Estamos donde tú estás. Síguenos en:

Facebook Youtube Twitter Spotify Instagram

Acceso suscriptores

Miércoles, 17 de Abril de 2024
'El Ladrillo'

Más allá de José Piñera: Los verdaderos padres del actual sistema de pensiones chileno

Ignacio Schiappacasse
Carlos Tromben

Contrariamente a lo que se sostiene, el sistema de AFP no es obra de un solo hombre, sino resultado del lobby de los principales grupos económicos de los años 70. José Piñera Echenique fue su facilitador.

Admision UDEC

El 27 de diciembre de 1978 José Piñera entró al edificio Diego Portales (hoy GAM) como asesor del grupo Cruzat Larraín y salió como ministro del Trabajo. Con nombramiento recién firmado por Augusto Pinochet, su primera acción oficial consistió en llamar al embajador de los Estados Unidos, George Walter Landau, y pedirle audiencia.

Según un cable desclasificado del Departamento de Estado, el embajador lo recibió el día subsiguiente. La representación diplomática funcionaba frente al Parque Forestal, en el palacio Bruna, sede actual Cámara Nacional de Comercio. Hablaron de las amenazas de boicot de la central estadounidense AFL-CIO debido a las políticas antisindicales de la dictadura chilena. Piñera señaló que su nombramiento tenía por objeto dictar una nueva normativa laboral y regularizar la existencia de sindicatos. Para el final de la reunión se reservó su gran comodín: el otro eje de su gestión sería crear un nuevo sistema de seguridad social.

La idea llevaba años entrampada entre las luchas de poder internas de la dictadura. El mito de Piñera como padre de las AFP acababa de nacer.

Engendro de muchos

Lo cierto es que la idea de privatizar el sistema de seguridad social había comenzado varios años antes de que José Piñera arribara al Ministerio del Trabajo y Previsión Social. 

Ya durante el gobierno de Jorge Alessandri (1958-1964) se venía planteando la necesidad de reformar el sistema, pero fue durante los estertores del gobierno de Salvador Allende cuando se incubó la idea que más tarde decantaría en las actuales AFP.

La “Inception” del sistema de capitalización individual se encuentra en El Ladrillo, el voluminoso programa de reformas económicas encargado por la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) a un grupo de economistas de la escuela de Chicago, en los últimos meses del gobierno de Salvador Allende. 

Uno de los redactores del programa, el economista Sergio de Castro, vinculado al grupo Edwards, encargó a un joven colega de la Universidad Católica que estudiara el sistema de pensiones estadounidense. Dicho economista era Miguel Kast Rist, padre del actual senador Evópoli, Felipe Kast, y quien se encontraba realizando sus estudios de posgrado en la Universidad de Chicago. Lo que más atrajo del modelo estadounidense fue el hecho de que los ahorros previsionales de los trabajadores pudieran ser administrados por empresas privadas. 

Así fue como El Ladrillo incorporó la que hasta ahora constituye la primera exposición de la forma que tomaría el sistema de pensiones a partir de 1981: cuentas individuales de capitalización administradas por privados complementadas por un esquema de pensiones mínimas. De este modo, en la sección “Políticas de Previsión y Seguridad Social” del documento, se propuso que el sistema de pensiones constaría de “dos subsistemas: uno de carácter estatal, financiado con impuestos, que establecería una previsión mínima igual para todos los chilenos que cumplieran más de 65 años y que hubieran trabajado un número mínimo de años (25 o 30)”. El otro sería un subsistema de ahorro que se depositaría mensualmente en una institución especializada, según “un mecanismo contractual de administración delegada de esos fondos, los que podrían ser cobrados en forma de una pensión vitalicia sólo cuando se alcance la edad de retiro”.

Otro nombre clave en el grupo redactor de El Ladrillo fue Manuel Cruzat Infante. Este ejecutivo del grupo BHC, que en 1974 formó su propio grupo financiero con Fernando Larraín Peña, tuvo un rol gravitante en la reforma previsional. Cruzat era conocido como un mago de las finanzas, un innovador audaz que contaba además con medios de comunicación propios.

A través de la influyente revista Ercilla, una radio de alta audiencia como Minería y el Informe Económico que elaboraba el propio José Piñera para el banco de inversiones Colocadora Nacional de Valores, Cruzat apuntó sus dardos para fustigar el sistema de seguridad social vigente y promover el modelo bosquejado en El Ladrillo.

Pero para que dicha visión se cristalizara en la realidad, sus promotores tendrían que superar un obstáculo de proporciones, el más grande de la época: la desconfianza de los militares.

