El domingo 10 de noviembre de 2019 se produjo un golpe institucional en Bolivia que sacó del poder al presidente en ejercicio, Evo Morales.
Tras una serie de protestas por un supuesto -y a la postre falso- fraude electoral que llevaron a su reelección tres semanas antes, se produjo una huelga de la policía, la ‘sugerencia’ de las fuerzas armadas de ese país a que dejara su cargo y amenazas de muerte en contra de él y su familia. Presionado, Evo Morales renunció a su cargo ese domingo 10.
En lo inmediato, el golpe fue exitoso, en tanto Morales salió del poder y se tuvo que asilar primero en México y luego en Argentina. Pero también fue una derrota, pues casi un año después, el MAS (Movimiento al Socialismo) de Evo Morales recuperó el poder en una elección democrática que llevó a Luis Arce, ex ministro de Finanzas de Evo, al Palacio Quemado.
De paso, Jeanine Áñez, que fue parte del movimiento que derrocó a Morales, asumió la presidencia, pero en junio de este años fue condenada a 10 años de cárcel por su participación en el complot político-institucional.
En esos días de hace tres años, Chile estaba convulsionado por el estallido social, y la trama boliviana no generó mayores portadas. Sin embargo, en La Moneda no pasó desapercibido el hecho, menos cuando dos días después, el martes 12 de noviembre, Carabineros hizo una breve huelga de brazos caídos al retirar su personal a partir de las ocho de la noche gran parte de su personal de los lugares de mayores manifestaciones en varias ciudades del país.
Tres días después, se firmó el Acuerdo por la Paz que dio inicio al fallido proceso constituyente, con los hechos de Bolivia pesando sobre La Moneda y el Congreso.
El entonces presidente electo argentino, Alberto Fernández, desempeñó un papel clave en lograr la salida de Evo Morales de Bolivia. Y en el contexto del reportaje Las gestiones a contrarreloj de Alberto Fernández y AMLO para rescatar a Evo Morales de una Bolivia en llamas, que Interferencia publicó ayer, el actual mandatario accedió a dar una entrevista exclusiva, vía telefónica, para nuestro medio.
La conversación excedió por lejos el objetivo de ese reportaje, por lo que decidimos compartirla íntegra con todos nuestros lectores y con el permiso del mandatario argentino.
Por cierto, la entrevista se realizó este sábado, poco después del triunfo de 2 a 0 de la selección de Argentina sobre México en el Mundial de Qatar, por lo que Fernández estaba de muy buen humor.
- ¿Cuál era el ambiente en Bolivia antes de las elecciones y el Golpe?
Yo había estado con Evo Morales un poco antes de la elección, en Santa Cruz, y él me dijo que creía que iba a ganar y estaba muy confiado en la OEA.
En ese momento yo tenía una muy buena relación personal con Luis Almagro, porque él había sido el canciller de 'Pepe' Mujica. Entonces, lo llamé y le pregunté por el tema en Bolivia y me dijo que estaba todo bien, que creía que no iba a haber problemas. Le pregunté también; ‘¿podría poner entre los veedores [observadores electorales] a algún argentino?’, ‘Ningún problema’ me respondió. ‘¿Cómo lo hacemos?’, le pregunte. ‘No pasa nada, dame los nombres y yo los incorporo’.
No sé por qué temí que algo raro pasaba, pero lo sentí en el ambiente de Bolivia.
Luego fue la elección [20 de octubre de 2019]. Yo ya tenía esos veedores, y los llamé cuando otros empezaron a repetir que había fraude. Me dijeron: ‘nosotros no vemos nada que tenga que ver con un fraude’. Pasaba que Evo estaba ganando por mucha diferencia en un lugar, con un 95%, y la OEA usó eso para decir que había fraude. Yo preguntaba a los veedores si esto era posible, y me decían: ‘Alberto, está todo bien, no hay ningún tipo de fraude, no hay nada’.
"‘Le dije a Luis Almagro [secretario general de la OEA] que me parece que la oposición venezolana merece atención y que hay que buscar una solución. Ni bien se lo digo y Almagro reacciona airado; ‘no me vengas con eso, esas son cosas de los gusanos cubanos, no pasa nada en Venezuela’".
