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Viernes, 19 de Abril de 2024
Febrero online

#Ciberpolítica: una cancha obligada para hacer política

Maximiliano Alarcón G.

El periodo estival parecía un domingo eterno para la actividad política. Pero, hoy puedes ser parlamentario de oposición, estar en la playa y seguir enfrentando al gobierno. La ciudadanía se informa en gran parte por medios digitales y redes sociales, lo que está cambiando los paradigmas de las autoridades para relacionarse con sus pares y acercarse a la población.

Admision UDEC

Febrero fue en mes en que la oposición fue como un fantasma. Algo esperable después de la desarticulación que mostraron durante 2018. Pero, al revisar las redes sociales de los congresistas, se observaba que no estaban tan ausentes. Pasaban de compartir momentos de sus vacaciones en Instagram a opinar en Twitter sobre alguna tendencia del momento.

En una criticada entrevista con 24 Horas, el pasado 19 de febrero el presidente del PPD, Heraldo Muñoz, intentaba defender la ausencia del bloque opositor, apuntando a que las dinámicas cambiaron:

“Estamos en una era digital donde no es necesario estar en el Congreso para hacer oposición. Se hace oposición por Instagram, por Twitter, estamos conectados todo el día y hay reacciones que he visto todo el tiempo. La oposición ha estado presente, por los medios digitales y presenciales también. Yo creo que hay que adaptarse a la nueva realidad”, señaló el ex canciller.

Tal vez Muñoz tenga razón si es que hubo coordinación a través de redes sociales, lo que no está claro en lo que respecta al bloque opositor. Más allá de eso y en términos generales ¿Se puede hacer política a través de redes sociales?

Sí. No es posible depender solo de ellas, pero un tuit puede ser suficiente para esparcir un mensaje o una noticia y que esto llegue a millones de usuarios y potenciales votantes. Esta lógica además no es algo estacional que funcione durante febrero solamente, sino que es constante y se proyecta como la política del futuro.

Esto se puede afirmar observando lo que ha ocurrido en el mundo gracias a la astucia de los operadores políticos utilizando Facebook, Twitter, Instagram y WhatsApp principalmente. Sólo por mencionar algunos casos, Sebastián Piñera en Chile, Jair Bolsonaro en Brasil, Donald Trump en Estados Unidos y Vox en las parlamentarias españolas, son ejemplos de lo que se puede conseguir a través de la tecnología, la inteligencia internacional y el big data, aunque sea también con la posverdad.

La importancia de las redes sociales en la política ahora no es sólo en período de elecciones, es un terreno de confrontación de ideas a diario. Esto por la fuerte posición que estas redes han tomado frente a otros medios como la televisión, los diario o la radio.

Según el Reuters Institute Digital News Report Chile 2018 de la Universidad de Oxford, un 89% de los chilenos encuestados señalaron informarse a través de medio digitales, un 75% de medios televisivos, un 71% de redes sociales y un 40% de medios impresos.

Tener una estrategia

“Los nuevos medios tradicionales son las plataformas digitales”, dice a INTERFERENCIA Cristian Leporati, director de la Escuela de Publicidad de la Universidad Diego Portales.

El experto pone como ejemplo lo ocurrido hace una semana atrás con los acontecimientos ocurridos en Cúcuta, a propósito de la situación política de Venezuela: “El viaje de Piñera a Colombia habría sido algo liviano de no haber sido por la discusión paralela que se generó en las redes sociales, eso es un acelerador que tiene un efecto. Después en las encuestas tradicionales, como la famosa y criticada Cadem, el viaje obtuvo un 53% de aprobación, algo que no es mucho, es muy poco. La performance mediática del gobierno antes y durante el viaje, la cadena nacional que fue transmitida por las canales tradicionales en Chile fue feroz, y pese a todo esto la aprobación llegó sólo a un 53%”, dice Leporati.

