
El viernes la policía reprimió con lanza-aguas, lacrimógenas y proyectiles la labor de personal de salud que intentaba salvar la vida de Abel Acuña bajo la estatua ecuestre de Baquedano. Ello generó fuertes críticas de sectores sociales, de oposición e incluso del oficialismo. La pregunta es por qué la policía se ha vuelto un actor sin supervisión y sin rendirle cuentas a nadie.