Estamos donde tú estás. Síguenos en:

Facebook Youtube Twitter Spotify Instagram

Acceso suscriptores

Lunes, 21 de Julio de 2025
Relaciones internacionales

Gaza, Ucrania, China, Latinoamérica y crisis climática: los escenarios posibles tras una victoria de Harris o Trump

Joaquín Riffo B.
Lun Lee

kamala_harris_y_donald_trump.png

Kamala Harris y Donald Trump.
Kamala Harris y Donald Trump.

Este martes se llevarán a cabo las elecciones en Estados Unidos y el escenario se encuentra abierto para Kamala Harris o Donald Trump. La votación produce expectación mundial, más allá de la disputa interna, por las consecuencias geopolíticas que la victoria de uno o de otro produzcan en el tablero mundial. 

La elección de este martes en Estados Unidos entre Kamala Harris y Donald Trump no sólo es determinante para el futuro de los 335 millones del país, sino que produce expectación mundial a nivel mundial, dado que todavía se trata de la primera potencia mundial en términos políticos como económicos.

Más allá de lo ajustado que pueda ser el resultado según las encuestas preliminares, el resultado de las próximas elecciones del gigante del norte marcará el devenir de las relaciones internacionales, sea por la continuación de la política exterior demócrata, o bien, por un giro que pueda hacer Trump, en un contexto de guerra en Gaza y Ucrania, como también de disputas comercial y de influencia con China, lo que trae fuertes repercusiones en Latinoamérica.

A continuación, se ofrece distintos escenarios posibles en cada uno de estos puntos, conforme si gana uno u otro candidato presidencial. 

Guerra en Ucrania con Trump

La elección presidencial de Estados Unidos concita atención en todos los grandes escenarios de guerra, pues Estados Unidos está ahí envuelto de manera más o menos directa. Pese a la distancia continental que existe entre el país y la Franja de Gaza y Ucrania, lo que pase este martes en tierras estadounidenses, tendrá efectos telúricos a miles de kilómetros de distancia.

Según un The Guardian, una victoria de Kamala Harris implicaría una probable continuación de la política exterior estadounidense, mientras que un triunfo de Trump podría suponer un cambio en ella, en particular respecto del teatro europeo. 

Según el medio británico, Trump ha prometido cambiar la relación de Washington con la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y resolver la guerra en Ucrania, estableciendo conversaciones de paz que exigirían a Kiev ceder parte de sus territorios.

En ese sentido, Trump, desde su primera administración, ha sido crítico con la OTAN. pues la alianza es financiada fundamentalmente con aportes estadounidenses, sin que los socios europeos lleguen a cumplir con las cuotas mínimas planteadas para la defensa fundamentalmente de Europa.

Esto, según Al Jazeera, se ampara en la relación estrecha que el ex presidente norteamericano mantuvo con Moscú y Vladimir Putin, a quien dijo admirar, y con quien -dice- sabría negociar para poner fin a una guerra que --en el entender del republicano- desestabiliza Europa, desequilibra las finanzas estadounidenses y genera presión inflacionaria.  

En ese sentido, Trump ha afirmado que acabaría con la Guerra en Ucrania en “24 horas”, sin dar mayores detalles de su plan. Pero, su compañero de fórmula en la Vicepresidencia, el senador de Ohio, J.D. Vance, dijo que la idea de Trump se base en negociar una zona desmilitarizada, según las líneas de demarcaciones actuales en el frente, lo que significaría que Ucrania ceda vastas zonas de Luhansk, Donetsk, Kherson y Zaporizhia, ocupadas por Rusia, así como de Crimea, anteriormente ocupada desde 2014. Un escenario completamente desfavorable para Volodímir Zelenski, el presidente ucraniano. 

En contraposición, la derrota ucraniana podría ser más aguda si no se negocia pronto, pues según, Vance, con lo que Kiev podría resignar su ingreso futuro a la OTAN, además de que terminen levantándose todas las sanciones que Joe Biden impuso a Rusia.

Asimismo, Trump y varios legisladores republicanos se oponen a brindar nueva ayuda militar estadounidense a Ucrania y culpan a Biden de financiar una guerra que no beneficia a los intereses estadounidenses. En ese sentido, Trump, desde su primera administración, ha sido crítico con la OTAN. pues la alianza es financiada fundamentalmente con aportes estadounidenses, sin que los socios europeos lleguen a cumplir con las cuotas mínimas planteadas para la defensa fundamentalmente de Europa. 

