Estamos donde tú estás. Síguenos en:

Facebook Youtube Twitter Spotify Instagram

Acceso suscriptores

Viernes, 25 de Julio de 2025
Adelanto del libro

Kast. El ascenso de la ultraderecha en Chile

Interferencia

Interferencia presenta en exclusiva un extracto del libro Kast. La ultraderecha a la chilena (2025, Ediciones B), de los periodistas Felipe González Mac-Conell y Amanda Marton Ramaciotti, una investigación en profundidad sobre el auge de la extrema derecha en el país. A continuación un adelanto del capítulo 3: «¡Latinoamérica está en peligro!», que revela los intentos, y frustraciones, de José Antonio Kast por erigirse como un liderazgo en el panorama conservador a nivel internacional. ¿Qué buscó copiarle a Trump? ¿Es cierto que Bolsonaro al principio no le dio bola? ¿Qué logró Milei que él nunca pudo?

José Antonio Kast tuvo su propia versión de un 18-O. Un año antes del estallido social y después de algunos intentos frustrados, ese día conoció a Jair Bolsonaro.

En ese entonces, Bolsonaro pasaba de ser un diputado más bien marginal en la escena política brasileña a convertirse en el candidato más votado en las elecciones presidenciales, con 46,23 por ciento de las preferencias en la primera vuelta. Con ese porcentaje, el excapitán del Ejército no solo se posicionaba como el inminente presidente del país, sino como una esperanza para las nuevas derechas en toda la región.

Hoy los analistas coinciden en que octubre de 2018 marcó un punto de inflexión en la política latinoamericana. Si los triunfos electorales de figuras como Recep Tayyip Erdogan en Turquía, Narendra Modi en India y Donald Trump en Estados Unidos ponían en evidencia que la ultraderecha debía ser contemplada como una corriente global, «a más tardar con el ascenso de Bolsonaro a la presidencia de Brasil el debate sobre la ultraderecha también comenzó a ganar preponderancia en América Latina», sostiene un estudio de 2022 del académico Cristóbal Rovira. Kast sabía que reunirse con Bolsonaro era fundamental.

[…]

Tanto personas cercanas a José Antonio Kast como personas próximas a Jair Bolsonaro reconocen que la relación entre ambos, aunque positiva, ha sido más empujada por el primero que por el segundo. Y no siempre correspondida.

En 2011 la familia Bolsonaro estaba organizando un encuentro entre líderes de la derecha internacional y recibió los antecedentes de un político chileno que buscaba hacerse un nombre apelando a la ortodoxia y perfilar su liderazgo para desafíos mayores: José Antonio Kast. Pero cuando los brasileños revisaron el historial del entonces diputado, se encontraron con su conservadurismo dogmático y receloso de los valores católicos; no le dieron más vueltas y descartaron invitarlo a su evento. Alguien así los habría desperfilado y ellos querían mostrar una cara más liberal, al menos en lo cultural, de su proyecto político, recuerda Waldir Ferraz, amigo y exjefe de prensa de Bolsonaro.

Recién a partir de 2017, en medio de su precandidatura a la presidencia de Brasil, Bolsonaro volvió a mirar a los políticos chilenos. En específico, además de considerar que Pinochet «salvó a Chile de ser una republiqueta igual que Cuba», se había empezado a acercar al economista de la Universidad de Chicago Paulo Guedes (quien posteriormente fue reconocido como su gurú y ministro). Guedes miraba con buenos ojos las medidas económicas llevadas a cabo en Chile durante la dictadura y consideraba que el país era un ejemplo a seguir para liberalizar la economía y realizar más privatizaciones. Por eso, fue quien convenció a Bolsonaro de que el primer viaje al exterior tras su llegada al palacio de Planalto fuera a Chile, rompiendo con la regla no escrita de la política exterior brasileña de primero visitar a su par en Argentina.

Pero cuando pensaba en Chile, Bolsonaro no tenía en mente a José Antonio Kast, sino a Piñera. Después de la primera vuelta en 2018, el entonces diputado Onyx Lorenzini (quien más tarde se desempeñó como ministro jefe de la Secretaría General de la Presidencia de Bolsonaro) entró en contacto con diferentes líderes de la derecha chilena para que Piñera viajara a Brasil a apoyarlo. Su idea era mostrarlo como un candidato más liberal que conservador. Las gestiones se hicieron al interior de la UDI y de RN. Piñera agradeció las invitaciones desde Brasil, pero las rechazó. En paralelo, políticos de los dos partidos tradicionales de la derecha mostraron interés en ir en su reemplazo, aunque las únicas personas que viajaron fueron la senadora y entonces presidenta del gremialismo, Jacqueline van Rysselberghe, y su par José Durana (lo que les ocasionó una oleada de críticas al interior de la colectividad). Mario Desbordes, entonces presidente de RN, también quiso ir, pero desistió de subirse al avión al ver la oposición interna que el episodio suscitó.

