El Senado rechazó ayer por segunda vez en menos de un mes, y de manera aún más contundente que la primera, el nombre propuesto por el gobierno para encabezar el Ministerio Público por los próximos ocho años. Marta Herrera sólo obtuvo 26 de los 32 votos necesarios (correspondiente a dos tercios de los miembros en sala de la Cámara Alta), mientras que el fiscal José Morales naufragó con 31 votos.
“Por segunda vez consecutiva el Senado ha decidido rechazar la propuesta de fiscal nacional que hemos hecho después del proceso que llevara adelante la Corte Suprema”, afirmó anoche el Presidente Gabriel Boric. “Hubo bancadas completas que anunciaron su voto en contra de la propuesta que hice como Presidente de la República, antes siquiera de la presentación de la candidata a fiscal nacional”, aseguró, en referencia a declaraciones de la bancada de nueve senadores de la UDI el jueves pasado.
No obstante, hubo miembros de la oposición que votaron a favor de Marta Herrera, como fue el caso de Felipe Kast de Evópoli, e incluso de Republicanos, como Rojo Edwards. Ahora, es posible que esos votos a favor de la candidata nominada por La Moneda se hayan decidido después de saber que Herrera no tenía chances de lograr los votos necesarios.
“Tengo la impresión de que esta votación tiene más que ver con aquello que la ciudadanía rechaza: disputas internas, gallitos con el gobierno, que no le hacen bien a Chile ni a la ciudadanía y que se alejan del bien público que tenemos el deber de defender”, afirmó el mandatario.
Sin embargo, un mes antes de que La Moneda escogiera el nombre de Marta Herrera para encabezar el Ministerio Público, el gobierno ya sabía que en el Senado no estaban los votos suficientes para su aprobación.
Herrera fue desde el principio una de las cartas favoritas de las ministras Marcela Ríos (Justicia) y Ana Lya Uriarte (Segpres). Pero una minuta que la mayor asociación de funcionarios de la fiscalía envió a inicios de noviembre a los 50 miembros de la Cámara Alta aseguraba que “Marta Herrera es responsable directa del fracaso de la fiscalía”, entregando una serie de antecedentes.
Fue por eso que el Presidente Gabriel Boric optó por proponer al fiscal José Morales, un nombre que parecía concitar un acuerdo transversal en la Cámara Alta. Sin embargo, siguiendo el antiguo libreto de los años del duopolio político, la titular de la Segpres se empeñó en conseguir los votos de la UDI, pero se olvidó de alinear sus propias filas. Y así, Morales se quedó corto por dos votos y su nominación fue rechazada. Lo más humillante para La Moneda fue que la derrota se produjo por abstenciones o votos en contra de senadores de su propio sector.
Un mes antes de que La Moneda escogiera el nombre de Marta Herrera, el gobierno ya sabía que en el Senado no estaban los votos suficientes para su aprobación.
Tras ese fracaso, el primero en los más de 20 años de existencia del Ministerio Público, a inicios de diciembre la Corte Suprema completó una nueva quina, proponiendo dos nombres nuevos para reemplazar al descartado Morales y a Rodrigo Ríos, que había renunciado a seguir en el proceso, pese a ser parte de la quina original. Pero los fiscales Nayalet Mansilla y Juan Agustín Meléndez (actual fiscal nacional subrogante desde la jubilación de Jorge Abbot en octubre pasado) no despertaron mayor entusiasmo en el mundo político.
Entonces, ¿por qué La Moneda insistió en un nombre -Marta Herrera- que sabía sería difícil de obtener luz verde?
No hay una respuesta clara, pero si varios indicios que muestran que el Ejecutivo se ha sentido incómodo en este proceso desde el inicio. Para empezar, las quinas elaboradas por la Corte Suprema sólo han incluido miembros actuales o ex fiscales del Ministerio Público, descartando así que la fiscalía se oxigene con nombres externos. “Al parecer el gobierno no tiene un candidato candidata que de verdad los convenza, y estarían dispuestos a proponer un nombre asumiendo el costo, y casi queriendo, que se rechace”, afirmó a este medio hace unos 10 días una persona involucrada directamente en las tratativas entre los tres poderes del Estado (Judicial, Ejecutivo, Legislativo) por nominar al o a la nueva fiscal nacional.