Foreign Policy describe otra estrategia por parte de Trump. Según el medio, si bien peligra el apoyo estadounidense a la guerra, el plan consiste en empujar a ambas partes a la mesa de negociaciones, diciéndole a Zelenski que no recibirá más ayuda estadounidense y que es hora de llegar a un acuerdo, mientras le dice al presidente ruso Vladimir Putin, lo contrario: que Estados Unidos le dará a Ucrania aún más apoyo si el líder ruso no coopera.

Guerra en Ucrania con Harris

Si bien Kamala Harris no ha presentado un plan concreto para el fin de la guerra en Ucrania, la candidata demócrata ha expresado su apoyo irrestricto a Kiev y ha llamado a que los países occidentales incrementen el apoyo militar al país que preside Volodimir Zelenski. Durante el debate presidencial de septiembre, la candidata señaló que en una eventual victoria rusa “Putin estaría sentado en Kiev con la mirada puesta en el resto de Europa… empezando por Polonia”. 

Esto en un contexto en el que el Estados Unidos ya ha enviado en ayuda a Kiev más de $64.000 millones de dólares desde el comienzo del conflicto en 2022. Las únicas cortapisas de este apoyo por parte de la administración de Biden ha sido oponerse al ingreso inmediato de Ucrania a la OTAN y restringir el uso armas suministradas por los norteamericanos en territorio ruso, ante el temor de arrastrar al bloque de defensa a una guerra. 

De tal modo, con una victoria de Harris, seguramente Kiev recibirá más financiamiento por parte de Washington, aunque esa eventual nueva administración deberá sortear para ello la postura de los republicanos al interior del Congreso, lo que podrían retrasar dichos apoyos. 

De tal modo, con una victoria de Harris, seguramente Kiev recibirá más financiamiento por parte de Washington, aunque esa eventual nueva administración deberá sortear para ello la postura de los republicanos al interior del Congreso, lo que podrían retrasar dichos apoyos. 

La visión de continuidad respecto a la administración Biden, es refrendada por Foreign Policy, que señala que Harris se ha reunido en varias ocasiones con Zelenski para apoyarlo. En septiembre, dice la publicación, Harris le dijo a Zelenski que "trabajará para garantizar que Ucrania prevalezca en esta guerra", pero, en una entrevista con 60 Minutes este mes, se negó a decir si apoyaría la solicitud de Ucrania de unirse a la OTAN.

Guerra en Gaza con Trump 

La postura de Donald Trump sobre la guerra está clara. El ex presidente ha condenado categóricamente al grupo palestino Hamás. De hecho, durante una reunión con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, lo instó a “obtener su victoria” y que él “sabe lo que está haciendo”. 

Según Al Jazeera, aquella retórica va en línea con las acciones de Trump desde su primera campaña como presidente, lo que incluye el hecho de que su gobierno reconoció la disputada ciudad de Jerusalén como la capital de Israel y negoció acuerdos de “normalización” entre Israel y varias naciones árabes con los Acuerdos de Abraham y se retiró del acuerdo nuclear con Irán al que también se opuso Israel. 

Con todo, el medio qatarí, recuerda cierta tensión que hubo entre Trump y Netanyahu en 2020. Esto, en medio de la presentación de un “Plan de Paz” que preveía un sistema de dos estados con una capital palestina en Jerusalén Este. 

“Sus amigos y familiares en el Líbano merecen vivir en paz, prosperidad y armonía con sus vecinos, y eso sólo puede suceder con paz y estabilidad en el Medio Oriente”, escribió Trump en su cuenta de X. 

Para los palestinos, la concesión suponía demasiado territorio para Israel y el plan acabó fracasando luego de que Netanyahu intentara aprovechar el momentum para anunciar la anexión de partes de Cisjordania para Israel. Aquello molestó a Trump que no había aceptado dicha negociación.

Asimismo, en los últimos días de la campaña presidencial, Trump envió un mensaje estratégico a los votantes libaneses y árabes estadounidenses que residen en el estratégico estado de Michigan (uno de los siete estados péndulo que deciden la elección) con un mensaje en que prometía la paz. “Sus amigos y familiares en el Líbano merecen vivir en paz, prosperidad y armonía con sus vecinos, y eso sólo puede suceder con paz y estabilidad en el Medio Oriente”, escribió en su cuenta de X. 