La senadora compró pasajes para el primer vuelo disponible en la madrugada. Salía a las cinco de la mañana del 17 de octubre de 2018. No quería ser vista junto a Kast y prefirió adelantarse, ya que sabía que Antonio Barchiesi, entonces director ejecutivo de Acción Republicana, estaba haciendo todo lo posible para que José Antonio viajara a Brasil a encontrarse con Bolsonaro.

Pero Kast se enteró de lo que la comitiva de la UDI tramaba. Tomó su auto y salió directo hacia el aeropuerto de improviso, pero chocó en el camino y no pudo abordar en el mismo vuelo que la timonel de la UDI. Por eso, alrededor de las tres y media de la tarde del 17 de octubre, mientras Jacqueline Van Rysselberghe se convertía en la primera política chilena en reunirse con Bolsonaro, José Antonio recién abordaba un avión con destino a la ciudad carioca.

A fines de ese mes, en una entrevista con La Tercera, Onyx Lorenzini dijo que no sabía del encuentro de Bolsonaro con Kast: «Yo no sé. Acompañé la venida de Jacqueline van Rysselberghe, de la UDI, y de José Durana. A Kast yo no lo acompañé, yo no estaba acá».

*** 

Kast se esforzó por reunirse con Bolsonaro y sus hijos en cada una de las oportunidades que tuvo, desde 2018 hasta la fecha, tanto en Chile como en Brasil y en otros espacios internacionales. Por otro lado, el militar-político paulista también sirvió como inspiración para distintas estrategias en sus campañas a la presidencia.

Personas cercanas al equipo de Kast entre 2017 y 2021 comentan que se inspiraron en las campañas presidenciales de Donald Trump y Bolsonaro. Al primero lo usaron como un referente para temas de seguridad, en específico en su propuesta original de excavar una zanja en la frontera norte para evitar el ingreso irregular de personas al país. Al segundo, le copiaron sus métodos para apelar al voto evangélico, así como sus estrategias para ser viral en redes sociales.

No fue lo único que Kast y Bolsonaro compartieron. La reconocida periodista brasileña Janaína Figueiredo reveló que el empresario chileno alemán Sven von Storch —marido de la diputada alemana Beatrix von Storch, vicepresidenta del partido de derecha nacionalista Alternativa para Alemania— se reunió con Bolsonaro en agosto de 2021 y desde octubre de ese mismo año también se convirtió en un asesor en las sombras de José Antonio en el área internacional.

Von Storch se encontraba a menudo vía telemática para definir el programa de Kast en política exterior. Al igual que con Bolsonaro, algunas de sus claves eran combatir el globalismo y el neomarxismo y desarrollar una mirada nacionalista y patriótica para «configurar su futuro como soberano».

En una carta que Von Storch divulgó al círculo cercano de Kast y a algunos líderes internacionales de derecha —entre ellos Bolsonaro—, afirmó que «Chile se encuentra en un momento divisor de aguas, en el que se decidirá si el país se convertirá en una segunda Venezuela, en la Suiza de América Latina o en una nueva Hong Kong del Pacífico. Ahora se decide si el futuro de América Latina se escribirá en La Habana o en Santiago de Chile». La misiva fue conocida como «Carta de Osorno», en mención a la ciudad en la que la familia Von Storch se instaló en el país, a mediados del siglo XX.

Von Storch también hizo una serie de publicaciones en el semanario El País digital - derecha de verdad. Ese sitio web, que no tiene vínculos con el medio homónimo de España, fue creado en mayo de 2017, se autodefine como «un grupo de ciudadanos de derecha» que buscan «promover, aportar y recopilar ideas, artículos, columnas y entrevistas en torno a: la libertad, el respeto, el orden social, la justicia social (entendida como la justa retribución al esfuerzo y el mérito), una idea de un Chile mejor». En ese espacio, Von Storch expresó que los patriotas son «los preservadores de los estados nacionales soberanos», que los «globalistas son una alianza entre las grandes multinacionales y la izquierda internacional que quiere abolir gradualmente el estado-nación y sustituirlo por una gobernanza global» y que «el neomarxismo es la ideología de salvación de los globalistas». 

De manera paralela a esos vínculos, el equipo de prensa de Kast buscó posicionarlo en el plano internacional dando entrevistas en diarios brasileños y en medios latinos de Estados Unidos. Su apuesta era ser visto como un líder disruptivo en Latinoamérica. Pero, sin quererlo, quedó bajo la sombra de Bolsonaro.