El fracaso de Kast y el éxito de Piñera

A partir de 1974 desde la Oficina de Planificación (Odeplan) y liderados por Miguel Kast, los Chicago Boys intentaron infructuosamente imponer la idea del sistema de pensiones basado en cuentas individuales manejadas por empresas privadas. Se encontraron permanentemente con la oposición de los uniformados nacionalistas y corporativistas ubicados en el Ministerio del Trabajo y el COAJ (Comité Asesor de la Junta). Este grupo era liderado por los generales Gustavo Leigh, miembro de la junta, y Nicanor Díaz Estrada, ministro del Trabajo. 

Los corporativistas no solo lograron oponerse en forma férrea a la reforma previsional planteada en El Ladrillo. Además, habían desarrollado su propia propuesta de reforma centrada en la expansión de beneficios y el robustecimiento de diferentes prestaciones como asignaciones familiares y programas de salud. 

El régimen autoritario resolvió esta tensión mediante un proyecto que combinaba aspectos de la propuesta de Kast/Odeplan con la desarrollada por los oficiales corporativistas del ministerio del Trabajo. Se le conoció como el "Anteproyecto" (“Estatuto de principios y bases del sistema de seguridad social” era el título oficial del proyecto), anunciado con bombos y platillos en 1975 y archivado poco después.

En 1976 asumió como ministro del Trabajo Sergio Fernández Fernández, un abogado cercano al gremialismo y por extensión a los Chicago Boys. Fernández se encargó de cerrar el debate y bloquear el avance del Anteproyecto. Durante casi dos años la discusión en torno a la reforma al sistema previsional estuvo en el congelador. Los corporativistas y los Chicago Boys se habían anulado mutuamente.

El punto de quiebre vino en 1978 con la salida de Gustavo Leigh de la Junta de Gobierno tras su polémica entrevista dada al diario italiano Corriere della Sera. Leigh lanzó una dura crítica al régimen autoritario, destacando la falta de un calendario claro para la devolución del poder a los civiles. Pinochet estaba enfurecido. Con la salida de Leigh, la hegemonía de los Chicago Boys en materia de política económica dentro de la dictadura se hizo incontrarrestable. Controlando ya los principales centros de toma de decisión económica, el grupo liderado por Sergio de Castro se jugó para que su propuesta de reforma previsional viera la luz. 

El gato a cargo de la carnicería

El triunfo de los Chicago fue en realidad el triunfo del lobby financiero. Como lo demuestra el politólogo Eduardo Silva, de los diez economistas que se reunieron regularmente para elaborar El Ladrillo, seis tenían lazos directos con grupos empresariales como el BHC (Bancos Hipotecario y de Chile), Cruzat Larraín (Banco Santiago) o Edwards. Todos ellos controlaban los principales bancos privados nacionalizados por Allende en 1971 y devueltos por la Junta Militar entre 1974 y 75. Más importante aún, controlaban las empresas de seguros llamadas a administrar pólizas de invalidez y otros elementos clave del nuevo sistema previsional. 

Uno de los aspectos que más sobresale en la prensa de la época fue el secretismo que rodeó la discusión interna de la reforma. Pese a ello, los grupos financieros estaban completamente al tanto, como lo demuestran sucesivos artículos de la revista Hoy publicados entre octubre y noviembre de 1980.

Un mes antes de que se promulgara el decreto ley 3.500, comenzaron a publicarse en el Diario Oficial una serie de registros de marcas con nombres peculiares: "Trust de Previsión Privada", "Caja de Empleados de la Educación" o "Corporación Previsional de Profesionales". La carrera por gestionar los ahorros de los trabajadores había comenzado.

Firmado el decreto 3.500 todos los grandes grupos económicos de la época procedieron a crear una AFP. Cruzat fundó Provida y Alameda; Vial inscribió Santa María y San Cristóbal. Incluso Edwards fundó una con un nombre significativo: El Libertador. Luksic, Matte y Angelini se asociaron en Summa. También hubo espacio para los gremios: la Cámara Chilena de la Construcción fundó Habitat, mientras que el Colegio de Profesores fundó Magíster. 

Los grupos financieros habían logrado el premio mayor: fondos frescos de los trabajadores, es decir, pasivos de larguísimo plazo que podían ser transformados en sustanciosos activos para financiar su propia expansión empresarial.

Todos terminarían por darle la paternidad de la criatura a José Piñera, un advenedizo que no participó de El Ladrillo ni del grupo de Chicago, pero que logró vencer la desconfianza del dictador.



Los Más

Ya que estás aquí, te queremos invitar a ser parte de Interferencia. Suscríbete. Gracias a lectores como tú, financiamos un periodismo libre e independiente. Te quedan artículos gratuitos este mes.



Los Más

Comentarios

Comentarios

Somos esclavos, de estos sistemas y se hace la vista gorda para realmente, Para abolir la esclavitud del sistema.

Las noticias sob interrsantes he informativas.

Muy buena informacion, una gran ayuda , sigan asi !!!.gracias .