Fue entonces cuando salí a denunciar a la OEA, y Almagro en respuesta dijo que dos espías argentinos se metieron en su comitiva, para descalificar lo que decían los dos auditores nuestros, quienes salieron hasta con pasajes y hoteles pagados por la OEA. No eran intrusos.
La historia terminó diciendo que, cuando un año después compitió Luis Arce, en esa localidad, sacaron 95% de los votos. ¡Era lo que tenían!
- Es algo que incluso denunció The New York Times, cuando habló del informe “defectuoso (que) ayudó a sacar a un presidente”.
Fue una vergüenza.
- ¿Por qué actuó así Almagro?
Déjame ir un poco atrás. El día en que él asumió en la OEA invitó a muy poca gente, entre los que estaba Alberto Fernández. Con esto te quiero mostrar el trato que tenía yo con Almagro. En esa reunión, poco antes de que él viajara a Washington, había recibido una delegación de opositores venezolanos, quienes venían denunciando que había muchas arbitrariedades en Venezuela, cosa que era cierto en ese momento.
Los venezolanos decían que había habido una gran manifestación opositora, y que Nicolás Maduro había puesto 3.500 tipos presos de la marcha. Yo le dije ‘Luis, pon atención en este tema, mira que yo no soy un tipo de la derecha, pero me parece que la oposición venezolana merece atención y que hay que buscar una solución’. Ni bien se lo digo y Almagro reacciona airado; ‘No me vengas con eso, esas son cosas de los gusanos cubanos, no pasa nada en Venezuela’. Yo le dije, ‘mira, te lo estoy diciendo yo, que no tengo nada que ver, pero ahí está pasando algo que no está bien’. Me volví a Buenos Aires y Almagro me dijo que no iba a atender a los venezolanos opositores.
En cuanto al problema de Venezuela, la solución vino por otro lado, donde [Michelle] Bachelet tuvo un rol central, habiendo hecho un trabajo digno de toda ponderación. En la ONU aprobamos un informe crítico que ella hizo como alta comisionada, y me planteó que sería útil abrir una oficina del Alto Comisionado en Caracas. Yo solo intercedí ante el presidente Maduro para que lo aceptara. Y así se hizo.
Y bueno, ya ves en qué terminó Almagro.
- No sería la primera vez que Estados Unidos actúa a través de la OEA.
Bueno, [Donald] Trump había aislado a Venezuela, había resuelto lo de Ecuador con Lenin Moreno, y faltaba una piedra que se llamaba Evo Morales.
- ¿Hay antecedentes concretos de alguna intervención estadounidense?
Estados Unidos fue el primer país que reconoció a Jeanine Áñez como presidenta de Bolivia. También hizo una defensa cerrada de Almagro, quien hizo lo que hizo con el apoyo del Consejo de Seguridad de los Estados Unidos. Eso es seguro.
Se lo dije a [Joe] Biden, el día en que hablé con él por primera vez; ‘nadie en el mundo quiso que usted gane más que yo, pero no por simpatizar con los demócratas de allá, sino porque solo quería que se vaya Trump, porque nadie hizo más daño a América Latina que él. Y en gran medida el daño que causó, está expresado en lo que le hizo a Evo.
- Usted ya era presidente electo de Argentina ¿Qué pudo hacer durante el Golpe en Bolivia?
El Golpe coincide con el encuentro del Grupo de Puebla que se hizo en Buenos Aires. Estábamos almorzando, y de pronto Alfredo Serrano [autor de Evo: Operación Rescate, una trama geopolítica en 365 días] me dice que Álvaro García Linera quiere hablar conmigo.
"Como yo era presidente electo, llamé a Macri y le digo ‘escúchame, hay un problema serio con Evo, y te pido por favor que le demos asilo político ‘No, no, no me traigas ese problema’, me contesta. Le dije que él iba a tener un problema solo 20 días, que era lo que faltaba para que asumiera yo, y que luego el problema lo iba a tener yo, que para mí no era un problema. Pero nada."
Me levanto de la mesa, y Álvaro me dice: ‘Alberto, con Evo vamos a renunciar, porque esto se está poniendo muy feo’. Le digo; ‘¿pero cómo que van a renunciar’, y me responde, ‘espera que te paso a Evo’. Él, por su parte, me dice que temía que la represión mate gente y que no quería que eso pase, por lo que prefería renunciar. Me dijo que la policía lo había traicionado, y que estaba preocupado por su suerte. Entonces, le digo ‘¿y qué vas a hacer?’, y me dice ‘bueno me estoy yendo al Chapare, que es donde hay mucha gente propia y es donde me pueden garantizar la seguridad, pero necesito que estemos en contacto’. Ahí fue que le dije ‘¡estemos en contacto, porque hay que sacarte de ahí!’