El apelativo de «el Bolsonaro chileno» fue usado por medios tan diversos como Americas Quartely, Jacobin, BBC, El País, O Estado de São Paulo, Página 12, France Presse, Reuters, La Nación de Argentina y Euronews.

«El liderazgo que hay de ciertos representantes de la derecha a nivel internacional no es comparable con el que ejerce Kast en Chile. Se habla de trumpismo, de bolsonarismo, pero en Chile no hay un liderazgo o proyecto político suficiente que nos permita hablar de kastismo», explica Isabel Castillo, cientista política y académica de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile.

Pese a eso, distintos analistas coinciden en que José Antonio Kast fue pionero en Latinoamérica en participar de los encuentros internacionales de grupos de derecha. A diferencia de Bolsonaro o Milei, que recién empezaron a ser parte de esas instancias recién a fines de la década de 2010, Kast es muy activo en Political Network for Values, organización que busca generar redes entre políticos y dirigentes conservadores de Europa y América que suscriben a un decálogo de principios entre los que está la defensa de la vida, la familia y el matrimonio; dos de los líderes que la conforman son el primer ministro de Hungría Víctor Orban y el fundador de VOX, Santiago Abascal. José Antonio pertenece a esta red desde que era diputado UDI e, incluso, fue su presidente entre el 2022 y el 2025.

La plataforma, de carácter transatlántico, busca unificar contenidos valóricos para legisladores y representantes políticos. Su objetivo, de acuerdo con su sitio web, es «gestionar una red de líderes locales y globales para defender y promover activamente un decálogo de valores compartidos entre los que se encuentra la protección de la vida humana, el matrimonio, la familia y la libertad religiosa y de conciencia».

Como presidente de la organización, Kast lideró y participó en encuentros internacionales que promovían valores como el fortalecimiento de la familia tradicional y la oposición al aborto.

De manera paralela, Kast ha asistido a distintas ediciones de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), creada en 1973 por la Unión Conservadora Estadounidense y Jóvenes Estadounidenses por la Libertad. 

[…]

Los vínculos de las nuevas derechas en Latinoamérica han suscitado un interés cada vez mayor en la prensa y en la esfera académica. Los medios de comunicación muchas veces hablan de olas, tendencias de extrema derecha y del giro conservador de la región. Sin embargo, los expertos en la materia llaman a no homogeneizar un fenómeno que es complejo. También hacen énfasis en que, aunque hay elementos ideológicos comunes, los adoptan de forma diferente.

Pablo Stefanoni, doctor en historia de la Universidad de Buenos Aires y autor del libro ¿La rebeldía se volvió de derecha?, plantea que las derechas alternativas tienen «constelaciones de fronteras difusas», pero que pueden ser entendidas como aquellas que buscan «salidas antiprogresistas». Asimismo, defiende que tienen otro elemento en común: en sus diferentes versiones, estas derechas rechazan a los conservadores convencionales, quienes habrían «capitulado ante el progresismo», dejando de lado sus raíces. Esto se relaciona con el proyecto político de José Antonio Kast, que debe ser entendido como una escisión de la derecha convencional de la UDI.

También hay factores comunes en el ascenso de esas nuevas derechas regionales, plantean medios como The Economist y Bloomberg: les ayudó una sensación de crisis. En Brasil y Argentina, la corrupción y el estancamiento económico; en El Salvador y Chile, la inseguridad producto del crimen organizado, así como algunas manifestaciones violentas en el marco del estallido social.

En Latinoamérica, los líderes también tienden a compartir ideas conservadoras frente a cuestiones socioculturales y a respaldar las llamadas políticas de mano dura frente a la delincuencia, una urgencia transversal. Incluso en países como Chile, que enfrenta menores niveles de delincuencia que el resto, la percepción de inseguridad ha crecido con el paso del tiempo y se ha convertido en una de las principales preocupaciones ciudadanas. La politización de la seguridad pública a través de un discurso pragmático que hace énfasis en el uso del poder coercitivo del Estado para promover el orden es esperable en una región reconocida por su violencia.

Aun así, los analistas consideran que es simplista pensar que los votantes latinoamericanos se han vuelto más conservadores o, en otras palabras, que hay una presión desde la sociedad por una reacción contra posturas progresistas. La evidencia empírica muestra lo contrario.

Juan Pardo, director de Feedback y expresidente de la Asociación de Investigadores de Mercado y Opinión Pública (AIM Chile), tiene más de veinticinco años de experiencia realizando estudios de opinión. De acuerdo con su análisis, si bien en Chile hay una disminución de la confianza en las instituciones y un incremento de las personas que creen que un gobierno autoritario tiene más herramientas que uno no autoritario para controlar el fenómeno de la delincuencia y la inseguridad, existen ciertos consensos mayoritarios en la ciudadanía respecto de los derechos de las mujeres y de las disidencias sexuales.