De todos modos, Foreign Policy hace notar que Trump cumplió varios puntos de la lista de deseos diplomáticos de Israel durante su Presidencia, como el traslado de la embajada norteamericana a Jerusalén y reconocer la soberanía del país sobre los Altos del Golán.

No obstante, pese a una relación estrecha en el inicio, Trump se molestó con Netanyahu tras felicitar públicamente a Biden y en una entrevista con Axios le mandó un mensaje: “Que le jodan”. 

Guerra en Gaza con Harris 

Sobre Gaza, Kamala Harris ha supuesta cierta diferencia con Joe Biden. La candidata presidencial se ha referido al conflicto como un sufrimiento “inhumano”, instando un cese al fuego y un acuerdo sobre los rehenes en un plazo inmediato. Una diferencia apenas de tono respecto de su jefe, pero que de todos modos busca no perder el voto musulmán de estados clave. 

No existe por parte de Harris un compromiso al cese inmediato de la guerra, pues no ha establecido medidas claras para dicho objetivo, como podría ser un recorte presupuestario a Israel (algo que de todos modos tampoco ha ofrecido Trump). 

En esa línea, en julio, Harris señaló que “no se quedaría callada” ante lo ocurrido en Medio Oriente. “Israel tiene derecho a defenderse y la forma en que lo haga es importante. Lo que ha sucedido en Gaza durante los últimos nueve meses es devastador”, profundizó Harris. 

Según Al Jazeera, Harris apostaría por la paz entre Israel y el Líbano, pero por otra parte, elogió el asesinato del líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, llevado a cabo por Israel, al igual que su jefe, el presidente Biden. 

No obstante, no existe por parte de Harris un compromiso al cese inmediato de la guerra, pues no ha establecido medidas claras para dicho objetivo, como podría ser un recorte presupuestario a Israel (algo que de todos modos tampoco ha ofrecido Trump). 

Asimismo, tampoco la candidata ha presentado un plan de dos Estados en un contexto en que los votantes de la comunidad árabe ayudaron a impulsar a Biden en la victoria de 2020 en el estado de Michigan. Esto ha generado desazón con el Partido Demócrata por parte de ese electorado, lo que se acrecentó con las declaraciones de Bill Clinton en dicho estado, las que fueron leídas como una justificación al bombardeo en Gaza mientras hacía campaña por Harris. 

Comercio y relación con China

En vista de que los temas internos candentes dominaron la última semana de la campaña presidencial estadounidense, cualquier mención de la competencia entre Estados Unidos y China por parte de los candidatos, la vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Donald Trump, ha sido a través de la lente de las preocupaciones internas, dicen los analistas, según información que recoge Voice of America.

En ese sentido, cualquier alusión al país oriental se ha producido en gran medida en el contexto de cuestiones internas.

Los dos candidatos y sus respectivos partidos políticos tienen más en común que diferencias en su retórica sobre China, dice Dennis Wilder, ex subdirector adjunto de la CIA para Asia Oriental y el Pacífico y director del Consejo de Seguridad Nacional (NSC) para China durante la presidencia de George W. Bush.

En un mitin del 27 de octubre en la ciudad de Nueva York, Trump mencionó a China dos veces, diciendo que si Estados Unidos y China fueran a la guerra, Estados Unidos los “vencería”, y que “aprobaría la Ley de Comercio Recíproco de Trump, lo que significa que si China o cualquier otro país nos cobra un impuesto o arancel del 100 o 200 por ciento, nosotros [Estados Unidos] les cobraremos un impuesto o arancel del 100 o 200 por ciento”.

Harris no mencionó a China durante un mitin el mismo día en el estado clave de Pensilvania.

Trump se ha centrado en los posibles efectos económicos de la competencia con China en relación con el empleo estadounidense, destacando las preocupaciones comerciales, la inundación de bienes chinos y las prácticas comerciales desleales.

La industria automotriz y el papel de China en la pérdida de empleos estadounidenses también fueron temas en los que Trump se centró en la Convención Nacional Republicana de julio, además de la amenaza que Beijing representa para Taiwán.

Aunque Harris ha dicho menos sobre China durante la campaña electoral, mencionó a China en la Convención Nacional Demócrata en agosto y dijo que trabajaría para garantizar que Estados Unidos gane la competencia por ser el líder mundial en inteligencia artificial y espacio.

