propiedad individual de los ahorros previsionales sea un concepto completamente ajeno a la concepción internacionalmente aceptada de seguridad social. A lo largo de sus 42 años de existencia, el sistema de AFP ha demostrado que no es capaz de cumplir con el objetivo primordial de un verdadero sistema de pensiones: asegurar una vejez digna mediante la provisión de pensiones universales y suficientes. Entre otros motivos, la clave está en que el sistema de AFP rompe con el precepto que da origen a los sistemas de pensiones en el mundo: postergar una parte de nuestro consumo actual mediante el ahorro con el objetivo de que nos jubilemos con un ingreso que nos permita vivir dignamente. En lugar de postergarlo, los retiros aceleran vertiginosamente nuestro consumo.
Se aprobarán así nuevos retiros mientras tengamos un sistema basado -por sobre cualquier otra consideración- en la propiedad individual. No habrá marco legal capaz de parar esta ola.
Se aprobarán así nuevos retiros mientras tengamos un sistema basado -por sobre cualquier otra consideración- en la propiedad individual. No habrá marco legal capaz de parar esta ola: cuando se alineó la presión social con la necesidad de los parlamentarios de asegurar sus votos para la próxima elección ni siquiera la Constitución -la norma legal suprema- pudo detenerlos. Cada uno de los tres retiros aprobados hasta ahora requirió reformas a la Carta Magna que fueron votadas favorablemente en forma expedita por ambas cámaras del Congreso. Este escenario se volverá a repetir.
Una vez abierta, la puerta de los retiros no se cerrará. La actual reforma previsional que se discute en el Congreso, sin embargo, representa una oportunidad para comenzar a superar el sistema de AFP. El Gobierno propone que el 6% adicional de cotización sea destinado a un pilar de capitalización colectiva que será propiedad de todos y todas las trabajadoras cotizantes. La reforma propone así la creación de un seguro social que garantizará un piso de beneficios. Por el contrario, la Derecha insiste irresponsablemente en que la totalidad de la cotización adicional vaya a las cuentas individuales. Al igual como lo hicieron los creadores de las AFP hace más de cuarenta años, la Derecha vuelve a defender hoy los intereses de una minoría al promover la profundización de un sistema inviable y socialmente quebrado.
(*) Ignacio Schiappacasse Bofill es PhD por la Universidad de Oxford, académico de la Facultad de Economía, Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central.
Comentarios
El 6% del proyecto destinado
Los retiros de fondos son un
Como terminará esta historia?
Añadir nuevo comentario