Ahí empezaron las idas y vueltas para ver qué hacíamos con Evo.
- ¿Cuáles fueron sus primeras gestiones?
Como era presidente electo, llamé a Macri, que era el presidente en ejercicio. Le digo ‘escúchame, hay un problema serio con Evo, y te pido por favor que le demos asilo político; hay que traerlo a Argentina, llevemos un avión a Bolivia’. ‘No, no, no, eso es un problema, no puede ser, vamos a tener a la izquierda todo el día haciendo lío en el lugar donde esté Evo. No me traigas ese problema’, me contesta. Yo le digo; ‘se consciente que lo pueden matar a Evo’. ‘No sé, busca otra salida, pero a la Argentina no’, me contesta.
Le dije que él iba a tener un problema solo 20 días, que era lo que faltaba para que asumiera yo, y que luego el problema lo iba a tener yo, que para mí no era un problema. Pero nada.
Entonces ahí hablo con Maximiliano Reyes, que estaba en Puebla, y como él era el único funcionario público, era subsecretario de la Cancillería mexicana -porque en Puebla éramos un grupo de tipos con buena voluntad, pero sin cargos en ese entonces-, empezamos con él a explorar una salida junto a AMLO [Andrés Manuel López Obrador], que fue la de llevar un avión mexicano a rescatar a Evo.
"El Grupo de Puebla es una idea que nace de la experiencia que viví como jefe de gabinete de Néstor Kirchner, y que en algún momento compartí con Marco Enríquez-Ominami. Así nació el Grupo de Puebla, entre Marco y yo. Esta es la más absoluta realidad".
- ¿Qué importancia tuvo el Grupo de Puebla en todo esto?
Es importante entender lo que es el Grupo de Puebla, por la importancia que tuvo.
Puebla es una idea que nace de la experiencia que yo viví cuando fui jefe de gabinete de Néstor Kirchner, y que en algún momento compartí con Marco Enríquez-Ominami, con quien finalmente quedamos de convertir eso en una convocatoria, en la que Marco fue fundamental. Así nació el Grupo de Puebla, entre Marco y yo. Esta es la más absoluta realidad.
La experiencia anterior a la que me refiero es que me di cuenta de que era mucho más simple resolver problemas entre los países si teníamos una red de comunicación entre nosotros, que si lo hacíamos formalmente. Así, en ese entonces, en los tiempos de Kirchner, le pedí a la Concertación chilena que me mande gente, con lo que llegaron, entre otros, Carlos Ominami. Le pedí a Lula da Silva, y me mandó a Marco Aurélio García, y luego le pedí a Tabaré Vázquez que me mande a alguien, y lo hizo con Gonzalo Fernández, que era amigo mío. Y así.
Ahí empezamos a funcionar con este mecanismo informal donde alguien llegaba con un problema y lo solucionábamos entre nosotros.
Por ejemplo; ¿te acuerdas cuando le teníamos que cortar el gas a Chile? En ese entonces me llamó Ricardo Lagos y me dijo ‘mira Alberto, te llamo para que me ayudes a resolver este problema, no me pueden cortar el gas así’. Y yo acordé con él que le dejábamos el gas domiciliario y que le quitábamos el industrial, básicamente porque no teníamos gas nosotros.
Lo que sí, todo eso fue algo demasiado intempestivo, que debimos programarlo con más tiempo, eso es cierto, pero de algún modo garantizamos que en Chile no falte gas en las casas. Y eso lo hicimos con este mecanismo.
Entonces, cuando estamos todos fuera del gobierno, y estábamos escribiendo libros cada cual sobre quién gobernaba cada país, todo era muy deprimente. Ahí le dije a Marco: ‘por qué no juntamos nuestros contactos y nos preparamos para dar vuelta la historia y tejemos una red de solidaridades personales, no partidaria, ni institucional, para ayudarnos a ir ganando espacios’.