Estoy considerando el portal para luego ser lector habitual

La prensa, en complicidad con la izquierda,siempre solo han intentado desprestigiar el Sistema Previsional, Pero nunca, ningun medio ha publicado el Decreto 3500 en su forma original.,para q la gente sepa la verdad, q no era un mal sistema y los sucesivos gobiernos de izq. E incluso Piñera; han introducido cambios en perjuicio del trabajador y a beneficio de las Administradoras. No culpen al Sistema, por una vez digan la verdad de quien perjudico a la gente.

Como información complementaria. Ya desde 1979 se vivía una enorme crisis económica en Chile, cuyo peak se produjo en 1982 y repercutió hasta mediados de 1986. El desempleo superó el 30% y la dictadura implementó los tristemente recordados Planes PEM y POCH. La promulgación del Decreto 3.500 incluyó una serie de "incentivos" para que los trabajadores migraran al nuevo sistema de AFPs. Por un lado, como ejemplo, en la antigua Caja de Empleado Particulares, la cotización total del trabajador (pensión y salud), era de 12,345 % de su remuneración. En 1981, esta cotización subió al 25% de la remuneración, para todas las Cajas del sistema antiguo. Incentivo perverso para que el trabajador optara por el nuevo sistema, ya que tendría mayor remuneración líquida al migrar a una AFP. Por otro lado, a partir de 1981, se desató una feroz competencia de las flamantes AFPs por la captura de afiliados. Aparte de la millonaria publicidad en los medios, hubo dos formas de "convencimiento" en terreno. 1.- "Incentivos" a los gerentes y jefes de personal de las empresas para reclutar afiliados. Y la forma de reclutarlos era mediante la amenaza del despido. Con un altísimo desempleo y el PEM o el POCH como únicas perspectivas, el trabajador no tenía más opciones. 2.- Menos agresiva que la anterior, era el verdadero acoso por agentes y vendedores de AFP que llegaban a los puestos de trabajo a reclutar afiliados. Su acceso a los puestos de trabajo era facilitado con no despreciables "incentivos" a las jefaturas. Aquellos trabajadores que desde un comienzo desconfiamos del sistema AFP y soportamos las presiones, debimos ajustar nuestros presupúestos familiares al nuevo escenario de duplicar la cotización previsional.. Cuando accedimos a un nuevo contrato de trabajo, significó quedar afiliado forzosamente a la AFP que la empresa había elegido, "incentivos" mediantes. Otra historia es el Bono de Reconocimiento que nunca reflejó con justicia todos los años trabajados y cotizados en las antiguas Cajas, antes de la imposición del sistema AFP

Nos siguen metiendo cierta parte de nuestra naturaleza en el ojo,......Por eso la defensa aserrima de los políticos de derecha para que nos entregaran nuestro 10 % que nos pertenece. Allamand, Cubillos, y todos estos políticos vociferaron a los cuatro vientos que todos se iba a desplomar, que las AFP no podrían sacar lo invertido para entregarles a cada chileno. Nada de eso paso, incluso los fondos mutuos que tenemos invertidos han tenido ganancias estos días. La minstra del trabajo hija del siniestro Saldivar, dijo que ojala no pase lo que paso en Perú, que salían con los plasmas, Que le importa a esta infeliz, lo que hace cada chileno con su esfuerzo,..... Ya basta de todo, con todo a votar en octubre con el APRUEBO más grande del mundo,...

Estamos pal loli

A las AFP no hay necesidad de des prestigiarlas, como señala un lector mas arriba con la típica monserga de que la izquierda aquí o aca , Solo basta que cualquiera se pensione para percatarse que solo fue un fraude para apoderarse de nuestros ahorros, con propaganda falsa y tendenciosa, para después entregarnos jubilaciones de miseria y para colmo con subsidio del estado. y claro está la caja pagadora a ex autoridades políticas. para que cerrara los ojos, sentados en los directorios

Me interesa recibir información amplia y diversa

Deseo recibir informacion constantemente , ¿como son las foemas de pago ?

Los defensores del sistema de AFP manifiestan, a menudo, que las bajas pensiones se deben a "" lagunas "" en el perìodo laboral, como también que muchos cotizantes lo hacían por sueldos menores a los reales, siendo estas las razones principales y no la mala administración de esos valores. Hay jubilados que no están en ninguno de los 2 casos mencionados, con 40 años de cotización, cuya jubilación ha bajado en un 50 % en relación a los sueldos promedios de los últimos 2 años. Creo que una de las razones de ello es que se considera 90 o más años de vida, debiendo estudiarse ese mecanismo que no representa la realidad de gran parte de los jubilados, ya que a diario vemos fallecimientos a los 50-60 y 70 años, siendo los menos los de 80 o más años.. Curiosamente las AFP siempre tienen altas utilidades como también grandes inversiones en lujosas oficinas y altos sueldos de sus altos ejecutivos.

Añadir nuevo comentario