«Hoy la mayoría de las personas no se cuestiona el tema del aborto en tres causales. Donde sí hay disenso, con opiniones divididas casi mitad y mitad, es cuando se habla de la posibilidad del aborto en cualquier circunstancia», afirma. Ese fenómeno o paradoja ocurre incluso cuando los actores de ciertas derechas, como José Antonio Kast, se plantean en contra de estas políticas reproductivas.

De manera paralela, en términos de ejes temáticos, una diferencia importante entre los líderes de la región es lo que dice respecto a la migración. En un sentido electoral, es visto como un tema secundario en la agenda política de los países que han convivido permanentemente con ella, salvo por el caso de Chile, donde el fenómeno se ha asociado a la crisis de seguridad. Esto fue algo destacado por un análisis de The Economist en 2024: «A diferencia de sus antiguos equivalentes europeos y norteamericanos, la extrema derecha latinoamericana prácticamente no tiene raíces en el suelo fértil de la ansiedad pública por la inmigración descontrolada».

Otro punto importante es que, aunque los distintos líderes tengan convicciones políticas e ideológicas, se comportan de manera muy diferente. Bolsonaro y Milei, por ejemplo, se destacan por declaraciones explosivas y comportamientos poco protocolares, mientras que Kast tiene un tono más sereno y apegado a las instituciones.

Ese aspecto también ha sido mencionado por la prensa internacional. Medios como The Washington Post, de Estados Unidos, y O Globo, de Brasil, destacaron que, en 2021, al ser derrotado por Gabriel Boric en las urnas, José Antonio Kast aceptó los resultados y felicitó a su oponente. Esto, de acuerdo con los medios, lo posiciona en un lugar distinto al de Trump o de Bolsonaro, que desconocieron los resultados y denunciaron presuntas irregularidades durante las elecciones. En el caso del expresidente brasileño, incluso se jactó de no haber llamado a Lula da Silva para felicitarlo por su victoria, como es habitual en el país desde el regreso a la democracia.

«Soy un demócrata», ha insistido Kast. «Sobre la seguridad y la reducción del Estado, compartimos puntos de vista con Bolsonaro. Pero eso no significa que seamos iguales a Milei, Bolsonaro o Bukele», dijo en una entrevista en abril del 2024 a The Economist.

A pesar de esos gestos, es importante estar atentos a lo que ocurre en los encuentros de derecha.

En 2024, en su viaje a Madrid Kast afirmó ante más de diez mil personas —entre ellas el líder de Vox, Santiago Abascal, y Milei— que Boric es un «travesti político», lo que fue criticado de izquierda a derecha por considerar que era una falta de respeto referirse así a la máxima autoridad del país, en especial fuera de Chile. También sostuvo que el mandatario encabeza «el gobierno más fracasado de la historia del país, solo a la altura del de Salvador Allende».

En Hungría ya había tratado a Boric de forma peyorativa. «En Chile, estamos gobernados por un presidente woke. Un presidente que tiene menos de cuarenta años, que sale a andar en bicicleta por la calle con escoltas policiales, que llega a trabajar tarde, que se va para la casa temprano, e incluso hay días que ni siquiera va a trabajar. Un presidente tan woke, pero tan woke, que prometió que Chile sería el paraíso progresista, y lo terminó convirtiendo en una pesadilla. Una verdadera pesadilla», afirmó entonces.

Otro elemento distintivo de esos encuentros son las fotografías que se sacan los líderes. Cuando algún miembro de la familia Bolsonaro está presente, tienden a sacar fotos haciendo el gesto característico del expresidente de Brasil: apuntar como si estuviera usando un arma. José Antonio Kast se ha tomado varias así, como se ha visto en las redes sociales de los políticos brasileños y de Javier Milei. Sin embargo, en sus propias redes ha optado por publicar imágenes más moderadas. En 2022, en la Conferencia de Acción Política Conservadora que se realizó en São Paulo, por ejemplo, publicó una foto con los pulgares hacia arriba (un gesto típico de Milei), con el mensaje

«¡Latinoamérica está en peligro! ¡Viva la libertad, carajo!».



Los Más

Ya que estás aquí, te queremos invitar a ser parte de Interferencia. Suscríbete. Gracias a lectores como tú, financiamos un periodismo libre e independiente. Te quedan artículos gratuitos este mes.



Los Más

Comentarios

Comentarios

Añadir nuevo comentario