"¿Te acuerdas cuando le teníamos que cortar el gas a Chile? En ese entonces me llamó Ricardo Lagos y me dijo: ‘Mira Alberto, te llamo para que me ayudes a resolver este problema, no me pueden cortar el gas así’. Y yo acordé con él que le dejábamos el gas domiciliario y que le quitábamos el industrial, básicamente porque no teníamos gas nosotros".
Ahora ¿Por qué se llama Puebla? Porque cuando hacemos el primer encuentro, AMLO me ofrece un lugar para hacerlo en Puebla, aunque la verdad es que México llegó después. Fue en la segunda reunión ampliada -a la que fue Dilma Rousseff, que coincide con la liberación de Lula y el golpe, a la que va Max Reyes. En Buenos Aires.
Entonces, ahí lo agarro a Max y le digo: ‘escúchame, tenemos un problema, Macri no me quiere poner un avión, yo no sé a dónde se va a ir Evo, pero va a llamar de un momento a otro, y tenemos que sacarlo’. Con eso, Max se ocupa de contactar a AMLO y ahí ponemos en marcha todo lo del avión que rescata a Evo.
- ¿Cuáles fueron sus siguientes gestiones?
El avión tenía que hacer una escala inexorablemente. Entonces yo llamo al presidente de Perú de esa época, Martín Vizcarra, y así pudimos llegar al aeropuerto de Lima.
A todo eso, Evo me volvió a llamar, me dijo dónde estaba y el aeropuerto al que tenía que llegar en Bolivia. Ahí hablé con Max, para decirle a dónde tenían que mandar el avión. Le avisé a Evo que el avión llegaba, y él me dijo que tenía preparada una custodia de militantes para poder llegar al aeropuerto. Yo le pedí que me lo asegurara, me dijo que sí, que tenía varios miles de militantes para custodiar el trayecto del lugar donde él estaba hasta el aeropuerto.
Así que logramos que se subieran al avión Evo, García Linera y Gabriela Montaño, su ministra de Salud, pero cuando se subieron, empezamos a tener el problema de que no lo dejaban salir. Tuvieron que interceder para que lo dejen salir, ahí con la Fuerza Aérea.
Pero el verdadero problema era que Perú y Ecuador no querían que el avión pase por ahí a proveerse de combustible. Lo llamé a Vizcarra, me sacó corriendo. Lo llamé a Lenin Moreno, me sacó corriendo.
- ¿Por qué se dio vuelta Vizcarra?
Tengo la impresión de que, con la llegada a Lima, cuando se supo que había un avión al rescate de Evo, se le armó un enredo interno.
- ¿Qué hizo usted entonces?
Me pregunto ‘¿ahora qué hacemos?’ Lo vuelvo a llamar a Macri, le pido que deje venir a Evo a la Argentina, me repite que no, con mucha firmeza. A mí no me servía que solo cargara combustible acá, porque de Buenos Aires a México el avión no lograba tener autonomía de vuelo.
"Es justo reconocer que [el presidente de Paraguay] Mario Abdo no puso un solo reparo. Me dijo ‘lo voy a recibir [a Evo Morales] ’ y me llamó a las cuatro de la mañana para decirme: ‘Alberto ya despegó el avión rumbo a México'. Sin él estábamos en un gran problema. Así como hay un reconocimiento hacia AMLO y hacia mí, falta uno hacia él".
Ahí fue que lo llamo a Mario Abdo, el presidente de Paraguay, y le digo ‘Mario, tengo este problema’ y él me dice ‘que venga Evo, lo voy a estar esperando en el aeropuerto, y hasta que no se vaya, yo no me muevo de ahí’. Efectivamente pasó así. Evo llegó a eso de las 12 de la noche, estuvo más o menos cuatro horas en Asunción, y a las cuatro de la mañana, levantó vuelo y se fue a México.
Es justo reconocer que Mario Abdo tuvo una actitud encomiable, no puso un solo reparo. Me dijo ‘lo voy a recibir’ y me llamó a las cuatro de la mañana, hora argentina, para decirme ‘Alberto ya despegó el avión rumbo a México´’. Sin él estábamos en un gran problema, y así como hay un gran reconocimiento hacia AMLO y hacia mí, falta uno hacia él.
- ¿Cómo es que el avión pudo sobrevolar cielo brasileño con Jair Bolsonaro en el poder?