Si bien los medios tradicionales como la televisión, con sus puntos de prensa, siguen siendo parte fundamental de las estrategias comunicacionales de los políticos, después de las últimas elecciones presidenciales y parlamentarias de 2017, la presencia en redes sociales se está volviendo una obligación para la figuración política, considerando que son un espacio accesible para todos.

En este sentido, Enzo Abbagliati, experto en estrategias digitales y director ejecutivo de Factor Crítico, explica a nuestro medio las claves que debe tener un político en redes sociales.

“Debe tener una convicción profunda de la importancia de las redes sociales, me refiero al conjunto de estas, porque se cree que es básicamente Twitter y es bastante más que eso. Después hay que desarrollar una estrategia. No se trata de estar por estar, de publicar porque sí, sino que tiene que eso tiene que estar alineado con la estrategia política del partido o del líder político en específico. Tiene que tener una gestión diaria, estar constantemente. Además, debe entender que son espacios bidireccionales, los políticos están acostumbrados a los puntos de prensa, a la columna de opinión, al programa de televisión, pero las redes sociales son un espacio de interacción con la ciudadanía, en el que hay que responderle a las personas y hacerse cargo de las respuestas”, detalla.

Un caso concreto es el del Partido Comunista. Actualmente la colectividad tiene un equipo de seis personas a cargo de las redes sociales. Después de desarrollar y definir las estrategias se coordinan con la bancada de diputados y con las distintas direcciones en el país, para que los mensajes se vayan expandiendo.

Juan Andrés Lagos, figura relevante en la política del partido y parte del equipo de redes sociales, explicó a INTERFERENCIA su diagnóstico, en el que coincide con que las redes están en todo tiempo y lugar, tal como la actividad política.

“Los tiempos políticos no se detienen. Los famosos veranos políticos están empezando a caducar. En este sentido las redes son un asunto importante, porque cambian los ritmos, generan una dinámica que no se explica en la tecnología en sí misma, sino que también en los procesos en que inciden. Por ejemplo, en los veranos de los últimos años en Chile han ocurrido cosas que han marcado la agenda y generan dinámicas en las que las redes aportan con sus propias dinámicas. Esto no es algo que se detenga en verano y se reactive en marzo, sino que es una constante”, afirma.

Aunque retomando el caso de la posverdad, en el Partido Comunista saben bien que la “ciberpolítica” es un arma de doble filo. Así quedó demostrado durante esta semana con el fallo adverso en el caso de la diputada Camila Vallejo –quien tiene más de un millón y medio de seguidores en Twitter– contra el periodista Gonzalo de la Carrera, quien difundió una noticia falsa sobre la congresista, en la que se aseguraba que ella promovía la pedofilia. En esto a Lagos no le gusta hablar de fake news, sino que de “falacias y mentiras construidas en el contexto de una hegemonía mediática”.

“El filósofo Roland Barthes decía que a partir de una cierta verdad se puede construir una mentira, y al revés, a partir de una mentira construir una verdad. El argumento que da el juez para decir que Camila tiene que pagar las costas es que no fueron presentadas las pruebas, a mí me suena a un ridículo que se solía usar en dictadura, cuando se interpretaba la administración justicia ante los casos de desaparecidos preguntando ¿y dónde están los desaparecidos? Cuando para fallar en contra un juez argumenta que no habían pruebas presentadas por la defensa de Camila, pero él mismo reconoce que el delito es evidente, es parte de esta misma construcción de falacias y mentiras que se ve en redes sociales”, asegura.



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Los medios digitales y redes sociales, sin duda permiten contactar de manera inmediata a muchas personas, sin embargo los políticos actuales, no tienen la menor intención de "comunicarse" con la ciudadanía en el sentido de la "Teoría de la Comunicación". Estos "representantes" solo se representan a sí mismos y a sus intereses. Por supuesto esto no es nada nuevo y es el resultado del llamado "neoliberalismo, que fomenta el individualismo llevado al paroxismo, el monetarismo y la destrucción progresiva del Estado como garante de iguales oportunidades para todos los ciudadanos

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