Ella “aboga por la ‘des-riesgo’ –reducir la interdependencia entre Estados Unidos y China en áreas de tecnología avanzada, principalmente para asegurar que Washington no esté ayudando a la modernización militar de Beijing–, pero ha advertido contra una política económica centrada en los aranceles hacia China”, dijo Ali Wyne, investigador principal del International Crisis Group, al describir sus políticas sobre China.

Pero, los dos candidatos y sus respectivos partidos políticos tienen más en común que diferencias en su retórica sobre China, dice Dennis Wilder, ex subdirector adjunto de la CIA para Asia Oriental y el Pacífico y director del Consejo de Seguridad Nacional (NSC) para China durante la presidencia de George W. Bush.

Cambio climático

“En un momento en que se está cerrando la ventana de esperanzas de limitar el calentamiento global a +1,5 °C, las acciones de Estados Unidos, el mayor productor de petróleo del mundo, el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero y el mayor contaminante de la historia, pesarán mucho en la balanza.

Un voto a favor de Kamala Harris o de Donald Trump afectará no solo a la política climática estadounidense, sino también a la lucha mundial contra el calentamiento global, ya que los dos candidatos son muy opuestos en esta cuestión”, describe un artículo del vespertino francés Le Monde

Un voto a favor de Kamala Harris o de Donald Trump afectará no solo a la política climática estadounidense, sino también a la lucha mundial contra el calentamiento global, ya que los dos candidatos son muy opuestos en esta cuestión”, describe un artículo del vespertino francés Le Monde

La pieza periodística destaca que, aunque el clima no ha sido un tema de las campañas presidenciales, las visiones de los dos candidatos son notoriamente divergentes.

“El expresidente estadounidense no oculta su absoluto rechazo al ecologismo. Durante años, ha hecho numerosas declaraciones de escepticismo climático, calificando el calentamiento global de "engaño" o de concepto "creado por y para los chinos con el fin de hacer que la industria estadounidense no sea competitiva". Durante su mandato (2017-2021), derogó más de 100 normas ambientales de la presidencia de su predecesor, Barack Obama, y ​​retiró al país del acuerdo climático de París. Estados Unidos volvió a sumarse al mismo en 2021, tras la investidura de Joe Biden”, apuntó el periódico.

Sobre ello, se observa que esta vez, el republicano quiere ir más allá. “Si es elegido, planea desmantelar la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés), aprobada durante el mandato del presidente Biden. Este programa masivo para apoyar la transición energética es el proyecto de ley climática más grande jamás aprobado en la historia de Estados Unidos. El candidato quiere "acabar" con esta "nueva estafa verde", como él la describe, y más específicamente terminar con los subsidios a la producción de energía renovable y a los autos eléctricos, a pesar de que el CEO de Tesla, Elon Musk, es uno de sus más fervientes partidarios.

En esta disputa de escala tectónica, de todos modos, hay un capítulo chileno, el que corresponde a Twin Metals, un proyecto de extracción de cobre cerca de un parque nacional en Minnesota, que es de propiedad de la familia Luksic, el que ha avanzado a pasos agigantados durante la administración de Trump, y el que, por el contrario, se ha ralentizado con Biden en el cargo. Un reflejo fiel de los escenarios que vienen. 

Migración, deportaciones y relaciones con Latinoamérica

Ha sido claro durante toda la campaña que en ningún ámbito es más evidente la diferencia entre ambos candidatos que en la aplicación de la ley de inmigración, pese a los esfuerzos de Kamala Harris de mostrarse más dura. 

Un artículo de Forbes da cuenta de cómo el enfoque de Donald Trump se centra en una estrategia de aplicación de la ley enérgica que incluye la deportación masiva de más de 11 millones de inmigrantes indocumentados. Su plan se basa en la centralización del poder en el poder ejecutivo, sin pasar por el Congreso cuando sea necesario. Esta política unilateral ampliaría significativamente los centros de detención del ICE y establecería más de 1.000 nuevos tribunales de inmigración para agilizar los casos, con unos costes previstos que podrían alcanzar los $315.000 millones de dólares de aplicación inmediata y hasta $88.000 millones de dólares anuales si se aplica de forma gradual.