Acá hay un detalle, ¡una que tenga Mauricio Macri! Yo conocía mucho a Lula, pero con Bolsonaro no tenía ningún vínculo, así que llamé al canciller de Macri, Jorge Faurie, y le pedí que intercediera ante Brasil para que dejaran pasar el avión. Esa sí me la hicieron, y no hubo en eso problemas.
- ¿Alguien quería muerto a Evo?
Sí. No tengo dudas. Mira cómo terminó escondido.
- Eso es en Bolivia, pero ¿fuera del país?
Hay un dicho; ‘muerto el perro se acaba la rabia’, y creo que muchos pensaron que con Evo muerto se acababan sus problemas.
- Lo que menciona es casi una cita de Augusto Pinochet sobre Salvador Allende ¿se le vino a la cabeza la imagen del ex presidente chileno?
Absolutamente. Pero, la situación también me llevó a otro referente histórico, [Juan Domingo] Perón en 1955, cuando dijo que prefería irse a que sigan bombardeando Buenos Aires.
Lo que creo que de verdad quería Evo es que no lastimen a nadie. Él y Álvaro Garcia Linera mantuvieron mucho temple.
- No quiso ser un mártir, como Allende.
Exactamente. Evo tuvo una mirada pragmática, en el mejor sentido de la palabra. Se vio abandonado, con una derecha fortalecida, y decidió dar un paso al costado para parar la violencia, aunque igual murieron decenas de personas.
Y respecto de esas muertes, sí los gobiernos vecinos tuvieron que ver. Acá hay una causa penal abierta contra Macri y su ministra de Seguridad [Patricia Bullrich], por contrabando de armas que disparan balas de goma, para reprimir.
"Bolsonaro me dijo por lo de Añez; ‘bueno, pero esto hay que terminarlo, cómo va a ser que todo los ex presidentes van a terminar presos’. Entonces lo miré, y le dije: ‘me llama la atención que lo digas vos, que metiste preso a Lula’".
Los bolivianos también dicen que detectaron que el avión de la presidencia de Brasil varias veces fue y vino de allá hacia La Paz. Ellos creen que llevaba armamento y auxilio para los golpistas.
- ¿Piensa que Bolsonaro estuvo directamente involcurado?
Con Bolsonaro nunca tuve trato, pero en la Cumbre de las Américas se me acercó a hablarme, me agarró del brazo y me dijo que quería hablar conmigo a solas. Fui y me dice; ‘mira yo te tengo que pedir un favor, te tengo que pedir que intercedas ante Arce para que liberen Áñez, yo le voy a dar asilo político en Brasil’. Yo le dije, ‘pero Áñez no es una presa política, a ella la condenó la justicia’. Bolsonaro me respondió ‘bueno, pero esto hay que terminarlo, cómo va a ser que todo los ex presidentes van a terminar presos’. Entonces lo miré, y le dije: ‘me llama la atención que lo digas vos, que metiste preso a Lula’.
Con eso al tipo le cambió el gesto, y vi que la conversación venía muy mal. Le dije: ‘lo que estás pidiendo es imposible que yo lo haga’, con lo que terminé la charla, me paré y me fui.
Lo que hice después fue que agarré al embajador argentino en Bolivia y le dije ‘acaba de pasar esto, avísale al canciller para que estén preparados. Luego, de todas maneras, lo llamé a Arce y le conté todo. ‘Obviamente, no te estoy pidiendo por Áñez, ella tiene que cumplir su condena, pero quiero que estés enterado’, le dije.
Ahí tienes el dato del interés de Bolsonaro por liberar a Áñez. Súmalo a los datos del armamento que Argentina mandó a Bolivia, y el del avión brasileño. Todo eso te da, por lo menos, que dos gobiernos vecinos estaban interesados en el golpe en Bolivia. Y los dos, trumpistas absolutos; Bolsonaro, el mayor trumpista, y Macri, el tipo que recibió, por el apoyo de Trump, $5.000 millones de dólares.
Es decir, no tengo ninguna duda de que, Trump, por un lado, y Macri y Bolsonaro por otro, estaban involucrados.
Eso, más lo de Almagro; y la conclusión que sacas es que estos tipos claramente querían el golpe en Bolivia.
- Todo rima
En derecho procesal penal hay una regla que dice que una situación se da por probada cuando hay indicios graves, precisos y concordantes. Es el caso; todo va para el mismo lado.
Comentarios
Gran entrevista a un gran
El muy lamentable golpe en
Añadir nuevo comentario