“Nuestro hijo fue diagnosticado con TEA (Trastorno del Espectro Autista) a los 4 años”, relata J.C., padre de S. -cuyos nombres serán resguardados para proteger su identidad. El hijo de J.C., de 18 años, lleva 20 días privado de libertad en la cárcel Santiago 1, acusado de desórdenes públicos luego de participar el 3 de marzo en manifestaciones que se desarrollaban en Plaza Dignidad, también conocida como Plaza Italia.

S. no tiene antecedentes, egresó el año pasado de cuarto medio y tenía intenciones de estudiar Sociología o Servicio Social, preferentemente en la Universidad de Chile. Con el norte claro, ingresó y cursó el preuniversitario de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, preparación que creían le asegurarían una entrada a la carrera que anhelaba. Pero no. A causa de una funa realizada en su establecimiento de rendición para la Prueba de Selección Académica (PSU), S. no pudo realizar la prueba de Historia.

El día 3 de marzo, el joven de 18 años salió de su hogar, ubicado en las cercanías de la llamada zona cero del estallido social, con dirección a Plaza Dignidad. S., de acuerdo con sus padres, no volvió a casa ese día, explicando a la mañana siguiente que había sido detenido “arbitrariamente y al azar en las cercanías de Plaza Italia”.

Para la audiencia que terminó con el joven con TEA en prisión preventiva, se presentó como prueba el testimonio del carabinero Raúl Álvarez Velásquez, quien aseguró que S. lanzó un fierro durante las manifestaciones a personal de Fuerzas Especiales. Entre la evidencia levantada de todos los detenidos ese día, donde se requisaron mascarillas, encendedores y celulares a otros imputados, elementos que se presentaron como evidencia, a S. no le encontraron nada. Otra de las pruebas que se presentan son fotos de grupos de manifestantes, donde se supone aparecería S. pero que, de acuerdo con la vestimenta que usaba al momento de ser detenido –y que es descrita en la carpeta investigativa del caso–, S. no aparece a simple vista. 

“Hemos estado viviendo una pesadilla como familia”, asegura J.C. “Nuestro hijo está en una doble cárcel, ya que lo están juzgando cruelmente sabiendo que tiene diagnóstico autista”. Además, el padre de S. asegura que producto del encierro en una persona con trastorno del espectro autista sumado al estrés que genera la cárcel, a su hijo “se le ha activado la tartamudez, paranoia y posiblemente se le active una depresión, ansiedad, trastornos obsesivos y/o desafiantes”.

Diez días atrás, el 25 de marzo, el juez Daniel Urrutia del séptimo juzgado de garantía de Santiago, revocó la prisión preventiva de 13 acusados de participar de la ‘primera línea’, argumentando razones humanitarias por el Covid—19 y también que la pena que arriesgan los imputados, todos sin antecedentes, es muy baja, existiendo "una más que razonable posibilidad que [...] cumplan condenas en libertad".

S. fue uno de ellos, pero no alcanzó a dejar el penal Santiago 1 dado que la Corte de Apelaciones de Santiago, incluyendo el voto de dos magistrados que hacen clases en la Escuela de Carabineros, decidió ese mismo día anular la resolución de Urrutia y además suspenderlo.

Hoy, un día después del día internacional del autismo –celebrado los 2 de abril–, S. tendrá una audiencia para revisar la medida cautelar de prisión preventiva a la que está sometido.

Para Ramón Sepúlveda, abogado defensor de S., la audiencia de hoy es de una importancia vital. “Confiamos en que se le cambie la medida cautelar y S. pueda superar todo esto, ya que no sabemos las consecuencias que esto puede tener en un joven con su condición”, explica.

En la opinión del defensor, la medida de prisión preventiva es “absolutamente desproporcionada e ilegal”, ya que “se decretó la medida cautelar más gravosa respecto de personas que son perseguidas por una figura penal que contempla una pena de 61 días para imputados sin antecedentes”. Sepúlveda agrega que, en el caso particular de S. “esto tiene características de inhumano ya que se trata de un joven con Síndrome Asperger con Espectro Autista”, manteniendo al joven de 18 años en prisión por un delito que “en un contexto normal jamás habría siquiera estado siquiera un día detenido”.

*Nota de la redacción: Este artículo fue modificado para resguardar la identidad del joven detenido por carabineros, cuyo nombre fue anonimizado.