Así, ninguno de los nombres propuestos hasta ahora en las quinas del máximo tribunal ha sido del agrado del gobierno. Según fuentes de palacio, el gobierno se siente en una ‘camisa de fuerza’, obligado a optar entre males menores dictados por el poder Judicial. De todos modos, hay quienes señalan que La Moneda se colocó a sí misma en esa situación, al no abrir canales de comunicación ni conversar lo suficiente con los otros poderes del Estado.
En el oficialismo es un secreto a voces que La Moneda tiene una candidata favorita, pero que hasta ahora no ha logrado entrar a la quina. Se trataría de Nelly Salvo, actual secretaria general de la Contraloría General de la República, ex directora de la Fiscalía Nacional y asesora del ex ministro del Interior, Jorge Burgos.
Tras el rechazo de Herrera, la Corte Suprema tendrá que proponer un nuevo nombre para completar la quina e iniciar así, por tercera vez, el mismo proceso. Esta puede ser la oportunidad, aseguran varios partícipes en este proceso, que La Moneda demuestre mayor madurez política y trate de convenir un nombre que sí sea aprobado. Después de todo, no se trata de una nominación cualquiera, sino de quien jugará un papel determinante en el combate a la delincuencia -la común y la de cuello y corbata-, en medio de un escenario de creciente inseguridad ciudadana.
Los dardos contra la Segpres
Si bien las críticas políticas por este fallido proceso se han centrado en la ministra de Justicia, Marcela Ríos, lo cierto es que mayor responsabilidad política la cabe a la ministra de la Segpres, Ana Lya Uriarte (PS). Ella fue jefa de gabinete de la ex Presidenta Michelle Bachelet cuando ese gobierno propuso a Jorge Abbott como fiscal nacional en 2015. Hoy, dado su cargo, es la responsable de asegurar los votos a favor del gobierno en el poder Legislativo.
Pero la bacheletista que llegó a reemplazar el opaco desempeño de Giorgio Jackson (RD), acumula más derrotas que victorias hasta ahora.
De hecho ayer, durante la fracasada nominación de Marta Herrera en el Senado, las mayores críticas a su labor provinieron desde sectores afines o al menos no abiertamente opositores del gobierno.
Poco antes de que la ratificación de la candidata pasara al pleno de la Cámara Alta, Matías Walker (Demócratas), presidente de la Comisión de Constitución del Senado, aseguró: “Después de la intervención de la Corte Suprema, lo que tiene que generarse es un acuerdo entre el poder Ejecutivo y el poder Legislativo. Me imagino que después de la votación que se tendrá hoy día en la sala del Senado, la Segpres podrá hacer su propia valoración de si se realizó la gestión adecuada o no para generar ese acuerdo, porque esto requiere un acuerdo de los tres poderes del Estado”.
Es un secreto a voces que La Moneda tiene una candidata favorita, pero que hasta ahora no ha logrado entrar a la quina. Se trataría de Nelly Salvo, actual secretaria general de la Contraloría General.
Ya en la sala del Senado, Francisco Huenchumilla (DC) tiró otro dardo a la labor de Uriarte. “Le quiero decir al gobierno que yo estoy disponible para apoyarlo, pero primero, gobierno, ordene a su coalición y después de eso conversamos”, dijo, en referencia probablemente a la fallida primera nominación de Morales.
A diferencia de lo sucedido con José Morales, en esta ocasión el oficialismo sí logró alinear la mayoría de sus votos, a excepción de los senadores Alfredo de Urresti (PS) y Pedro Araya (IND pro-PPD), pero igual encajó una derrota legislativa más dura que la anterior.
Todos somos Marta…
La mayor coordinación entre los senadores oficialistas se vio reflejada en sus intervenciones antes de emitir sus votos. El socialista José Miguel Insulza hizo un llamado a sus colegas a “demostrar que somos oficialistas”, pidiendo el voto a favor de Marta Herrera.
Su colega senador Iván Flores (DC) también votó a favor de Herrera, pero le contestó a Insulza que “aquí no somos un regimiento, cada uno vota a conciencia”.