Más allá del costo financiero, la estrategia de Trump sugiere un cambio hacia un gobierno autoritario. Su disposición a eludir al Congreso y enmarcar la inmigración como una “invasión” sienta las bases para acciones ejecutivas que eluden la supervisión judicial y la rendición de cuentas democrática, imitando las herramientas utilizadas en regímenes autoritarios. El impacto de esta estrategia se extendería por las comunidades, provocando separaciones familiares y fomentando un clima de miedo, al tiempo que limita las vías para la disidencia pública.

Ha sido claro durante toda la campaña que en ningún ámbito es más evidente la diferencia entre ambos candidatos que en la aplicación de la ley de inmigración, pese a los esfuerzos de Kamala Harris de mostrarse más dura. 

La vicepresidenta Harris, en marcado contraste, aboga por un enfoque ojalá bipartidista, centrado en aumentar las inversiones en seguridad fronteriza y establecer vías legales para los inmigrantes elegibles. Su plan hace hincapié en abordar las causas fundamentales de la migración, fomentar la transparencia en el proceso de inmigración y operar dentro de los marcos existentes del Congreso y el poder judicial. Esta propuesta subraya el compromiso de Harris con los controles y contrapesos, salvaguardar los procesos democráticos y garantizar resultados justos en materia de inmigración.

El enfoque de Harris promueve la estabilidad económica al retener la mano de obra inmigrante en sectores vitales como la agricultura, la construcción y la hostelería. De lo contrario, estos sectores sufrirían escasez de mano de obra, lo que afectaría los precios de los alimentos y los costos de la vivienda. Su plan bipartidista apunta a fortalecer estas industrias sin comprometer las normas democráticas, garantizando un enfoque justo y equitativo que se alinee con los valores estadounidenses de oportunidad y justicia.

Por otra parte, esto se da en un contexto en que crece la importancia del voto latino, dado su crecimiento demográfico, lo que ha hecho que ambos candidatos tengan sofisticadas fórmulas de aproximación a las distintas comunidades latinas de votantes. 

Así, este lunes tanto Kamala Harris como Donald Trump estuvieron en Pensilvania, estado clave para los comicios. El ex presidente lo hizo después de que una broma en su mitin amenazara con alienar a la importante población hispana de la zona. Esto, pues al hablar en la manifestación en Nueva York la semana pasada, el comediante Tony Hinchcliffe, que respalda a Trump, llamó a Puerto Rico una “isla flotante de basura”, lo que desató la furia de los votantes y acusaciones de racismo. 

La broma amenazó con echar por tierra meses de trabajo del Partido Republicano para persuadir a los votantes latinos a mostrar su apoyo al expresidente Donald Trump en las elecciones presidenciales del martes.  

La ciudad de Reading en Pensilvania podría decidir qué candidato gana en Pensilvania, lo que a su vez podría decidir quién se convierte en el próximo presidente de Estados Unidos. 

Con unos 100.000 habitantes, es la cuarta ciudad más grande de Pensilvania. El último censo muestra que dos de cada tres residentes son hispanos o latinos. 

En términos de diplomacia internacional, hay varios puntos que atender. Entrevistado por Anadolu, el historiador argentino Leandro Morgenfeld planteó que “si Trump es elegido, una postura más dura sobre inmigración podría complicar 'la situación demográfica, política y social' en los países de América Latina, así como el envío de remesas”, mientras que “si Kamala Harris gana, la ultraderecha en América Latina se debilitaría aún más, mientras que los líderes alineados con Trump, como Milei y Bukele, se beneficiarían de un mayor apoyo”. 

Además, recordó que Trump se ha comprometido a aumentar drásticamente los aranceles a los productos extranjeros que ingresan a Estados Unidos si es elegido presidente, lo que podría complicar las exportaciones de algunas naciones latinoamericanas a Estados Unidos.

La política económica del expresidente estadounidense tendría el mayor impacto en México debido a su gran dependencia del comercio con Estados Unidos. Morgenfeld dice que durante la inminente renegociación del T-MEC, el tratado de libre comercio entre Estados Unidos, México y Canadá, Trump intentaría endurecer aún más las concesiones que consiguió al renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).



Los Más

Ya que estás aquí, te queremos invitar a ser parte de Interferencia. Suscríbete. Gracias a lectores como tú, financiamos un periodismo libre e independiente. Te quedan artículos gratuitos este mes.



Los Más

Comentarios

Comentarios

Añadir nuevo comentario