La senadora Isabel Allende (PS), quien se desempeña en el Congreso desde hace 28 años, aseguró que nunca antes había visto una “virulencia” tan grande en contra de un candidato como supuestamente ocurrió con Marta Herrera. “Me ha llamado la atención la virulencia de este proceso, en el caso del primer nombramiento fracasado yo estaba con licencia no me tocó participar, [pero] leyendo la prensa era sorprendente, yo nunca había visto ese nivel y ahora se vuelve a repetir”, dijo durante su intervención. “Me ha dolido profundamente, porque creo que estamos entre nosotros mismos destruyéndonos, y destruyendo una institución que más que nunca tiene que sacar la cabeza. Todo el país está diciendo: queremos mejor seguridad pública, pues bien, necesitamos un Ministerio Público reforzado”, afirmó para fundamentar su voto a favor de Marta Herrera.
En tanto, el senador Jaime Quintana (PPD) alabó el hecho de que Marta Herrera no tenga redes en el mundo político. “El problema de la señora Marta Herrera si llega a perder es que no tenía redes. Lo dijo muy bien un colega recién, el senador Insulza. No tenía redes, pues bien, yo creo que lejos de ser un problema es un atributo, esa es la garantía que nosotros necesitamos como Senado”, afirmó. Lo que el senador olvidó mencionar es que un libro de su propia autoría hablaba de largas conversaciones y entendimientos que había tenido con Marta Herrera en su calidad de alta funcionaria del Ministerio Público.
Algunas senadoras y senadores oficialistas incluso aseguraron que un voto en contra de la candidata podría ser producto del machismo. La senadora del PPD, Loreto Carvajal, habló de manera vehemente de un “femicidio político” en caso de que rechace su nominación.
… ¿o no?
La ministra de la Segpres se veía contrariada y comenzó a enumerar los senadores que no habían asistido, los que votaron en contra de Herrera y los que se abstuvieron. “Recitó una verdadera lista negra, algo inaceptable”, aseguró un miembro de la Cámara.
El intento del oficialismo de rotular el rechazo a Marta Herrera como una acción antifeminista no tuvo mayor eco. Por cierto, lo mismo sucedió hace unos años con la candidatura de Dobra Lusic a la Corte Suprema, quien deslizó que si no se votaba por ella era por el patriarcalismo oculto en la sociedad contemporánea.
Tal vez la intervención más demoledora en este aspecto provino de Pedro Araya, senador independiente adscrito a la bancada del PPD, partido que forma parte del otrora ‘Socialismo Democrático’ que apoya y participa en el gobierno de Boric. “La señora Marta Herrera es una funcionaria de confianza, ella fue nombrada en las últimas dos administraciones en cargos de confianza”, dijo. “¿Cómo puede confiar este Senado en una persona que ha estado en un cargo de poder, de sugerir mejoras al sistema, señalar cambios que se puedan hacer, (pero) no lo ha hecho en todos estos años y lo va a hacer ahora que dirige la institución? Esa pregunta no fue contestada”.
Su colega de RN, Rodrigo Galilea, sostuvo la misma línea. “Marta Herrera está muy lejos de ser una funcionaria menor”, afirmó el congresista que también votó en contra de José Morales. “Ella acumula cargos sumamente relevantes: jefa de la unidad jurídica, jefa de la unidad anticorrupción, jefa del sistema coordinador del sistema de integridad del Ministerio Público y además, vocera de la fiscalía”, afirmó. “Habiendo ella estado en la toma de decisiones de la fiscalía, siendo una de las principales asesoras del ex fiscal Abbott (…) si en 10 años en que ella ha sido parte de este grupo dirigencial la fiscalía solo ha descendido en sus indicadores, yo obvio que tengo razones para preocuparme".
Al final de la maratónica sesión del Senado, la ministra de la Segpres se veía evidentemente contrariada. Comenzó a enumerar los senadores que no habían asistido, los que votaron en contra de Herrera y los que se abstuvieron. “Fue una funa al más puro estilo de la Convención Constitucional”, aseguró un miembro de la cámara. “Recitó una verdadera lista negra, algo inaceptable”.
Comentarios
Es tan grande la corrupción
¡Vamos que se puede! Por
La pseudo democracia re
El deja vu de volver a ser
Yo no quería nada para mí...
Es que la verdad, cada vez
Estimada, nada tengo que ver
El conformismo es malo para
Perdón que nuevamente
El azuzar a las gentes, en
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